“Función social de escuela, trastocada”; no sólo hay desafíos tecnológicos

CIUDAD DE MÉXICO.

Además de los desafíos tecnológicos que la pandemia nos plantea, la preocupación que hoy debemos atender es cómo seguimos garantizando la función social de la escuela, centro de la vida de los niños y los adolescentes y donde se construyen sus relaciones y vínculos más allá del espacio familiar.

Así lo explica Nashieli Ramírez Hernández, presidenta la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México, quien considera que la comunidad escolar será clave en el seguimiento del regreso presencial a clases, ante el riesgo de que aumente el trabajo infantil y la carga en las niñas  de las tareas domésticas y los cuidados familiares.

En entrevista con Excélsior, la también consultora en temas de primera infancia expone que, a nivel mundial, la pandemia ha puesto en jaque a la escolarización como el medio idóneo para educar. Y, en el caso de México, nos obliga a repensar el piso mínimo de la equidad.

“La epidemia está poniendo en jaque a todos los países, porque incluso en aquellos donde ya está en marcha una experiencia de retorno, sabemos que el coronavirus tiene un escenario hasta diciembre, si bien nos va, que va modificar cuestiones muy cotidianas como es la escolarización de los niños”, revisa.

En México, con las propuestas de educación a distancia, “emerge una gran desigualdad porque tenemos un escenario en el que sólo cuatro de cada 10 tienen acceso fluido a internet y todos los demás quedan excluidos. Eso ya estaba ahí. La medida lo que saca a flote es el impacto de las desigualdades ante una apuesta del Estado que es de igualdad, la de poner un piso parejo, y que hoy la brecha digital nos echa por la borda”.

“Las familias pueden hacer el sacrificio de acceder a la computadora y al internet. Pero los servicios de conexión son disparejos. Y hay un problema cuando la modalidad a distancia es con la televisión porque no se ha concluido la transición analógica y en muchas zonas de la propia CDMX la antena normal resulta insuficiente y sólo se puede acceder a todos los canales si se cuenta con televisión de paga. Y si eso no está resuelto, un buen porcentaje se está quedando fuera”, ejemplifica.

Aclara que “con o sin coronavirus, el avance hacia las nuevas tecnologías en lo educativo era un proceso que se tenía que ir dando. La pandemia lo hizo abrupto”.

“No se trata de una bronca de cómo transmites la información y cómo vas generando conocimiento. Lo más preocupante es que la escuela sirve para relacionarte. Te sirve y debe servirte para hacer vínculos más allá de tu espacio familiar. Lo que hace tu vida social durante la primera infancia es tu entorno cercano, íntimo. Pero después, tienes que aprender a vivir en sociedad. Esto de formarnos como ciudadanos y de tener herramientas sociales, se da a partir de tu relación con los otros. Y es ahí donde la ausencia de escuela está teniendo y va tener su mayor impacto”, alerta.

“Hay estudios en México que hablan del tiempo efectivo de clases. Y la verdad es mínimo. Ahora les están poniendo una carga de más de seis horas. Las calificaciones y la evaluación son lo de menos. Lo que no podemos hacer es dejar de apostarle a la escuela por su función social. El centro de la vida de los niños y los adolescentes a nivel de primaria, secundaria y media superior, para quienes la alcanzan, es la escuela. Las actividades escolares son una válvula también que resuelve cotidianidades. Y esa función social totalmente trastocada, rota, es la debemos atender”, analiza.

Propone el uso de las tecnologías para intensificar la vinculación de menores con sus pares.

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