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Un día de gloria en el futbol mexicano; ya pasaron 50 años

Ese inolvidable Necaxa que venció al Santos de Brasil, con todo y Pelé es recordado por tres de los protagonistas de ese día

JC Vargas | 02-02-2011

CIUDAD DE MÉXICO, 2 de febrero.- Recuerdan los viejos que hace 50 años llegó al estadio de CU el Santos de Brasil y su estrella Pelé, cuya carta costaba 800 mil pesos. Un convulsionado DF, con más de seis millones de habitantes y TV en blanco y negro, quería ver a la Perla Negra y al mejor equipo del mundo. Apostaban cuántos goles metería O Rei a los Electricistas del Necaxa. Aquella noche se escribiría una historia inolvidable

Tomás Reynoso, mediocampista

Al Fu Manchú Reynoso le puede fallar una pierna, pero nunca la memoria. Aquel mediocampista del Necaxa sesentero, que cambió el balón por un bastón, se asoma puntual a la cita en el estadio de Ciudad Universitaria. Apenas pisa la cancha se transforma en aquel hombre que tuvo el cinismo de borrar a Pelé.

Sucede cada 2 de febrero, cuando los sobrevivientes de aquel Necaxa del 61 derrotaron al Santos de Pelé. Los goles se recrean en la memoria, se vuelven a escuchar los gritos histéricos de miles de mexicanos que no daban crédito a lo que ocurrió hace exactamente 50 años.

Don Tomás lo cuenta a su manera: “A mí me tocó detener a Pelé”. Y lo dice como si se hubiera tratado de una tarea de cualquier noche. Como si Edson Arantes do Nascimento fuera un mortal cualquiera y no la Perla Negra del entonces llamado el mejor equipo del mundo.

“La primera vez que lo frené se enojó. No hablo portugués pero sí entendí y entonces le respondí no te enojes moreno. Él me palmeó la espalda. Era un jugadorazo y saltaba mucho, pero esa vez le gané casi todas.”

Todavía sufre el Fu cuando recuerda que Pepe tocó la pelota con el talón y tuvo que aventarse para detener la pelota con la mano. La crónica de Zeyde confirma que el chaparrito lloró largos minutos. “Porque el penal que anotó Pepe nos estaba quitando el triunfo”.

El técnico necaxista diría esa noche: “Reynoso fue el mejor jugador del Partido”. El Fu Manchú lo cuenta cada año, como cada año hace el recuento de los sobrevivientes de aquel equipo: “Morelos, Peniche, Larrasolo, Pato Baeza, Giacomini…”

Jorge Morelos,  portero

En aquellos años un Ford Coupé costaba nueve mil pesos y la carta de Pelé valía 120 millones de cruzeiros (unos 800 mil pesos). Un dineral aún tratándose de la estrella del Brasil campeón del Mundo y del Santos, el mejor club del planeta.

Jorge Morelos, portero de aquel Necaxa, platica de la leyenda como si la tuviera frente a sus ojos: “Miraba cómo se movía, cómo corría, cómo brincaba, cómo pasaba la pelota, cómo la mataba con el pecho. Tenía una velocidad increíble, pues de repente metía segunda y te dejaba atrás”.

Sin embargo, recuerda que ya entrados en el juego “se te olvida quién es él. ¿Respeto?, ¿temor? Se escuchaban muchas cosas de Pelé, pero no había mucho contacto con el exterior; así que no sabías a qué te ibas a enfrentar hasta que se movía el balón y el brasileño lo tocaba”.

Se sienta en un banquillo, atrás de la portería donde el cancerbero mexicano, el defensa Pedro Dellacha y O Rei chocaron en el aire, lo que ocasionó conmoción en la cabeza del jugador negro y en el banquillo brasileño. Pelé abandonaría, inconsciente, la cancha.

“Mandaron un centro y salí por el balón. Atrás venían Pelé y Dellacha, de repente sentí un golpazo en la sien y me caí. Fue el choque que tuve con Pelé y no sé si Dellacha lo apachurró. Se lastimó la clavícula.”

Muestra los dedos de las manos, chuecos por tanto balonazo. Sonríe.

Morelos y Giacomini fueron los de la idea de juntar a los necaxistas del 61 cada año, precisamente en la fecha que recuerdan aquel 4-3 del equipo electricista sobre los brasileños que habían llegado a México presumiendo ser un equipo invicto.

 

Agustín Peniche, extremo izquierdo

Minuto 11. “Evaristo cobró un tiro libre, yo me adelanté, cabezazo y gol. Parecía que las tribunas se venían abajo, estaba tan lleno el estadio, temblaba el piso. Todavía me acuerdo y siento la misma sensación”.

Era el 2-0 que ponía histérico el coso universitario. Dante Juárez había sorprendido primero y ahora Agustín Peniche hacía que el portero Laercio abriera los ojos como platos.

Tiempos de escuchar las crónicas por radio, para la mayoría. Algunos podían presumir de mirar el partido en la TV de blanco y negro. “Los que vinieron al estadio no olvidarán nunca este partido”. Así pasen los años.

Un recuerdo cíclico de un partido cincuentón, en el que cada vez que Peniche lo platica, el extremo izquierdo llega puntual a la cita con el balón de cuero. Nunca falla el cabezazo en la memoria.

“Hay abuelos que me encuentran en la calle y me paran para platicar de ese gol.”

Platica que ese triunfo les cambió la vida a los once y que “cada 2 de febrero resurgen los colores necaxistas, aunque el presente se mire negro”. Necaxa huele a descenso.

Y el cuento de aquel 2 de febrero del 61 se repite puntual. Los brasileños venían de una gira latinoamericana para jugar un pentagonal en México. Los otros equipos eran Guadalajara, Oro y el Independiente argentino. Aquella noche en CU, todos esperaban que el velorio fuera en el vestidor mexicano.

Después del gol de Peniche cayeron cinco más. El último fue de Dante, el Morocho, el que mantiene a todos los necaxistas viviendo del recuerdo.

Así se escribió en Excélsior…

3 de febrero de 1961.- La victoria que anoche obtuvo el Necaxa sobre el Santos por 4-3, rotunda por la amplitud de rasgos, es la página más brillante de su historia. Ganarle al Santos, calificado en Europa como el mejor equipo del mundo en estos momentos, es colgarse de la luna que anoche, por cierto, alumbró el triunfo de los rojiblancos.

Desde el primer minuto, cuando anotaron el gol que les fue abriendo la vía hasta que sonó el silbato para darle vida al partido, el Necaxa fue superior en el terreno por técnica, por penetración y por potencia realizadora. A los 44 minutos de la segunda parte, mientras el estadio esperaba anhelante, con la respiración suspendida, que sonara el fin, el Necaxa estaba tirando un córner sobre el marco de Laercio. Soslayamos la garrulería patriotera que en estos casos se derrama y nos concretamos a decir que el partido de anoche, ganado por el Necaxa, será probablemente el estrepitoso triunfo del año. Y de muchos años. Y que pasará  a la historia como una hazaña inolvidable de nuestro futbol.

 

Los goles:

1-0.- Al minuto dos, Dante Juárez cruza al portero Laercio con disparo raso.

2-0.- A los 11 minutos, Evaristo cobra un tiro libre y el diminuto Peniche sorprende a los brasileños con la testa.

2-1.- Pepe recibe pase de Pelé, se le escapa a Larrasolo y anota. Era el minuto 15.

2-2.- Cabezazo de Coutinho, al minuto 31, da el empate al Santos.

3-2.- Dante filtra el balón y el Chatito Ortiz anota al minuto 51.

3-3.- Pepe toca la bola de tacón, engaña al portero Jorge Morelos y el Fu Manchú Reynoso se enrosca en la pelota para que el árbitro Ramiro García marque penalti. El mismo Pepe hace efectiva la falta.

4-3.- Al minuto 68, Evaristo retrasa para Dante, quien dispara y anota.

Alineaciones:

Necaxa.- Jorge Morelos; Héctor González Larrasolo, Pedro Dellacha y Romero; Fu Manchú Reynoso y Giacomini; Pato Baeza, Evaristo, Dante Juárez, Chatito Ortiz y Agustín Peniche. DT: Donaldo Ross.

Santos.- Laercio; Mauro, Ze carlos y Dalmo; Zito y Calvert; Dorval, Mengalvio, Coutinho, Pelé y Pepe. DT: Lula.

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