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Carlos Elizondo Mayer-Serra

Carlos Elizondo Mayer-Serra

Contrapunto

Muchos de esos rezagos son por falta de un elemento fundamental en una economía de mercado: tener Estado de derecho. La corrupción, impunidad y la violencia son el resultado de la fragilidad de nuestro Estado de derecho. No tenemos uno más robusto porque a la élite política, económica, sindical… a toda en general, nunca le ha convenido. Cuando a la clase política le pareció importante dirimir el conflicto electoral con un Estado de derecho robusto, entonces actuó y creó el IFE/INE y un Tribunal Electoral. No salió barato, pero sirvió.

Corrupción, impunidad y violencia son problemas de casi toda la región latinoamericana. Salvo Chile, Uruguay y Costa Rica, los países de América Latina están muy por debajo de sus pares del Este asiático en todos los indicadores vinculados a corrupción, Estado de derecho y violencia. Ello no es resultado del modelo económico escogido, sino de problemas ancestrales que nunca hemos sabido enfrentar ni resolver.

Sin embargo, aun en nuestra región hay clases sociales. En los rankings internacionales de estos temas siempre queda la tranquilidad de que Venezuela está peor que México. Por ejemplo, en el índice sobre la situación que guarda el Estado de derecho del World Justice Project, México tiene una puntuación de 4.5 (de un máximo de 10). Venezuela está al fondo de la lista con 3 puntos. En el índice de corrupción de Transparencia Internacional para el año 2014, México ocupa el lugar 103 y Venezuela 161, de un total de 175 países. En materia de homicidios, Venezuela está mucho peor que México, con 53.6 asesinatos por cada cien mil habitantes en el 2012, el último dato más o menos confiable disponible. Hoy ya está peor.

Nadie puede acusar a Venezuela de ser neoliberal. Es la versión más extrema de la política económica estatista de la región y encabeza varios récords mundiales, como  una inflación estimada para este año de casi 160 por ciento. Se encuentra, además, en medio de una profunda contracción de la economía del 4% el año pasado y de alrededor de 10% para el 2015.

Se puede argumentar que lo anterior es debido a la enorme dependencia que tienen del precio del petróleo. Sin embargo, trataron de superar dicha dependencia al estatizar muchas de las principales industrias (según esto para desarrollarlas) y de imponer todo tipo de barreras al comercio con lo cual hundieron al país antes de la caída del precio del crudo. Otros dos países de la región, Perú y Colombia, muy dependientes de los precios internacionales de las materias primas, pero más liberales, crecen menos que antes, pero lo siguen haciendo.

Incluso Brasil, hasta hace poco tiempo presumido por la izquierda mexicana como ejemplo de una política alternativa a la nuestra, ya que crecía mucho más que nosotros y estaba logrando sacar de la pobreza a millones de brasileños, hoy está peor que México. Durante el periodo del 2012 al 2014, creció en promedio 1.5%, frente al 2.5 por ciento de México. Este año su economía se contraerá por lo menos 3 por ciento. México crecerá por arriba del dos por ciento. Brasil tiene tasas de interés de casi 13%, una inflación de casi 9 por ciento.

Brasil ha regresado al perverso círculo de altas tasas de interés e inflación, mayor servicio de la deuda, contracción del gasto público, menor crecimiento del PIB. De semejante escenario sólo se puede salir con varios años de severo ajuste. Tanto correr para llegar al mismo lugar que en los años ochentas. Esto si logran ajustar las finanzas públicas, dado que la dinámica del gasto público de los años de gloria y la crisis política que deviene de no crecer económicamente hace difícil el ajuste fiscal.

¿Dónde están todos los defensores de esa política económica alternativa? Callados, queriendo arreglar nuestros problemas con algún decreto (como subir el salario mínimo) o criticando al neoliberalismo. Pero en este escenario mundial complicado, y a pesar de que estamos creciendo mucho menos de lo prometido por el gobierno, la situación económica de México es mejor que la de la mayoría de los países latinoamericanos. Según el FMI, en su reunión de la semana pasada, de los 10 países que más contribuirán al crecimiento mundial en los siguientes años, México está en el lugar cinco, después de China, Estados Unidos, India e Indonesia. Brasil está en el séptimo lugar.

Mal de muchos, consuelo de tontos. Sin embargo, aun más tonto es creer que existe una alternativa estatista en sociedades donde las burocracias son tan incompetentes, corruptas y permeadas por los intereses de los políticos y de los sindicatos. Mejor sería concentrarse en resolver la función central del Estado que aún no hemos logrado: imponer reglas razonables y parejas para todos.

   Twitter: @carloselizondom

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