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Pandemia y abandono escolar: rectificación obligada

Carlos Ornelas

Carlos Ornelas

En mi artículo del domingo 28 de junio referí que, según la Secretaría de Educación Pública, se corría el riesgo de que alrededor de 800 mil alumnos egresados de secundaria no ingresaran a la educación media, que abandonarían antes de empezar.

El jueves me llamó por teléfono el subsecretario de Educación Básica, Marcos Bucio Mújica, para comentarme que hubo una errata en el boletín. Que se refería a la tendencia pasada y que en el ciclo anterior la renuncia a inscribirse fue de cerca de 80 mil.

Agradecí la llamada y la corrección por las cifras. Transfiero el testimonio a los lectores. El subsecretario Bucio, además, me proporcionó información acerca de las medidas que la SEP tomará para prevenir la deserción en la educación básica.

No son pocas esas acciones: Difundir estrategias para continuar con la sana distancia en el regreso a clases, sistema de monitoreo de asistencia en cada escuela, reactivar el Sistema de Alerta Temprana (que la SEP diseñó para que los planteles estén en condiciones de prestar atención oportuna a alumnos que se encuentran en riesgo de abandono; este asunto merece un comentario amplio que haré en un artículo futuro), reconocimiento del estudio independiente, brindar apoyos sociales, establecer en el Consejo Técnico Escolar, hacer trabajo colegiado para tratar el abandono y rezago, promover la corresponsabilidad con las familias, elaborar materiales didácticos para el caso, e impulsar proyectos colaborativos escolares”.

Suena bien y espero que la SEP pueda cumplirlo, pero me pregunto ¿de dónde saldrán fondos para poner en práctica esas medidas?; es casi seguro que la hacienda pública sufrirá mermas por la crisis económica. Más republicana austeridad.

Bernardo Naranjo llamó mi atención. Él y sus colegas de su firma de consultoría, Proyecto Educativo, elaboraron un estudio con el fin de encontrar vías para detener el abandono escolar. Coincide con algunas de las medidas que propone la SEP, pero su diagnóstico es diferente.

En breve, en 2006 hubo una enmienda que permitió la inscripción de niños a primaria si cumplían seis años antes del 31 de diciembre. En consecuencia, las generaciones que ingresaron entre 2006 y 2008 fueron más grandes, “representaron una ‘burbuja’ que transitó ya por los niveles obligatorios y que, al egresar de la media superior, hacen que la matrícula descienda. Esto habría de ocurrir con o sin contingencia”.

Esta investigación aventura que la matrícula de educación media presenta circunstancias que pueden impulsar la demanda y reducir el abandono escolar. Por ejemplo, atolladeros económicos: ante la disminución de oportunidades laborales para jóvenes, muchos prefieren permanecer en la escuela. “En 2009, en la anterior crisis económica, la matrícula creció 3.3%, casi un punto porcentual por encima de la tendencia de años anteriores”.

La beca universal para la educación media puede ser un incentivo para continuar, pienso. ¡A lo mejor hasta crece la matrícula!

 

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