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Nacional

Muro fronterizo, amenaza inútil; la construcción inició en 1993, en Texas

Expertos advierten que la barrera que Donald Trump quiere levantar en los 3 mil kilómetros de frontera con México tendría afectaciones políticas, sociales, económicas y hasta ecológicas, pero no serviría para detener a los migrantes.

Andrés Guardiola | 20-11-2016

CIUDAD DE MÉXICO.

La probable instalación de un muro que cubra la totalidad de la frontera entre México y Estados Unidos —como lo ha propuesto Donald Trump, presidente  electo de Estados Unidos— representaría un colapso ecológico en la región, afectaciones en el flujo de capital y hasta un posible “acto de guerra”, pero especialistas en el tema consideran que éste no podrá detener los flujos migratorios, los cuales siempre encontrarán formas de prevalecer.

Esta frontera es la más dinámica del mundo, pese a los muros y obstáculos, pues a través de ella cruzan diariamente más de un millón de personas y mil millones de dólares en bienes.

Investigadores en fenómenos sociales coinciden en que, de entrada, es complicado que Trump cumpla a cabalidad su promesa de campaña y concluya la pared.

El muro fue una barrera ideada para detener el flujo migratorio indocumentado hacia Estados Unidos, que se ha reforzado con otras medidas. De acuerdo con el Woodrow Wilson Center, la Border Patrol ha incrementado su personal más de 500% desde los ataques terroristas del 11 de septiembre, para situarse en más de 20 mil agentes en 2013, que hoy podría alcanzar la cifra de 25 mil, cuando en 1992 había cuatro mil 135 agentes para toda la línea fronteriza.

La cerca consta, entre otras, de estructuras metálicas de segunda mano; algunas fueron plataformas usadas por el Ejército estadunidense en la Guerra del Golfo. Los módulos de seguridad, distribuidos estratégicamente, cuentan con tecnología de punta, como sensores de calor y movimiento, vigilancia aérea, visión nocturna, vehículos terrestres y personal para detener a quien busque cruzar sin permiso.

De acuerdo con María Eugenia Anguiano Téllez, investigadora de El Colegio de la Frontera Norte, la medida ha provocado que los migrantes busquen rutas distintas a las convencionales, por ejemplo, cruzar por el desierto, lejos de zonas de abastecimiento de agua y alimentos, y de redes de comunicación, como carreteras, en una zona totalmente inhóspita, y han puesto en riesgo sus propias vidas. Se calcula que más de 10 mil personas han muerto desde el inicio de las medidas antiinmigrantes al buscar cruzar la frontera.

Desde 1993, el gobierno de Estados Unidos pasó de simples llamados al control fronterizo disuasivo, que derivó a las actuales políticas antiinmigrantes. Fue más allá del muro, llegando a la disuasión con operativos en localidades fronterizas colindantes con México.

Fue luego de los atentados del 11 de septiembre de 2001, cuando el gobierno del republicano George W. Bush quiso dar un enfoque de seguridad “antiterrorista” al tema. “Cosa que realmente no tenía un motivo real, porque recordemos que los presuntos autores de los atentados del 11 de septiembre entraron por Canadá, y ni siquiera eran latinoamericanos”, recordó Anguiano Téllez.

La alerta antiterrorista llevó a Bush a establecer también operativos de control desde el interior, buscando ilegales en estados como Illinois, Texas, California y Nueva York, por citar algunos.

Entre 2008 y 2016, ya con Barack Obama, la crisis económica intensificó las políticas antiinmigrantes, concretando casi tres millones de deportaciones.

Datos del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) indican que dos millones 571 mil 860 personas fueron deportadas entre los años fiscales 2009 y 2015.

Hasta el 30 de julio de 2016, el gobierno del demócrata Barack Obama expulsó a 196 mil 497 personas con estatus de ilegal, sin contar a los deportados que se contabilizarán del 1 de agosto de 2016 al 20 de enero de 2017. Pese al número de deportaciones, se estima que todavía permanecen en Estados Unidos más de 11 millones de indocumentados.

TRAMO POR TRAMO

Los gobiernos demócratas de Estados Unidos han sido los más severos con México y sus migrantes. Por ejemplo, en la administración de Bill Clinton (1993-2001) —esposo de la candidata demócrata Hillary Clinton, quien perdió el pasado proceso electoral— fue levantado el primer tramo del muro fronterizo que ahora Donald Trump quiere terminar

La construcción del muro fue iniciada en 1993, en El Paso, Texas —el cruce histórico por excelencia desde el Virreinato—, como una de las primeras acciones de Clinton en el tema migratorio. Inició con un segmento de 16.09 kilómetros que, hoy, constituye una línea de mil 132 kilómetros en una frontera total de tres mil 185 kilómetros.

De acuerdo con un informe del Senado mexicano, en 2007 había apenas 225 kilómetros de vallas, aunque El Colegio de la Frontera Norte ha propuesto otra línea de tiempo más detallada.

La primera cerca fue tendida desde Columbus, Nuevo México, hasta El Paso, Texas, sobre la frontera con Chihuahua. Esta línea tiene una extensión lineal de 150 kilómetros que se denominó Bloqueo.

La segunda parte se levantó en 1994 con la Operación Guardián entre California y Baja California, con una extensión de 32 kilómetros.

Entre Arizona y Sonora, el muro fronterizo ha tenido distintas etapas. La primera, llamada Salvaguarda, en 1995. Después hubo modificaciones en su extensión con las operaciones Salvaguarda, Salvamento, ABC, y Cooper Cactus, en 2003, 2004 y 2010, respectivamente. Hoy hay 500 kilómetros de barda desde Calexico, California, hasta Douglas, Arizona.

La operación Río Grande de 1997, ubicada precisamente sobre el Bravo, tiene dos caras: una entre Texas y Coahuila que va desde Del Río hasta Piedras Negras, con 105 kilómetros de longitud, y otra que delimita a Texas con Tamaulipas, que consta de 345 kilómetros, y que va de Laredo hasta el Golfo de México.

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