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¿Es en serio, Florencia?

Adrián Rueda

Adrián Rueda

Capital político

 

La estrategia de echar la culpa al pasado no le funcionará esta vez a Florencia Serranía, directora del Sistema de Transporte Colectivo, a la que, en menos de un mes, le han colapsado dos escaleras eléctricas del Metro.

El martes pasado, fallaron las escaleras en la estación Mixcoac, de la Línea 7, y ocho personas resultaron heridas; fue el segundo accidente en menos de un mes, pues el 8 de febrero una mujer y su bebé resultaron lesionadas por una falla similar en Tacubaya.

Ya es costumbre que el actual gobierno culpe a Miguel Ángel Mancera de todas las calamidades que vive la Ciudad de México. Mancera es el Layún de la política, pues, cuando algo malo le pasaba al equipo del futbolista, “la culpa era de Layún”.

Luego de que la semana pasada se especuló sobre la probable salida de Florencia del Metro, debido a la fuerte reprimenda que Claudia Sheinbaum le había puesto por tener ese transporte hecho un mugrero, hoy vuelve a meter la pata, y feo.

Aquella regañada fue porque —dicen los enterados— la jefa de Gobierno acostumbra a darse sus vueltas de incógnita en el Metro para checar —de viva voz— la problemática del área y luego hacer señalamientos.

Todo el mundo sabe que Claudia y Florencia son amigas y se llevan muy bien, y que la jefa acostumbra a exigir a sus colaboradores eficacia, por lo que de inmediato se desvaneció el rumor de que la directora del Metro sería removida… en ese entonces.

Porque todo el mundo recuerda que, al día siguiente del primer accidente en que la madre y su bebé resultaron heridas, Sheinbaum juró y perjuró que se revisarían todas las escaleras del Metro para evitar algo similar.

O Claudia se sacó la declaración de la manga o su amiga no hizo la tarea, porque volvió a pasar y en un lapso menor al mes. Además, el deslinde de responsabilidades que prometió entonces su administración nunca se dio.

Ante ese evidente fallo, el gobierno de la CDMX recurrió, de nuevo, a su pretexto favorito de culpar a la corrupción de las anteriores autoridades, algo que ya no les funciona y, en este caso, menos. Hasta el más novato integrante del STC sabe que a principio de cada enero se deben firmar los contratos de mantenimiento de las escaleras eléctricas, que deben ser revisadas… ¡todos los días!, ante la afluencia de millones de usuarios diarios.

Esas escaleras tendrían que ser cambiadas en su totalidad cada nueve años, recomiendan los expertos, pero algunas de ellas llevan más de 20 y siguen prestando el servicio.

Si ahora Florencia dice que le heredaron contratos irregulares, con proveedores improvisados, ¿por qué no los modificó, al menos los de las escaleras eléctricas? ¿Por qué espera a que le estalle una segunda bomba para hacer la denuncia?

La funcionaria no es ninguna novata en el tema, pues ocupó el mismo puesto durante la administración de Andrés Manuel López Obrador y algo debió de haber aprendido.

Si no la iba a correr, Claudia debería evaluar —ahora sí en serio— si le conviene mantenerla, pues le está causando ruido en un sector muy delicado, como lo es el transporte más importante de la capital.

CENTAVITOSVíctor Hugo Romo presentó, con orgullo, al exfutbolista Jesús Ramírez como nuevo dirigente del deporte en Miguel Hidalgo. Para el alcalde, el exentrenador de la primera selección juvenil campeona mundial de futbol “fue un gran fichaje”, y en realidad parece que así es, aunque muchos ya están escamados con exfutbolistas que llegan a la política y les crecen las uñas, como Cuauhtémoc Blanco en Morelos o Manuel Negrete en Coyoacán.

 

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