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Nacional

Suicidios no saben de semáforo verde; cada 24 horas se matan 18 personas

Durante la pandemia la curva no se ha desacelerado y, al contrario, complica su atención, según expertos

Laura Toribio | 10-09-2020
54 mil personas se suicidaron de 2010 a 2018, según datos oficiales del Inegi.

En materia de suicidios México nunca ha estado en semáforo verde. A diario, en promedio, 18 personas se quitan la vida en nuestro país.

De 2010 a 2018, 54 mil 687 personas se suicidaron, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

En dicho periodo la curva no se ha desacelerado y, al contrario, siguió en ascenso.

Mientras en 2010 se registraron cinco mil 12 suicidios, según las estadísticas de mortalidad del Inegi, en 2014  se cometieron seis mil 337 y en 2018, seis mil 808.

“Nunca hemos estado en semáforo verde, algunas poblaciones o algunas personas nunca han estado en semáforo verde y la  pandemia lo complica.  

“En personas  que tenían previamente alguna problemática  de depresión se incrementan las posibilidades de que después de la pandemia tengan más problemáticas de esta índole y que de pronto  las ideas de muerte,   los pensamientos de muerte e incluso los planes para quitarse la vida se puedan incrementar”, admitió Diana Iris Tejadilla Orozco,  directora de Normatividad y Coordinación Institucional del Secretariado Técnico del Consejo Nacional de Salud Mental (Stconsame).

En entrevista con
Excélsior, en el marco del Día Mundial para la Prevención del Suicidio que se conmemora este 10 de septiembre, Tejadilla Orozco dijo que hasta  ahora no existe un dato sobre el número de suicidios en México relacionados con la pandemia, sin embargo, existe información que  puede dar alguna idea de cómo podría incrementarse esta problemática.

Detalló, por ejemplo, que 14% de  las dos mil 858 atenciones que se han dado a través del programa  Contacto Joven, que da acompañamiento emocional en medio de la contingencia sanitaria, tienen que ver con jóvenes que han referido pensamientos de muerte.

En tanto,un tamizaje realizado en colaboración con la Facultad de Psicología de la UNAM a 96 mil personas encontró  que los motivos por los que más se solicita auxilio en estos momentos a causa de la pandemia, después de la violencia, son la ansiedad generalizada y las autolesiones, con ocho mil y 5 mil llamadas, respectivamente.

“Sí, puedo decir que se han incrementado las problemáticas que tienen que ver  con estos deseos, pensamientos o planes  relacionados con la conducta suicida. Se sabe que de por sí, los médicos tienen un  riesgo más alto de toda  esta problemática relacionada con el suicidio sin que haya pandemia; cabe esperar que si se modifican las condiciones laborales,  se incrementa la carga de trabajo,  la presión emocional  relacionada con todo este tema de estar atendiendo pacientes, el  desgastarse hasta el cansancio por salvarle la vida a esas personas, pues sí cabría esperar que se  incremente el riesgo para el personal de salud”,  alertó.

Planteó que es normal que cuando hay un desastre natural o una emergencia sanitaria como  la que se está enfrentando, las problemáticas  relacionadas con la salud mental se incrementen, es decir, que se experimente, estrés, miedo, irritabilidad o dificultad para dormir.

“Lo  que no es normal es permanecer todo el tiempo con estas reacciones”, dijo.

FACTORES

Especialistas piden tomar especial atención en los factores que pueden desencadenar el suicidio.

  • Sociales: Tensión social, ausencia de redes de apoyo,  pérdidas, aislamiento, exposición al suicidio y violencia ambiental.
  • Familiares: alta carga suicida familiar, abandono afectivo y desamparo, familia ausente, violencia doméstica y abuso sexual.
  • Sicológicos: intento de autoeliminación, pérdidas familiares, frustraciones intensas, ansiedad/depresión, alteraciones del sueño y abandono personal.
  • Biológicos: trastornos metabólicos, factores genéticos, edades extremas de la vida y enfermedades en fase terminal y dolor crónico.
  • También hay que poner atención en las señales de alerta como comentarios como suicidios, deshacerse de posesiones, incremento de aislamiento, decir adiós, cambios de conducta, entre otros.

PRESENTAN PLAN CONTRA EL MAL

Sin un presupuesto específico, hoy jueves la Secretaría de Salud  presentará el Programa Nacional contra el Suicidio.

Diana Iris Tejadilla Orozco,  directora de Normatividad y Coordinación Institucional del Secretariado Técnico del Consejo Nacional de Salud Mental (Stconsame), adelantó que el  programa se centra en el  individuo y  en la necesidad de fortalecer el  primer nivel de atención y las actividades de autocuidado para prevenir este fenómeno.

Detalló que involucra a todos los estados de la República y las dependencias del gobierno federal a fin de que implementen  acciones de protección y prevención.

“Es decir, antes que ir a tratar la problemática en sí, que también lo involucra el programa, el objetivo  es detectar cuál es el  nivel de riesgo de una persona para poderle dar la atención adecuada, por ejemplo,   uno de los principales factores de riesgo es el hecho de que  una persona haya cometido un intento previo pues está en alto riesgo de cometer  un suicidio, son cosas que tenemos que tener a la vista,  que no podemos dejar ir y tenemos que evaluar”, afirmó.

Explicó que las diferentes unidades de salud mental y adicciones van a recibir esta capacitación para poder detectar dicho  nivel de riesgo entre la población, pero también las unidades del primer nivel de atención.

Sobre el presupuesto, planteó que se  están gestionando los recursos necesarios para atención a la salud mental y las adicciones.

“Siempre se requiere más dinero, y sí, efectivamente,  para salud mental se necesita  más dinero, pero  finalmente tenemos que trabajar con lo que se ha asignado. En este momento no propiamente,  no tiene dinero nuevo, pero ya los estados recibieron un dinero y tienen dinero comprometido para el tema de suicidios y temas de  salud mental, lo que estamos y hemos venido haciendo estos meses es optimizar este recurso”, indicó.

En este contexto,  expuso  que previendo un posible incremento de las problemáticas relacionadas con la conducta suicida a causa de la pandemia  se están capacitando a brigadistas para atender en los hospitales Covid y están a punto de mandarse  guías para la implementación  de brigadas de salud mental en los estados.

“Nos interesa con este nuevo modelo que va enfocado a  la  atención primaria a la salud  contrarrestar  los factores de riesgo  de una persona que  pueda tener ideas, planes o intentos de suicidio para poder fomentar los factores de protección”, insistió .

“¿Por qué no avisó? No pidió ayuda”

Padre afirma que él nunca vio alguna señal que le pudiera indicar lo que iba a hacer su hijo.

El 2 de octubre de 2019, Luis, de 16 años, se suicidó. Un día antes, en redes sociales posteó que la vida era una mierda. En su último estado de  Facebook a las 10:21 p.m. escribió un escueto “sin pedo”.

Al filo de las  8 de la mañana de ese miércoles, mientras su mamá había ido a dejar a su hermanito más pequeño de 8 años a la escuela y su papá estaba en el trabajo, se quitó la vida. Su hermano de 18 años que estaba en casa lo encontró muerto.

“Nos llegó como un balde de agua fría,  nunca en mi  vida pensé vivir una situación de éstas y la verdad  me quedé en shock cuando los paramédicos nos dijeron que de plano ya había muerto y entonces  vino el llanto de mi esposa y se queda uno pensando qué hice, por qué a mí, por qué no avisó, por qué no pidió ayuda”, contó Luis, su papá.

Hasta ahora sigue sin entender los motivos que orillaron a su hijo a suicidarse, pues nunca identificó una señal de alerta.

Actividades

Lucho, como le decían de cariño, estudiaba en el Conalep, deseaba ser contador, jugaba futbol en la posición de portero, que le hizo ganar varios trofeos y entrenaba box.

“Dejó muchas dudas, fue como un rompecabezas en el que se llevó todas las piezas, ni una nota, nunca  un aviso, salvo lo de las redes sociales que lo vimos ya tiempo  después, pero  yo creo que tenía una gran depresión que supo ocultar detrás de esa enorme sonrisa que siempre tenía”.

“Era un  chico muy sonriente,  delgadito,  morenito, estaba muy guapo mi hijo, era atractivo, se preocupaba mucho por su  apariencia, no le gustaba salir en chanclas ni fondongo.  Era hogareño, se quedaba con su hermano mayor en casa, jugaban o platicaban, pero también tenía muchos amigos, no era una persona aislada. Tenía un proyecto de vida, yo no sabía que él se quería morir, no entiendo qué sucedió”, expresó su papá.

Preocupación

A casi un año de la muerte de su hijo, Luis da su testimonio preocupado por  los jóvenes que como su hijo piensen, intenten o logren suicidarse.

“A nadie se le desea perder un hijo así porque es una  muerte violenta,  en mi familia todavía rompemos en llanto, pero seguimos en terapia y ahí vamos, estamos bien. Me preocupa la juventud, como padre, y por eso hablo de ello y mi idea  es participar todavía más,  impartir pláticas, dar información sobre este fenómeno”.

“Sólo quiero gritar y llorar, a veces golpear”

“Despierto  y lo hago enojada, a veces me siento súper triste, tengo ganas de llorar todo el tiempo, a veces sólo quisiera gritar o agarrar a golpes algo, pero no lo hago, tampoco puedo dormir bien”, confesó  Elena, de 35 años.

Hace diez años, Elena sufrió un periodo de depresión durante el que incluso pensó en quitarse la vida y hasta lo planeó y aunque ahora se dice convencida de que  no lo haría; de pronto le llegan ideas “de ésas como  que sería muy fácil desviar el carro mientras manejo y estrellarme”.

La salud mental  de Elena ha ido en picada desde el inicio de la contingencia sanitaria. La pandemia de covid-19 la tiene separada de su esposo, quien está en Londres.

En diciembre ella y su hija de cinco años llegaron a México  para pasar una temporada con sus padres, pero la llegada del coronavirus ya no las dejó salir del país.

Por el miedo a un contagio, Elena  decidió llevar un estricto confinamiento.  Sólo sale una hora los miércoles a comprar comida.

“Lo único que queda es contenerse, pero eso a la larga te frustra. Yo le achaco mi estado de ánimo a  lo de  pandemia porque no  estoy saliendo de mi casa, o sea, salgo una hora, compro todo rapidísimo porque me aterra estar en contacto con la gente y si los veo sin cubrebocas más, soy paranoide y me atravieso la calle. Normalmente salgo  los miércoles para que no  haya tanta gente fuera, y si es quincena espero cuatro o  cinco  días. Me sanitizo completamente y llego a ducharme, es todo un ritual  que es muy estresante”, relató.

Siente que la situación, la desborda y que por eso tiene “mucho coraje dentro”.

“Pasar tanto tiempo con  mi hija sí me altera un poquito porque no sé cómo manejar la situación  es pesado estar tratando de hacer lo de la escuela, lejos  de mi esposo y no hay forma de que él venga; no sabemos cuándo lo vamos a volver a ver, se quedó sin empleo, no hay manera, es muy difícil, muy difícil sobrellevar esta situación. A veces me desquito con  mi hija  sin querer cuando no me entiende algo de lo que le deja un maestro, me desespero y quiero llorar, termino gritándole”, admitió,

Nunca ha recibido atención mental en forma y en este momento por la pandemia no la buscaría porque no le convencen los programas en línea.

“Estaría bien, pero no quiero tener contacto con nadie hasta que saquen la vacuna”, concluyó.

Tres veces ha solicitado ayuda telefónica

“Mi padre sospecha que mi madre le es infiel, y se han llegado a gritar y hasta empujar, mi hermana llora y yo me encierro con ella en el cuarto. Cuando veo que gritan mucho y que mi padre parece que le va a pegar a mí madre, me pongo enfrente y entonces me grita a mi que no me meta, que no la defienda, es una situación que se vuelve insoportable, me siento atrapada y no puedo más, he pensado que lo mejor es no estar aquí, que debería matarme para que entiendan”.

Ésta es la transcripción de una llamada de auxilio de Lucía, una joven de 16 años de la Ciudad de México, quien ha pasado la cuarentena encerrada con sus padres y su hermana de 9 años.

En medio de la pandemia de covid-19, la adolescente ha llamado tres veces a la línea de apoyo de la asociación  Ondhas Salud Mental A.C, expresando su deseo de morir.

El doctor Aldo Reyes Rivera, coordinador del proyecto sobre Salud Mental, la línea de orientación sicológica, y del Observatorio de la Salud Mental por parte de la organización Ondhas A.C., explicó que durante la pandemia se han observado situaciones que incrementan el riesgo de que las personas se infrinjan daño, particularmente los jóvenes, tales como el  confinamiento social, las restricciones para salir de casa, el cierre de espacios de esparcimiento y convivencia, situaciones de orden económico como problemas asociados a los despidos o la disminución salarial en el hogar, así como   situaciones de violencia dentro y fuera de casa.  

“Los jóvenes son particularmente un grupo vulnerable ante estas situaciones que están ocurriendo durante la pandemia, al depender de sus padres y al estar limitados los espacios de socialización como la escuela o los espacios públicos, las posibilidades de tomar una sana distancia de los problemas que ocurren dentro de casa son escasas, si a esto sumamos que muchos jóvenes viven las emociones con mucha intensidad y están en un proceso de maduración emocional, pues esto incrementa el riesgo”, alertó.

En el caso de Lucía, por ejemplo, comentó que  se habló con sus papá  pero su respuesta fue distante porque piensa que es algo relacionado  con la  edad de su hija.

Prevén ola de suicidios para fin de año

Especialistas afirman que un caso deja una estela de dolor en al menos 15 personas del entorno cercano.

Detrás de la muerte por  un suicidio existen al menos 15 o 20 personas en el primer círculo de la persona que se quitó la vida, que quedan afectadas directamente, estimó el suicidólogo  Carlos Valencia Barrera, director de  Effetha Kum A.C. y del Instituto EKAC

“Tenemos que dejar de hacer invisibles a las sobrevivientes porque aquí la cuestión de afectación no nada más es para  la persona en crisis, pues también hay que tomar en cuenta que los suicidios consumados dejan a estos sobrevivientes y quién los atiende, si son  casi  siete mil suicidios en México al año son siete mil familias que quedan fragmentadas, divididas y que hay que atenderlas  porque están sin rostro y sin voz”, alertó en entrevista.

El especialista dijo que el suicidio no sólo es un problema de salud, sino también un problema social que aún aparece como un tabú que urge atender.

En  este contexto,  junto con expertos en materia de salud mental, estimó que  la  pérdida de empleo que va en aumento en todo el país  a causa de  la pandemia de covid-19 aunado al fenómeno de la “depresión decembrina”, estaría  detonando una oleada de estrés postraumático a partir del último trimestre del año, ante lo que se puede presentar una oleada de suicidios para finales  de 2020.

Reducción

En mayo del 2013, la Organización Mundial de la Salud (OMS) llamó a los países miembros a adoptar  el compromiso de reducir la tasa de suicidios en un 10%, mediante estrategias nacionales y políticas públicas efectivas en el tema, para este año.

Sin embargo,  en México, en los últimos 23 años,  en lugar de disminuir el suicidio aumentó en un 252%, de acuerdo con Valencia Barrera.

Para la OMS no existe duda de que  los suicidios se pueden prevenir con acciones tan básicas como  la restricción  del acceso a los medios utilizados, la introducción de políticas sobre el alcohol, la información responsable por parte de los medios de comunicación, la identificación y tratamiento tempranos, la  formación del personal sanitario y seguimiento y apoyo de la sociedad.

De acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud, el mundo el suicidio es la segunda causa de muerte entre jóvenes de 15 a 19 años.

También asevera que 79% de los actos consumados tuvieron lugar en naciones con ingresos bajos y medios y México está en dichas naciones.

Es un fenómeno global que causa la muerte en América Latina a 100  mil personas al año.

Fueron evitados 280 suicidios durante la pandemia

Durante la Jornada Nacional de Sana Distancia y los 102 días de nueva normalidad, 280 intentos de suicidio fueron evitados por la línea de atención de Confianza e Impulso Ciudadano A.C. Esto significa dos casos diarios en promedio durante los periodos señalados.

407 casos de llamadas por ideación suicida fueron atendidas por la línea según el reporte de la asociación, además casos de personas que requerían primeros auxilios emocionales, para evitar que atentaran contra sí mismos.

Juntando ambos indicadores, la línea atendió tres casos en promedio por día  que recibieron atención inmediata, consulta y apoyo a toda la familia, a través de un sistema de “contrato de vida” para que la persona pueda seguir en tratamiento junto con sus seres cercanos.

En marzo, 58% de las llamadas que buscaron atención por intentos de suicidio fueron mujeres y 42% hombres, ambos géneros en edades comprendidas entre los 21 y 40 años.

En abril, la proporción cambió, el 60% fueron hombres y 40% mujeres entre 21 y 70 años, el 40% de ésos citó la depresión como motivo para la idea suicida, otras razones fueron la ansiedad por la aparición del coronavirus o alguna forma de violencia.

Quinto mes

En mayo el 64 de llamadas fueron de hombres entre 23 y 48 años, mientras que el 36% de las llamadas de las mujeres se concentraron en un rango de 18 a 21 años. En junio el 67% de las atenciones fue para hombres de 18 a 48 años y el 33 por ciento de las mujeres, repitió el rango de edades de 18 a 21.

Julio mantuvo el 65% de llamadas de hombres entre 18 y 40 años y el 35% de llamadas de mujeres de los 18 a 23 años.  En agosto el 56% de llamadas fueron de hombres y 44% de mujeres.

La intoxicación por gas doméstico y el consumo de pastillas fueron los métodos más recurrentes para los hombres, mientras para las mujeres fueron el abuso de pastillas mezcladas con sustancias o inyecciones.

 

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