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Arranca una nueva etapa

Armando Ríos Piter

Armando Ríos Piter

 

Fue una jornada intensa en la que resaltaron diversas imágenes contradictorias. A manera de ejemplo, frente a la emotiva entrega del bastón de mando por parte de grupos indígenas y representantes de los pueblos originarios, contrastaron tweets de representantes empresariales que calificaron el mensaje de toma de posesión como “polarizante” y “retrógrada”. Hasta hoy, ese tipo de visiones encontradas, han estado presentes en editoriales, redes sociales y sobremesas.

El contraste en cualquier democracia es positivo y sano, no así la polarización. Por eso, para que el diálogo y las discusiones sean fructíferos en esta nueva etapa, es importante entender cómo piensan los otros, ponerse en sus zapatos y desde ahí buscar una perspectiva más integral. A la par, es fundamental desglosar y debatir cual es la mejor forma de alcanzar objetivos; disentir y consensuar, para construir y hacer. El economista Dany Rodrick, tan mencionado en los últimos meses por algunos integrantes del gobierno entrante, basa en este tipo de virtudes democráticas, la capacidad institucional de generar crecimiento y desarrollo.

Por ello, destaca el documento “Expectativas de Gobierno 2018-2024”, publicado por Mitofsky este mismo fin de semana, pues da orientación sobre cómo están algunas percepciones sociales desde las que arranca la nueva administración federal.

El documento detalla que el 60.2% de la población mexicana opina que la situación general del país mejorará durante la gestión de AMLO, aunque el 45.1% apenas le brinda un año al presidente entrante para que se empiecen a percibir los cambios. Hay esperanza, pero se requieren tiros de precisión por encima de discusiones estériles que signifiquen pérdida de tiempo.

El 51.9% de los ciudadanos considera que AMLO cumplirá la mayoría de sus promesas de campaña, pero las que más les interesan son: cambiar de estrategia para combatir la inseguridad, terminar con la corrupción, generar empleos y mejorar la economía. Hay confianza, pero se necesita dar prioridad a lo que más le preocupa a la gente, sin abarcar infructuosamente demasiado.

Bajo estas premisas, sin apasionamientos, mucho ayudará el involucramiento de la sociedad para desglosar los programas, los incentivos que generan, los recursos empleados, los impactos de éstos en otras acciones y los calendarios a cumplir. Aquí un listado no exhaustivo de temas que surgieron a lo largo del periodo de transición y que hoy significan un interesante espacio social para comentar, entender y construir de manera conjunta.

1.  SEGURIDAD. El reto no es menor, tan sólo en el primer día, uno de los diarios nacionales dio cuenta de un total de 31 personas muertas en al menos nueve entidades. Una vez que se ha decidido conformar la Guardia Nacional, habría que saber: ¿cómo garantizar que el mando civil que se ha publicitado se fortalezca y no se debilite con el tiempo? ¿Cuáles serán las acciones paralelas que permitan conformar policías civiles a nivel estatal y municipal?

2.  DESIGUALDAD. La contratación a jóvenes desempleados en actividades productivas con tres mil 600 pesos mensuales puede vincular de manera positiva los sectores educativo y laboral. ¿Cómo se evitará la clientelarización del programa? ¿Cómo se evitarán las posibles distorsiones hacia el mercado formal que esta propuesta puede generar?

3.  EDUCACIÓN. El mismo 1º de diciembre la CNTE advirtió a AMLO: “No despertar al monstruo”. ¿Cómo se garantizará la rectoría del Estado en materia educativa frente a grupos que, claramente, han definido su interés por competir contra ella? ¿Cómo se aprovechará la oportunidad para democratizar la vida sindical y fortalecer la relación del magisterio con la sociedad?

En esta nueva etapa, la solución compartida a preguntas como estas ayudará a construir el México que merecemos.

 

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