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Nacional

‘Que mis hijas sean mamás cuando quieran’: Erika sueña con que sus hijos estudien

La orgullosa madre triqui desea que le dejen vender sus artesanías y que los clientes no le regateen el precio

Patricia Rodríguez Calva | 08-05-2019
Erika Ramírez Hernández afirmó que busca que sus hijos estudien pero no pierdan las tradiciones del pueblo triqui. Foto: Elizabeth Velázquez
Erika Ramírez Hernández afirmó que busca que sus hijos estudien pero no pierdan las tradiciones del pueblo triqui. Foto: Elizabeth Velázquez

CIUDAD DE MÉXICO.

A los 18 años, Erika Ramírez Hernández se convirtió en “una orgullosa mamá triqui”, como se refiere a ella misma.

No obstante, aunque afirma ser muy feliz como madre de tres hijos- dos mujeres  y un varón recién nacido- señaló que conservando sus costumbres, hará todo lo posible para que su familia, disfrute de una vida mejor.

Vestida con su tradicional huipil rojo  adornado con listones multicolores, Erika platicó a Excélsior que desea que sus hijos estudien, terminen una carrera, tengan más oportunidades y en el caso específico de sus niñas, se conviertan en mamás, sólo cuando ellas lo decidan.

La verdad no me imaginaba que fuera tan bonito ser mamá, pero antes de serlo, yo pensaba estudiar y ya como fue pasando el tiempo, los gastos que teníamos en la casa no me lo permitieron y solo acabé la secundaria.

Tuve que empezar a trabajar para ayudar a mis papás porque éramos siete hermanos que teníamos que mantener.  Por eso a mí me gustaría la verdad que mis hijos sí estudiaran desde el kinder, que terminen su preparatoria, su carrera, que tengan un mejor futuro que yo.

Que mis hijas sean mamás cuando ellas quieran, que aunque es bonito ser mamá, no lo hagan por necesidad o porque ya no les quedó de otra.

 Y que sigan nuestras tradiciones, nuestra vestimenta. Que sigan hablando triqui”, señaló.

De acuerdo a estimaciones de la Secretaría  de Pueblos y Barrios Originarios y Comunidades Indígenas  de la CDMX (SEPI), actualmente en la capital del país, habitan alrededor de mil 200 triquis.

Sonriente y amamantando a su bebé, la joven de 22 años, compartió que nació en el seno de la comunidad triqui, que procedente de la Mixteca Oaxaqueña, hace más de tres décadas se instaló en la Ciudad de México para buscar mejores condiciones de vida.

Un objetivo, que no se ha cumplido porque las carencias y la pobreza siguen presentes , debido a que en su mayoría los indígenas triquis, se dedican a la elaboración de artesanía que es “ poco valorada en nuestro país”, indicó Erika Ramírez Hernández, quien señaló que su único sustento es la venta de las diademas, bolsas y pulseras que borda junto con su familia.

 Ante este panorama, la joven mamá triqui, señaló que si tuviera la oportunidad de que le dieran un buen regalo del  Día de las madres, solo pediría dos cosas: que no le regateen su trabajo y que las autoridades les permitan vender libremente.

Como regalo del 10 de mayo pediría que valoren nuestro trabajo, que   cuando vean una persona vendiendo en la calle, que nos compren que no nos regateen. Nuestra artesanía es muy bonita.

 Y además, también pediría que nos dejaran trabajar porque no dañamos a nadie. LLega la policía, nos empuja, nos quita nuestra mercancía y nos quedamos sin nada, solo con ganas de poder trabajar y como mamá hacer hasta lo imposible por los hijos”, indicó la indígena Triqui.

 

cva

 

 

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