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Ebrard, de elegible a exiliado

Adrián Rueda

Adrián Rueda

Capital político

En cosa de unas cuantas semanas la suerte le dio la espalda a Marcelo Ebrard, que de “presidenciable” pasó al autoexilio por temor a la justicia.

En movimiento constante entre París y Estados Unidos, donde según él varios de sus amigos le dan alojamiento gratuito junto con su familia, Marcelo no duerme y es víctima de un juego por demás cruel.

Y es que en México nadie lo causa de nada; todas las baterías van contra sus excolaboradores o gente cercana, lo que aumenta su angustia, porque le dejan entrever que en cuanto regrese le echarán el guante; no le abren las cartas.

El exjefe de Gobierno ya se veía en San Lázaro, con los reflectores encima para convertirse en la piedra del zapato del PRI y del presidente Enrique Peña Nieto, pero no tardó mucho en bajarse de su nube.

A Marcelo le quedó claro que el PRI no es el PAN, a cuyos dirigentes y gobernantes, incluyendo a los expresidentes Vicente Fox y Felipe Calderón, trató hasta con desprecio.

Quiso hacer lo mismo con los priistas, partido de donde él emanó, y ya probó que esos no se andan con juegos.

Sus poderosos enemigos no se fueron directamente contra él, sino contra los flancos más débiles como son sus hermanos y sus exesposas, para hacerlo sufrir. Para que le dé vueltas y vueltas pensando qué más habrá en su contra.

Oficialmente Ebrard no está acusado penalmente absolutamente de nada, pero en los medios le han mandado mensajes de que lo tienen más que agarrado —no de ahora— por el asunto del dinero, presuntamente, mal habido.

Desde que declinó en 2012 por Andrés Manuel López Obrador se rumoró que en realidad no había querido ser el candidato presidencial porque había una investigación, sustentada por funcionarios de Francia, en su contra.

Después se supo que, efectivamente, uno de sus hermanos, que en sus inicios fue abarrotero en El Ajusco, era investigado por tener una verdadera fortuna en paraísos fiscales. El caso fue ampliamente publicado por medios franceses y mexicanos.

Seguramente el exjefe de Gobierno del DF pensó que el asunto ya se había olvidado o que Peña Nieto se había debilitado e intentó reposicionarse con miras a las presidenciales de 2018; no llegó lejos.

Ni con todas las triquiñuelas que intentó logró llegar a San Lázaro y ahora ni siquiera se atrevió a venir a votar el pasado 7 de junio, cuando se supone que un aspirante a ser votado tendría que dar el ejemplo del deber cívico de sufragar.

Con qué cara le pedirá a la gente que vote si él mismo no lo hizo por andar “veraneando”, según dijo, en París.

Por eso, Marcelo pasó de “elegible” a estar etiquetado con los Moreira, Gordillo, Montiel, Salinas y una amplia gama de personajes que tuvieron que exiliarse un rato para evitar a la justicia.

CENTAVITOS... Tras la derrota en el DF, el grupo del panista Jorge Romero busca adelantar la elección de presidente del PAN en la capital en un intento de albazo, pues las elecciones se llevarían con el actual padrón de afiliados, inflado y controlado por los romeristas, para asegurar un nuevo periodo para el actual presidente Mauricio Tabe. ¿A poco a Romero le da miedito que se limpie primero el padrón y luego que haya elecciones?

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