Arturo Xicoténcatl

Arturo Xicoténcatl
El espejo de tinta

Parásitos

19 de Marzo de 2019

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Parecería que el engranaje del deporte se empieza a mover una vez que se escucha el tintineo del presupuesto. Este año, la Conade recibirá una cifra de unos 1,500 millones de pesos, y cantidades aún sin revelar en lo global se destinarán a las federaciones deportivas, acaso, como un objetivo central los Juegos Panamericanos de Lima como peldaño a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.

Los resultados de años anteriores revelan que no hay relación con los dineros que ha aprobado el gobierno federal a la Conade. El problema del deporte no es el dinero —no es el freno de oro lo que hace mejor al caballo, expresó Séneca—, sino el sistema que carece de sólidos programas enfocados a la competencia en Juegos Olímpicos y a los Campeonatos Mundiales.

Un sistema con diversos puntos olvidados, descuidados y vulnerables, en el que el talón de Aquiles es y seguirá siendo el conocimiento y nivel de los entrenadores. Sin análisis, ni revisión de logros, programas u objetivos, la concesión y aprobación de presupuestos a las federaciones deportivas mexicanas, las que en forma gradual han ido, en términos generales, en descomposición de sus funciones transformando y adelgazando el papel que jugaban en la sociedad en estrecha relación con técnicos de alta calidad: la competencia olímpica y regional. Cada vez más distanciadas de los JO de 1968, no en calendarios, sino en calidad y resultados. Y sin que se vislumbre quién ni cómo va a enderezar el camino.

No hay autoridad que vigile atentamente a las federaciones. No hay autoridades que les exijan resultados ni que se preocupen en reglamentar la temporalidad de sus presidentes, más interesados en desarrollar las esferas infantiles por los frutos crematísticos que por la enseñanza técnica orientada a la competencia.

Algunos resultan nefastos al deporte, por múltiples circunstancias, como Kiril Todorov, que dirige a la natación como un ciego montado en un caballo ciego y de ribete, ¡ay!, con autoridades ciegas que ante la pasividad e indiferencia se convierten en cómplices y en creadoras de parásitos de lujo. A 20, a 30, a 40 años alejados de los récords mundiales. ¡Cuánto daño, cuánta irresponsabilidad!

El deporte pide a gritos cambio en el sistema. El dinero tan importante es secundario.

 

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