Arturo Xicoténcatl

Arturo Xicoténcatl
El espejo de tinta

Óptica

13 de Octubre de 2020

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El Sol, que permite ver al águila, ciega al búho.

                El canto del pájaro, A. De Mello.

Con el flujo del tiempo crece, se afirma la certeza paradójica: si hoy se rompiese el récord mundial de Marita Koch —el pasado martes 6 de octubre cumplió 35 años el fascinante esfuerzo de la alemana demócrata, cuando corrió los 400 m lisos en 47.60 en la pista de Canberra, Australia—, la calidad de la anterior marca sería siendo de superior jerarquía deportiva a la actual. La Guerra Fría la mantienen ardientes europeos y anglosajones. Levantaron un alud de acusaciones contra las deportistas de la República Democrática Alemana que nunca jamás pudieron comprobar. Señalaron repetidamente y con insistencia obsesiva el empleo de sustancias prohibidas; algunos entrenadores y medios de Occidente llegaron a la vileza de esparcir la idea cargada de malicia de que los hijos de nadadoras y atletas habrían producido hijos “talidomídicos”, deformes, conforme a la expresión de la época. Siempre conservo y me parece de mayor conocimiento, respeto, autoridad y veracidad las palabras del entrenador polonés Andrzej Piotrowski, hacedor de la campeona olímpica y plusmarquista mundial Irena Szewinska-Kirschtein (24-05-1946 – 29-06-2018) y del mexicano Alejandro Cárdenas, tercero en el Campeonato Mundial de Sevilla. “Marita Koch es una atleta prodigiosa que ha logrado su marca con técnica, tesón, voluntad de acero, en los entrenamientos”. Es curioso cómo quienes remueven la bosta política pasen inadvertido uno de los acontecimientos más ilustres del atletismo universal. Son los mismos a los que se les atragantaron las victorias de las ondinas de la R.D.A. que ganaron once oros en Montreal 1976, contra sólo uno de Estados Unidos. Nunca aceptaron la superioridad de los adversarios de un bloque político antagónico. Si perdieron fue porque los comunistas son tramposos o emplean sustancias prohibidas. A la fecha, la corriente sigue igual.

Volvamos al punto. ¿Por qué adquiere sentido la idea de que el récord mundial anterior pueda o sea mejor que el actual? No generalizamos. Han pasado 35 años y a la fecha sólo dos mujeres han cruzado la frontera de los 48 segundos, ella y la checa Jarmila Kratochvílová, y nueve más el muro de los 49”. La primera mujer que rompió los 50” fue la polonesa Irena Szewinska-Kirzenstein. Por la multitud de factores que han influido en la evolución del deporte, el tiempo que ha transcurrido y los adelantos de la tecnología y los cambios creativos en el arte del entrenamiento. Dos, tres décimas acaso no sean nada en el comparativo de hace 35 años.

La tecnología no sólo es puente de progreso, también ha servido para frenar el desarrollo en algunas pruebas o para no encubrir la realidad que provocaría la desaparición de otras.

 

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