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¿Quién se opone a El Peje?

Adrián Rueda

Adrián Rueda

Capital político

Cuando Andrés Manuel López Obrador perdió las elecciones presidenciales en 2006 frente a Felipe Calderón, se convirtió en la piedra del zapato del panista y lo persiguió todo el sexenio con marchas, bloqueos y ataques en medios.

El tabasqueño estaba en su papel, pues seguía dolido pensando que le habían robado la elección y se convirtió no sólo en la sombra de Calderón, sino también en un dique para que pudiera ejercer una Presidencia a plenitud, lo bloqueó hasta donde pudo.

Seis años después, El Peje repitió la historia, y aunque esta vez no pudo decir que le hicieron trampa en las urnas, sí culpó de su derrota a la mafia del poder y también se dedicó a atacar a Enrique Peña Nieto.

Si bien es cierto que López Obrador estaba en su derecho de protestar, ¿qué tanta responsabilidad tuvo de que las cosas no fueran mejor para el país, si siempre alentó a sus seguidores a boicotear todo lo que proviniera del gobierno federal?

Por supuesto, no es que él haya tenido la culpa ni de la corrupción ni del mal gobierno de sus antecesores, pero siempre se encargó de magnificar los errores presidenciales y llamó a la sublevación pacífica, autonombrándose el líder moral.

Hasta ahí, cada quien que saque sus propias conclusiones, pero ahora que él será gobierno, no se ve en la oposición a nadie que tome el lugar que deja vacío y que fue su gran plataforma para ganar —en su tercer intento— los comicios federales. ¿Qué pasaría si Ricardo Anaya, por ejemplo, se dedicara a estar subrayando todos los yerros y promesas incumplidas de El Peje y se convirtiera en la piedra del zapato del nuevo Presidente?

Seguramente, podría iniciar desde ya su próxima campaña presidencial —si esa fuera su intención—, utilizando el método López Obrador de magnificar errores y prometer el verdadero cambio. Seis años de campaña gratis, con la comodidad que da el no ser gobierno, y poder decir desde la oposición todo lo que se le antoje, sin tener que cuidarse, pues Morena ganó todo y no tiene margen para fallar.

Anaya podría ser la sombra de Andrés Manuel y capitalizar sus yerros, su desgaste, sólo que, al parecer, nadie se lo ha sugerido o a él ya no le interesa. Con las contradicciones que los morenos han tenido, y eso que aún no asumen, podría empezar a posicionar su figura. Claro que primero tendría que arreglar sus asuntos internos, porque parece que en el PAN, Marko Cortés le está haciendo a él lo mismo que el queretano le hizo a su expadrino, Gustavo Madero: traicionarlo.

Eso sería en el caso del PAN, pero se podría dar en otros partidos o en el ámbito ciudadano para ir armando desde ahora la candidatura presidencial de 2024. Si El Peje tardó 18 años en llegar, ¿qué son seis años para quien aspire?

CENTAVITOS… El que de plano anunció que sacará de su dieta el café es el exdiputado moreno y hoy del PES, Fernando Aboitiz, quien denunció que los grandes desarrolladores inmobiliarios lo han querido presionar invitándolo a tomar varios cafecitos, ante la intención de legislar para que los vecinos puedan opinar sobre los permisos que se otorguen a quienes deseen construir inmuebles que superen los 10 mil metros cuadrados. Quizá como Aboitiz fue secretario de Obras con Marcelo Ebrard, y en ese tiempo hubo un boom inmobiliario con cambios de usos de suelo a discreción en la CDMX, piensen que pueden convencerlo tan sólo por haber pertenecido a esa administración, en la que, por cierto, él no veía esas cosas. Pero ahora que le dieron la estratégica Comisión de Desarrollo Urbano del Congreso local, lo quieren tentar para ver si afloja, él dice que no.

 

 

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