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Combatir la esclavitud moderna: la trata de personas

Opinión del experto nacional

Opinión del experto nacional

El 22 de septiembre de 1862, el presidente Abraham Lincoln anunció la Proclamación de Emancipación, que liberó a casi cuatro millones de hombres, mujeres y niños de las cadenas de la esclavitud y comprometió a Estados Unidos a terminar con este delito en toda la nación. Al conmemorar el 150 aniversario de este gran paso en la promoción de derechos humanos en Estados Unidos; países alrededor del mundo, incluyendo Estados Unidos, continúan marcados por servidumbre involuntaria y llevan el yugo de los mitos que la apoyan. Para erradicar esta moderna aflicción a la sociedad debemos de reconocer estos mitos y reemplazarlos con la verdad.

El primero y más insidioso mito es que la esclavitud ya no existe. En muchos países se nos enseña que la esclavitud terminó en el siglo XIX. La realidad es que en el siglo XXI la lucha para combatir este problema global está lejos de terminar. Hoy toma una forma diferente y le damos un nombre diferente: trata de personas.

El común denominador de los escenarios de trata es el uso de la fuerza, el fraude o la coerción para lucrar con la explotación de una persona. Así como lo ha dicho el presidente Barack Obama, la trata de personas es la “degradación de nuestra humanidad común”. 

El segundo gran mito es la idea de que muy pocas personas son víctimas de trata. Aunque no hay forma exacta de saber el número de víctimas que hay alrededor del mundo, los estimados sugieren que entre 12 y 27 millones de personas sufren de la esclavitud. Hombres, mujeres y niños trabajan en sumisión y sufren en silencio, porque se sienten atrapados y solos. La trata es muy lucrativa. Globalmente, la trata está únicamente detrás del tráfico de drogas ilegales en cuanto a las ganancias que genera.

Un tercer mito es que la mayoría de las víctimas son forzadas al sexoservicio. Actualmente, alrededor del mundo hay más víctimas de trata para labor forzada que para el sexoservicio.

La labor forzada, generalmente se caracteriza por víctimas que inicialmente se ofrecieron para un trabajo, pero son mantenidos en condiciones de esclavitud a través de la coerción.

Este año, en el estado de Pensilvania, un traficante fue sentenciado a veinte años en prisión federal por contrabandear a inmigrantes ucranianos a Estados Unidos y forzarlos a trabajar como conserjes a cambio de paga mínima o nula.

Otros tipos de trata incluyen explotación laboral por deuda, explotación de inmigrantes por deuda, servidumbre doméstica involuntaria, explotación laboral infantil y niños soldados

Algunas personas creen que sólo los migrantes son víctimas de la trata y muchos gobiernos y comentaristas aún ven a la trata como un crimen de movimiento entre fronteras internacionales. La trata puede ocurrir dentro de un país, sin que implique cruzar fronteras. Una persona puede ser sujeta a prostitución o trabajo forzado en su propio país y en su propio pueblo, atraída por falsas promesas de amor o de una mejor vida.

Otro mito es que el problema de la trata obtiene poca atención. Casi 150 países, incluyendo Estados Unidos y México, se han unido al Protocolo de Naciones Unidas para Prevenir, Suprimir y Castigar la Trata de Personas, con el objetivo de proteger víctimas y promover la cooperación entre naciones.

Más de 116 países han prohibido la trata de personas y el número de víctimas identificadas y de tratantes encarcelados se incrementa cada año. En 2011 hubo cuatro mil 239 procesos judiciales exitosos en todo el mundo en contra de tratantes, un incremento de 17% con relación a 2010.

Nuestro trabajo está lejos de concluir, sin embargo. Para millones de víctimas, cuatro mil procesos judiciales no son suficientes.

Un mito particularmente insidioso es que la trata de personas es un problema de los países en vías de desarrollo. La realidad es que en todos los países hay personas que viven en condición de esclavitud moderna.

En 2011, cortes del Reino Unido sentenciaron a una pareja por mantener a un niño de siete años en estado de servidumbre doméstica. El año pasado, en mi propio país, las cortes federales sentenciaron a un tratante en Dallas, Texas, por buscar a jóvenes madres solteras estadunidenses como víctimas de prostitución forzada.

El problema también existe para México, que es una gran fuente y país de tránsito y destino para hombres, mujeres y niños sujetos a la explotación sexual y laboral.

Los grupos considerados más vulnerables a la trata de personas en México incluyen a las mujeres, los niños, indígenas, personas con discapacidades mentales y físicas y migrantes indocumentados.

Mujeres y niños mexicanos son explotados sexualmente dentro de México y Estados Unidos, generalmente atraídos por ofertas fraudulentas de empleo o promesas falsas de relaciones románticas. México también es destino de turismo sexual para transgresores de muchos países, incluyendo Estados Unidos. Hombres, mujeres y niños mexicanos también son sujetos a condiciones de labor forzada en la agricultura, en el servicio doméstico, en la construcción y en el mendigar, tanto en Estados Unidos como en México.

La aprobación en México de la Ley General contra la Trata de Personas, a inicios de año, fue un paso importante en la dirección correcta, y conmino a todos los que trabajan en la lucha contra la trata de personas, aquí en México, a mantener el impulso. Las agencias judiciales y de procuración de justicia en Estados Unidos y México están trabajando juntas para detener a los criminales involucrados en la trata de personas.

La sociedad civil y los medios están trabajando para apoyar y concientizar sobre los esfuerzos contra la trata. Exhorto a todos estos grupos a continuar e incrementar sus esfuerzos. Todos los partidos en todos los niveles de gobierno deben dedicar los recursos necesarios para identificar y proteger a las víctimas y castigar a los tratantes.

Nuestros ciudadanos deben hacer su parte al denunciar este crimen oculto y demandar que las víctimas reciban el apoyo que necesitan para recuperarse. Al unir nuestros esfuerzos podemos erradicar la esclavitud moderna y cumplir con la promesa de la Proclamación de Emancipación, la promesa de que la gente es “por siempre libre”.

*Embajador de Estados Unidos en México

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