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Primer año de gobierno

Armando Ríos Piter

Armando Ríos Piter

El sexenio de Andrés Manuel López Obrador concluyó su primer año el día de ayer. Sobra decir que en la llamada 4T ha habido un sinfín de debates, polémicas y confrontaciones en distintos temas a lo largo de 365 días. Han sido tantos los asuntos que han ocupado la atención de la sociedad en esta nueva era de la información, que resulta complicado hacer una síntesis puntual sobre cuáles son los principales retos y vulnerabilidades que mantiene la actual administración.

Por lo pronto, en un entorno de movilización política y social, la CDMX presenció, en su primer cuadro, grupos a favor y en contra de López Obrador. López Obrador rindió su cuarto informe trimestral en el Zócalo capitalino, mientras que grupos contrarios al gobierno marcharon desde el Ángel de la Independencia.

La percepción generalizada es que el contexto en el que se presentó el informe tiene a la inseguridad como el principal problema no resuelto. Tras los hechos de Culiacán y Sonora, con más de 30 mil muertes violentas en lo que va del año, hay dudas sobre la eficiencia de la estrategia seguida por el gobierno de México. Otro es la situación de la economía, donde el reporte del Inegi para los tres primeros trimestres no sólo exhibe una economía estancada por factores internos, sino una recesión técnica. Por último, la mala implementación de políticas públicas, como la provisión de medicamentos o la previsión de incendios.

Si bien todos los temas anteriormente descritos son delicados, podría argumentarse que, en materia de inseguridad, la Guardia Nacional apenas está por dar sus primeros frutos; en materia de crecimiento económico, habrá quienes defiendan que con el plan de inversiones diseñado entre gobierno y empresarios la economía empezará a reactivarse el próximo año; por último, algunos sostendrán que los errores cometidos en materia de implementación administrativa quedará subsanado en 2020, al terminar la curva de aprendizaje de los nuevos funcionarios.

Por ello, vale la pena revisar cuáles son las vulnerabilidades que no se evidencian a simple vista, pero que, por su naturaleza, pueden significar mayores problemas y menores márgenes de maniobra por parte del gobierno federal. Entre éstas, el equilibrio en la relación bilateral México-EU, sin duda alguna, es la más delicada.

En primer lugar, traer a Evo Morales como asilado pudo ser interpretado en Washington como una proclividad a “liderar” un eje de países socialistas, y un distanciamiento implícito de México con EU. La presencia de países como Venezuela en dicho eje es delicada. En segundo término, la presunción de que el gobierno chino ha influido, de la mano con Venezuela, en las revueltas que hoy están presentes en varios países de Latinoamérica, añade un potencial componente de desequilibrio.

Cabe recordar que la confrontación comercial entre Estados Unidos y China prevalece. De ser cierto que las insurrecciones en lugares como Chile y Colombia tienen participación y apoyo por parte de venezolanos y chinos, entonces, el asilo a Evo Morales cobra otro tipo de dimensiones geopolíticas. Al parecer, la introducción de productos chinos a nuestro país, y desde aquí hacia Estados Unidos, así como la posibilidad de que capital chino financie el Tren Maya, ya eran de por sí motivo de tensión bilateral.

Un tercer elemento que incrementará la inestabilidad en la relación entre ambos países es la elección presidencial en el vecino del norte el próximo año. Frente al impeachment en que está envuelto Trump, éste podría usar la inseguridad en nuestro país como una excusa de distracción. Clasificar como “terroristas” a los cárteles mexicanos se vuelve más complejo, por las afectaciones que ello significa para la política interior, así como para la certidumbre de inversiones nacionales e internacionales. En cualquier momento puede explotar una nueva crisis de violencia y hacer que los temas mexicanos sean parte de la política electoral estadunidense. Tan sólo ver que el sábado previo al informe, en Villa Unión, Coahuila, los enfrentamientos han dejado 21 muertos.

Una relación tensa con EU tendría impactos en la política interior mexicana y en nuestra economía. Poco hablaron sobre eso ayer tanto López Obrador como los que marcharon contra él. Así, la polarización nos nubla, al no entender que hay problemas que van más allá de nuestras diferencias.

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