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Etiquetado frontal, la política que va contra la obesidad en México

En 5 años esta medida podría impactar en la salud de 1.3 millones de mexicanos, indica El Poder del Consumidor; el investigador Mauricio Hernández destaca que empresas podrían reformular alimentos para hacerlos un poco más sanos

Jonathan Castro | 02-06-2021
Se estima que en México 70% de su población adulta padece de obesidad y que esta enfermedad en niñas y niños ha ido al alza. Foto archivo: Cuartoscuro
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CIUDAD DE MÉXICO. “¡Unos chicharrones con salsa, por fa!”, se escucha decir a un niño que sostiene con una mano una coca 600 mililitros ya tomada. La señora despacha al pequeño y éste toma instantáneamente el chicharrón de hasta arriba de su bolsa, lo lleva a su boca, lo traga, se chupa los dedos grasientos y ensalsados y abre su “chesco” para dar un largo trago. “¡Ahhh!”, exclama mientras le dan su cambio.

Ésta es una escena habitual en México, donde el consumo de alimentos chatarra se ha normalizado; sin embargo, ello ha traído consecuencias, como que más del 70 por ciento de los adultos padezca obesidad y que esta enfermedad se haya duplicado entre 1996 y 2016 en la población infantil, de acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

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Ante esta situación, nuestro país ha logrado implementar políticas que ayuden, a largo plazo, a afrontar la obesidad y el sobrepeso, entre las cuales destacan el impuesto a bebidas azucaradas, en 2014, y el etiquetado frontal de alimentos, que entró en vigor en octubre de 2020, mismas que han sido reconocidos por la OCDE e incluso por la UNICEF.

 

HACIA UNA VIDA SALUDABLE

En entrevista con Excélsior Digital, el doctor y académico del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo con Equidad (EQUIDE) de la Universidad Iberoamericana, Mauricio Hernández, afirmó que  los impuestos y el etiquetado frontal son dos de las mejores herramientas para mejorar la salud de las personas.

“En México, el etiquetado frontal tiene un diseño apropiado, porque sigue el perfil nutrimental de la OPS que es reconocido por seguir la mejor evidencia hablando de un perfil que te ayude a distinguir los alimentos más y los menos saludables, hablando de los que están empaquetados o envasados”, dijo.

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Explicó que a diferencia del impuesto a bebidas azucaradas, que golpea el bolsillo de los consumidores, el etiquetado frontal de alimentos puede impactar, en primera instancia, en el momento en el que los compradores deciden qué producto adquirir, por lo que éstos podrían elegir un alimento más saludable o con menos advertencias.

Precisamente ése es uno de los objetivos de esta herramienta, pues de acuerdo con la Secretaría de Salud federal,  los consumidores pueden revisar si un alimento rebasa los niveles adecuados de calorías, azúcares, grasas saturadas, grasas trans y sodio.

Además, Mauricio Hernández consideró que hay otro beneficio indirecto: que algunas empresas, para las que es relevante el no tener tantos sellos nutrimentales, podrían reformular sus artículos para así no contar con tantas advertencias.

Así, sin que las personas participen en la decisión, ya hay un beneficio, porque ese producto que evitó un sello ahora tiene características un poco mejores de las que serían si no hubiera etiquetado frontal de advertencia”, dijo.

Muestra de lo anterior es que ayer, durante su participación en la conferencia “Monitoreo de cumplimiento e incumplimiento del nuevo etiquetado: sellos de advertencia y personajes”, el director de la asociación El Poder del Consumidor, Alejandro Calvillo, reveló que hay empresas como Coca-Cola, Pepi, Lala, Kellog’s, entre otras, que en diciembre pasado reportaron haber reformulado sus marcancías.

Expuso que, por ejemplo, BIMBO indicó que 82 por ciento  de sus productos había tenido una reformulación de sodio, azúcares y grasas; la Asociación Nacional de Fabricantes de Chocolates, Dulces y Similares reportó en diciembre que 30 por ciento de sus mercancías ya estaban reformulados con más fruta, cacao y verduras.

“Estamos viendo un proceso que no habíamos visto en ningún otro caso y que tendría que tener muy buenos resultados al bajar la presencia de estos ingredientes críticos: azúcares, grasas y sodios, que se relacionan con las enfermedades no transmisibles, de las cuales tenemos una grave epidemia en México que se ha agudizado en esta pandemia. Son buenas noticias y de debe reforzar esta medida”, aseguró.

 

RESULTADOS DE LARGO PLAZO

Es claro que este tipo de políticas públicas buscan tener un impacto inmediato en la sociedad, pero con resultados a largo plazo y es que de acuerdo con Alejandro Calvillo, el cumplimiento correcto del etiquetado frontal de alimentos podría reducir hasta 1.3 millones de casos de obesidad en cinco años.

El lapso estimado para ver lo primeros resultados de una política en salud como ésta es similar al que pasó con el impuesto a las bebidas azucaradas y que demostró la investigación Impuestos a alimentos y bebidas no saludables y salud bucal en México; un estudio observacional, publicada en el Caries Research Journal.

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Este estudio elaborado por Mauricio Hernández, en colaboración con las doctoras Arantxa Colchero, del Instituto Nacional de Salud Pública, y Alejandra Cantoral, del Departamento en Salud-Universidad Iberoamericana, mostró que luego de implementarse dicho impuesto en 2014, cuatro años después comenzaron a verse los efectos en la salud bucal de niñas, niños y adultos.

“Hay cierta evidencia, de acuerdo con los resultados, de que sí hubo una reducción (en el riesgo de padecer caries). En este estudio lo que reportamos sí tiene que ver con los impuestos reales en curso y observando las condiciones y atenciones en salud bucal en las personas”, aseveró Mauricio Hernández.

El análisis que se hizo en esta investigación de los datos de la Secretaría de Salud arrojó que entre niños y jóvenes de 6 y 19 años de edad, la probabilidad de haber tenido caries se redujo en 2.8 por ciento, en tanto, el número promedio de dientes con caries disminuyó 0.305 unidades.

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Además, entre niños y niñas de 12 años la probabilidad de tener más de 3 dientes con caries bajó 3.7 por ciento y el número promedio de dientes con caries se contrajo 0.298 unidades.

Pero el impacto en la salud bucal no se limita a niños y jóvenes, pues en lo que se refiere a los adultos de más de 20 y 30 años de edad también hay reducciones de 2.1 y 1.7 por ciento en la probabilidad de padecer caries, por lo que a largo plazo, destacó el académico, esta política pública del impuesto ha tenido beneficios.

En general, en ambos casos (en posibilidad de caries y dientes cariados), encontramos que sí se observa un beneficio en la salud bucal de los mexicanos una vez que entran en vigor estos impuestos. Las medidas que tienden a reducir o a prevenir problemas de salud bucal son convenientes para el país”, aseveró Mauricio Hernández.

El académico de la Universidad Iberoamericana consideró que la mejora de la alimentación de los mexicanos no es sólo de una política pública, sino de un conjunto de éstas que impulsen por mejores alimentos y que ayuden a prevenir enfermedades como la obesidad y la caries, por ejemplo.

 

 

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