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Fue El Chapo quien desató el infierno de la violencia extrema

Hace diez años, tras su fuga, Joaquín Guzmán rompió los pactos que privaban entre los diferentes cárteles, consideran las autoridades mexicanas

Aurora Vega | 17-01-2011

CIUDAD DE MÉXICO, 17 de enero.- A diez años de que escapó del penal de Puente Grande, Jalisco, Joaquín El Chapo Guzmán Loera no sólo ha llevado al cártel de Sinaloa a ser la organización criminal con mayor control territorial del país y con mayor fortaleza estructural, organizacional y operativa, sino que ha conseguido ser uno de los narcotraficantes más buscados del mundo, lo que le ha valido, incluso, ser nombrado por la revista estadunidense Forbes como uno de los hombres más ricos del orbe.

Para las autoridades mexicanas, el cártel de Sinaloa es uno de los responsables de la violencia extrema y de exterminio entre organizaciones criminales, en la lucha por el territorio que se vive en el país, y consideran que Guzmán Loera es el narcotraficante que rompió los “pactos de caballeros” entre la delincuencia organizada.

De acuerdo con la Procuraduría General de la República (PGR), el cártel de Sinaloa o Pacífico quebrantó los acuerdos “suscritos por los viejos varones de las drogas” de no agredir a las familias de los narcotraficantes, lo que ha provocado una espiral de violencia para cobrar venganza.

El poder de El Chapo ha sido en muchos casos minimizado, y hasta desdeñado por las autoridades encargadas de la procuración de justicia en México.

Informes de inteligencia de la PGR señalan que, tras la fuga del sinaloense del penal de Puente Grande, en Jalisco, comenzó a repuntar la violencia en el norte del país, generada por una serie de enfrentamientos y ejecuciones entre organizaciones criminales por la conquista de rutas para el trasiego de droga hacia Estados Unidos.

Lucha por el país

Los grupos que mantenían una constante operatividad y se encontraban en pugna en 2001 eran el cártel del Golfo —con su, entonces, brazo armado Los Zetas—, el cártel de Juárez —bajo el liderazgo de Vicente Carrillo Fuentes—, el cártel de Sinaloa —encabezado por El Chapo Guzmán— y Los Valencia.

También peleaban por la plaza el cártel de Oaxaca —bajo las ordenes de Pedro Díaz Parada—, el cártel de Tijuana —al mando de los hermanos Arellano Félix— y el de los Amezcua.

La información de la dependencia federal y los datos obtenidos en averiguaciones previas por ejecuciones atribuidas a bandas rivales establecen que, tras la confrontación entre todas las organizaciones criminales, Rodolfo Carrillo Fuentes —quien se quedó con el liderazgo del cártel de Juárez, tras la muerte de Amado Carrillo El Señor de los Cielos— comenzó los arreglos para crear una “federación” de cárteles mexicanos.

Los acuerdos y las reuniones comenzaron a posponerse; primero, por la detención de Benjamín Arellano Felix, el 9 de marzo de 2002; luego, por la detención de Osiel Cárdenas, capturado por el Ejército, el 14 de marzo de 2003.

La Procuraduría General de la República documentó que, tras la detención de los líderes el cártel del Golfo y de Tijuana, se asocian y fortalecen su estructura para proteger sus plazas y rutas de trasiego.

En tanto, El Chapo Guzmán, líder del cártel de Sinaloa, y su brazo ejecutor, encabezado en ese entonces por Arturo Beltrán Leyva El Barbas —abatido en Cuernava en diciembre de 2009—, establecen una asociación en 2002 con narcotraficantes que pertenecían al cártel de Juárez, entre ellos, Juan José Esparragoza Moreno El Azul, Ignacio Coronel Nacho
—abatido en julio pasado en Jalisco— e Ismael Zambada El Mayo.

A esa alianza, las autoridades de Estados Unidos la denominaron “La Federación”.

Punto de inflexión

En tanto, el Ejército y la PGR establecen que Rodolfo Carrillo Fuentes, indetificado como Niño de Oro o Rodolfillo, había conseguido reunir a representantes de varias organizaciones criminales para establecer acuerdos para la utilización de rutas para el trasiego de droga; sin embargo, presuntamente, es ejecutado por órdenes de El Chapo Guzmán.

Ese homicidio, ocurrido el 11 de septiembre de 2004, no sólo ocasionó una ruptura definitiva entre el cártel de Juárez y el de Sinaloa, sino que desató una guerra sin precedentes que ha dejado un sinnúmero de muertes y ejecutados en todo México.

La PGR, a través de trabajos de inteligencia de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada, conoció que Vicente Carrillo Fuentes El Viceroy, quien heredó el cártel de Juárez tras la muerte de su hermano menor, le exigió a Guzmán Loera que le entregara al asesino de su hermano; no obstante, éste se negó, lo que provocó “una profunda ruptura” que ha llegado a niveles de exterminio.

Tras la ejecución de Rodolfo Carrillo Fuentes, el 6 de octubre de 2004 fue asesinado, en el penal  de máxima seguridad del Altiplano (antes La Palma), Miguel Ángel Beltrán Lugo El Ceja Güera, uno de los principales colaboradores y amigos de El Chapo Guzmán.

La averiguación previa PGR/SIEDO/UEITA/052/2004, asienta que el narcotraficante murió de siete impactos por arma de fuego de grueso calibre, casi un mes después de la ejecución de El Rodolfillo.

Sobre el amigo del sinaloense, los reportes federales revelan que Osiel Cárdenas Guillén —entonces líder del cártel del Golfo, cuando estaba recluido en La Palma— le habría pagado al secuestrador Daniel Arizmendi El Mochaorejas dos millones de pesos por ejecutar a El Ceja Güera; sin embargo, el plagiario le habría encomendado la tarea a Lucio Don Juan Govea, a quien le pagó sólo un millón de pesos por homicidio.

Golpes cercanos

Las venganzas no quedaron ahí: el 31 de diciembre de 2004, el hermano de Guzmán Loera, Arturo, alias El Pollo, aprehendido en 2001 y recluido en el penal de máxima seguridad de La Palma (hoy Altiplano), fue asesinado de siete disparos, su victimario fue otro narcotraficante llamado José Ramírez Villanueva.

Las primeras investigaciones de ese caso apuntaron a una venganza de Osiel Cárdenas Guillén y de Benjamín Arellano Félix. Más tarde, la PGR conoció que la ejecución del hermano de El Chapo había sido solicitada por Vicente Carrillo Fuentes El Viceroy, como venganza por la muerte de su hermano Rodolfillo.

Así, la confrontación entre el cártel de Sinaloa y el de Juárez ha dejado miles de muertos, sobre todo, de jóvenes agrupados en pandillas.

La PGR establece que las matanzas de jóvenes en rehabilitación, o que forman parte de pandillas en Ciudad Juárez, son asesinados como un método de exterminio entre ambas organizaciones.

Pelea con los Beltrán Leyva

El rompimiento del cártel Sinaloa con la organización Beltrán Leyva ha generado también una lucha entre las organizaciones criminales para obtener el control de las rutas de trasiego de droga.

Reportes de inteligencia de la  PGR dan cuenta que los acuerdos entre El Chapo y Arturo Beltrán Leyva se rompieron a raíz de la aprehensión de Alfredo Beltrán Leyva El Mochomo, en enero de 2008.

La detención provocó que Arturo Beltrán responsabilizara a Guzmán Loera de ese suceso.

Meses después, a principios de mayo de 2008, fueron ejecutados en Culiacán, Sinaloa, Édgar Guzmán, hijo de El Chapo, junto con Arturo Meza Cázares, hijo de Blanca Margarita Cázares Salazar La Emperatriz —presunta operadora financiera de Ismael El Mayo Zambada.

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