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Realmente independientes, Iturbide sigue dividiendo

Discuten la figura del emperador a 190 años de la entrada a la Ciudad de México del Ejército Trigarante

Juan Pablo Reyes | 27-09-2011

CIUDAD DE MÉXICO, 27 de septiembre.- El 27 de septiembre de 1821 el Ejército Trigarante entraba a la Ciudad de México formando una columna encabezada por Agustín de Iturbide, pero hoy, exactamente a 190 años de aquel suceso que marcó la consumación de la Independencia, la figura del militar y político sigue siendo debatida.

Alabado y enaltecido durante el siglo XIX, pero repudiado y borrado de la historia oficial por los gobiernos emanados de la Revolución, diferentes historiadores manifiestan la necesidad de reivindicar la figura de Iturbide y reconocerle su papel como “verdadero Libertador de México”.

Quien fuera proclamado emperador no es un prócer de facciones o ideologías, “debería ser un héroe nacional” y por lo tanto merece ser reconocido como tal en nuestro país, dice Luis Reed Torres.

“Lo que no se pudo en once años de violenta guerra iniciada por Miguel Hidalgo en 1810, Agustín de Iturbide lo consiguió en tan sólo siete meses de intensa actividad diplomática. A Iturbide le debemos el haber alcanzado la Independencia, el nombre de nuestro país, nuestro lábaro patrio y el ejército”, señaló el historiador.

Al episodio de la consumación de la Independencia, sucedida el 27 de septiembre de 1821, dijo, se le ha restado importancia: “se le condenó al olvido” desde la llegada al poder de políticos surgidos de la Revolución, siendo que durante el siglo XIX fue una de las celebraciones más importantes y solemnes de nuestra nación.

“En las crónicas que relatan la entrada del Ejercito Trigarante a la Ciudad de México se describe la felicidad del naciente pueblo mexicano por haber alcanzado la libertad, buscada durante 11 años y, de acuerdo con documentos de la época, fue el día más feliz de la historia de nuestra patria”, sostuvo Reed Torres.

La entrada triunfal del Ejército Trigarante, encabezado por Agustín de Iturbide, fue la mañana del 27 de septiembre de 1821, “mañana gloriosa e inolvidable para el pueblo mexicano”, escribió el historiador Lucas Alamán.

Un día después, el 28 de septiembre, fue firmada el Acta de Independencia del Imperio Mexicano al interior del Palacio Nacional y, posteriormente, fue designada una Junta de Gobierno que convocaría a elecciones para el Congreso.

El especialista en historia de la Independencia de México, José Luis Reyes, afirmó que el verdadero Bicentenario de la Independencia se celebrará dentro de 10 años, ya que fue hasta 1821 cuando México consiguió su emancipación.

“Lo que se festejó el año pasado fue el inicio de la guerra por la libertad. Creo que hoy nos corresponde reflexionar sobre nuestro pasado, debemos reconciliarnos con nuestra historia”, dijo.

“Hay que ver a Iturbide con objetividad y equilibrio, es un ser humano, es de carne y hueso, con aciertos y errores, pero tristemente nuestra historia oficial no lo vio así y proscribió la figura de Iturbide tachándolo de traidor y oportunista, y por lo tanto disminuyó la grandeza de la consumación de la Independencia”, puntualizó Reyes.

Respecto al papel del insurgente Vicente Guerrero al conseguirse la Independencia de México, los historiadores coincidieron en que no hay que restarle importancia al héroe, “fue pieza fundamental”, pero tampoco hay que darle todo el crédito, como se hizo durante gran parte del siglo XX, ya que en las escuelas se enseñaba que él había sido el consumador de la Independencia.

“Lo más penoso es que parece que la historia se hace por decreto, hay que recordar que hace 40 años, el 17 de septiembre de 1971, el entonces presidente Luis Echeverría expidió un decreto en el cual establecía que cada 27 de septiembre se debía festejar a Vicente Guerrero como el verdadero consumador de la Independencia, borrando a Iturbide del mapa”, señaló el especialista.

El investigador del Archivo General de la Nación Ángel Pineda señaló que para reivindicar la figura de Iturbide se necesitan dos cosas: “Saber historia y ser justiciero”.

El año pasado el senador perredista José Luis Máximo García Zalvidea propuso que el nombre de Agustín de Iturbide fuera inscrito con letras de oro en el Muro de Honor del Salón de Sesiones de la Cámara de Diputados. La iniciativa no prosperó, pero historiadores como Enrique Krauze, Josefina Zoraida y Lorenzo Meyer opinaron al respecto y confiaron en que, con el paso del tiempo, la mayoría de los mexicanos estén dispuestos a ver su pasado como una gran unidad.

“No podemos idealizarlo (a Iturbide), tuvo sombras importantes en su vida y fue bastante sanguinario; para mí no tiene la estatura, pero vale mucho la pena rescatarlo”, opinó en su momento Krauze.

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