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¿De qué está hecho Morena?

Adrián Rueda

Adrián Rueda

Capital político

Si Morena fuera un ser vivo sería algo así como un moderno Frankenstein, o en una de esas hasta un Alien, pues es una mezcolanza de tantas cosas que no se les ve ni pies ni cabeza, y mucho menos congruencia.

Supongamos que en realidad fuera un ser vivo, y un doctor lo quisiera examinar, ¿dónde le colocaría el estetoscopio? ¿En el pie? ¿En la cabeza? ¿En una rodilla?

Y es que no se sabe dónde tiene el corazón —si tiene—; si cuenta con tres riñones, dos corazones y tres cerebros… o ninguno.

Puede sonar a un mal chascarrillo, pero, en realidad, nadie sabe a ciencia cierta de qué está hecho Morena, partido en el que confluye lo más corrupto de la clase política, con los que asumen como la nueva clase política, pero que nada más no atinan a definir qué son.

Si un médico revisara al PRI, tendría muy claro que se trataría de un dinosaurio y que habría que cuidarse básicamente de sus garras, pues son especialistas en quedarse con cuanta cartera tienen cerca y luego buscar protección de su especie para librar el castigo.

Si revisara al PAN, se encontraría con un paciente hipócrita que reza tres padres nuestros al día, pero que utiliza el poder para enriquecer a su amigos o parientes. O sea, para quedarse con los dineros públicos, igual que los demás.

Si se tratara del PRD, sería un paciente de apariencia famélica, mugrosa, que aparentaría ser pobre, pero que sólo buscaría atesorar bienes y dineros que nunca ha tenido, también surtiéndose de los dineros públicos.

Si tocara el turno al PVEM, se encontraría con una especie de gnomo que aparece solamente cada elección para prometer lo mismo, mentir y engañar a los votantes… sí, para quedarse con el dinero público.

Los demás partidos son lo de menos, pues esos pertenecen a la banda de la chiquillada, que como rémoras van cachando todo lo que los peces gordos van derramando en su atascón al erario.

¿Y, entonces, de qué está hecho Morena?

Pues es una mezcla de todos los anteriores, pero recargados, pues recogió a lo más corrupto de todos los partidos pero, lo peor, es que les lavó la cara, los peinó y los perfumó para que parecieran otros y los hizo pasar como la nueva clase política que salvará al país.

Muchos se preguntan por qué si Morena arrasó y Andrés Manuel López Obrador prometió austeridad, trabajo y honradez, no lo pueden cumplir. Pues la respuesta es bastante simple: porque el ADN de los pillos que acogió les gana.

Ese mazacote que formó López Obrador con tal de ganar las elecciones está integrado por ladrones, corruptos y delincuentes recargados, que ahora son cobijados por la capa de la honestidad y la decencia.

Morena es un Alien que se comerá a su creador, pues no lo podrá controlar.

CENTAVITOS… Dicen que donde no hay que quitar la vista es en la chiquillada tricolor de Donceles, pues aunque en apariencia lucen unidos y con una guía clara, en la fracción del PRI se empiezan a ver algunos roces. Entre la bancada se comenta con insistencia que Miguel Ángel Salazar, exdelegado en Cuajimalpa que le reporta al actual alcalde de ese territorio, Adrián Rubalcava, anda moviéndose para quedarse con la coordinación del grupo, que actualmente está en manos de su colega Armando Tonatiuh González Case. Aunque el asunto apenas va en escarceos, en cualquier momento la temperatura puede subir, sobre todo, porque el tema legislativo se mezclará con la próxima renovación de la presidencia local.

 

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