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Nacional

Michoacán, una tierra favorita para el narco

Tráfico de droga y violencia se apoderaron del estado porque las condiciones se conjuntaron para que así fuera, afirma antropólogo

Claudia Solera | 18-11-2013
El pasado 4 de noviembre, el gobierno federal informó del inicio de un nuevo operativo con fuerzas federales en el estado de Michoacán, ahora en Lázaro Cárdenas. Se detalló que, entre otras acciones, la Secretaría de Marina incrementaría la cifra de efectivos en la zona para garantizar la seguridad.
El pasado 4 de noviembre, el gobierno federal informó del inicio de un nuevo operativo con fuerzas federales en el estado de Michoacán, ahora en Lázaro Cárdenas. Se detalló que, entre otras acciones, la Secretaría de Marina incrementaría la cifra de efectivos en la zona para garantizar la seguridad.

CIUDAD DE MÉXICO, 18 de noviembre.- Contados son quienes han logrado recorrer en Michoacán las zonas dominadas por el crimen organizado. Durante 15 años, Salvador Maldonado, investigador de El Colegio de Michoacán, ha viajado a la sierra, a la costa y a los municipios para conversar con los pobladores, campesinos, los señores del narcotráfico y las autoridades para explicar el por qué de la violencia e ilegalidad en el estado. De hecho, el año pasado, su artículo Drogas, violencia y militarización en el México rural. El caso de Michoacán ganó el primer lugar del Premio Iberoamericano en Ciencias Sociales.

Y entre las conclusiones que obtuvo este doctor en antropología fue que el crimen, el narcotráfico y la violencia se apoderaron de Michoacán porque todas las condiciones se hilvanaron para que así fuera. Primero, la sierra tiene rasgos geográficos y climáticos similares a los del sur de Colombia, donde se ha sembrado el mayor porcentaje de hoja de coca en el mundo, que favorecieron al cultivo de la mariguana y la amapola. Los puertos michoacanos estuvieron sin vigilancia por décadas hasta consolidarse como los grandes receptores de precursores químicos y como punto estratégico de la ruta del Pacífico desde la que se transporta droga de Suramérica hacia Estados Unidos.

También, las zonas agrícolas de Michoacán; luego de ser las más importantes de México en los años ochenta con el cultivo y exportación de algodón, frutas y cítricos, sufrieron una crisis.

“Bajaron los niveles de producción, las reformas al campo tuvieron un impacto muy negativo en términos de la privatización de la tierra y el apoyo a los campesinos fue muy raquítico”, explicó Salvador Maldonado en entrevista con Excélsior.

Y hay mucha población en la sierra que ni siquiera ha tenido acceso a derechos básicos como la salud o la educación y tampoco una alternativa de trabajo.

“Los programas del estado son ausentes en la sierra. Si alguien quiere estudiar una licenciatura, debe trasladarse a cinco horas”, aseguró.

Michoacán, por ejemplo, registra la mayor deserción escolar de México, de acuerdo al Instituto Nacional para la Educación de los Adultos, INEA.

“Esa gente no tiene alternativas, no hay forma de escalas de movilidad social, y si por medios legales no la puede encontrar, la gente quiere experimentar con un golpe de suerte que algo cambie en su vida metiéndose con algunas organizaciones delictivas o funcionando como vehículos para transportar la droga. Yo no veo futuro sino se les dan alternativas, porque de algo tienen que vivir.”

Salida ante condiciones precarias

En el Valle de Apatzingán, Maldonado entrevistó a la señora Ortega, campesina de un poblado rural mísero, para conocer las estrategias que sigue para subsistir en este sitio.

“Cuando hay temporadas en las que les va ‘muy mal’ en la agricultura, buscan contacto con brokers para obtener semillas de mariguana y sembrarlas en las montañas cercanas al poblado. Dice que no hay otra cosa que se pueda hacer, se queja del gobierno, de que no los ayuda a comprar semilla de maíz o frijol cuando las remesas familiares escasean.”

Para estas poblaciones rurales, el cultivo de mariguana en pequeñas cantidades es una ayuda para paliar sus precarias condiciones de vida.

En México, hay tres zonas históricas de cultivo de droga: el Triángulo Dorado (Chihuahua, Sinaloa, Durango), la amplia región de Michoacán conocida como la Cuenca del Balsas y Oaxaca y Guerrero.

“En Michoacán hay testimonios que por lo menos desde finales del siglo XIX ya se habían detectado plantíos de droga”.

Sin embargo, ni siquiera es comparable el uso de la droga y la extensión de plantíos con la situación actual. Antes, los cultivos se usaban para que los trabajadores soportaran las extenuantes jornadas, pero desde la crisis de la agricultura en Michoacán, su principal fin fue el negocio.

“En una investigación que hice, desde los años 90, ya había un aumento considerable de destrucción de plantíos de droga, pero para el año 2000 comenzamos a ver una disputa por el control del cultivo, trasiego y comercialización de la droga sintética y de prácticas de extorsión y secuestro”, comentó  Maldonado.

Entre violencia y extorsiones

Con la guerra que se desató entre los grupos criminales también llegó la inseguridad para los pobladores.

“Para financiar una confrontación, para financiar un enfrentamiento, para financiar ejércitos, el crimen organizado necesita recursos y empieza a utilizar la extorsión y el secuestro para obtenerlos.”

De hecho, la Comisión de Desarrollo Rural del Congreso de Michoacán y los líderes de organizaciones campesinas acaban de denunciar que en 73 de los 114 municipios de esa entidad el crimen organizado extorsiona a los productores grandes y pequeños.

Por eso en algunas ciudades michoacanas la opción más socorrida para huir de la violencia es abandonar el lugar.

Michoacán ocupa uno de los cinco lugares de mayor desplazamiento de México, según el Centro de Monitoreo Noruego de Desplazamiento Forzado.

Apenas hace tres semanas, el obispo de Apatzingán, Miguel Patiño Velázquez, denunciaba respecto a esta entidad que ya se había convertido en un “Estado fallido” y declaró:

“Los grupos criminales: Familia Michoacana, Zetas, Nueva Generación y Caballeros Templarios, principalmente, se lo disputan (al estado) como si fuera un botín. La costa: para la entrada de droga y los insumos para la producción de las drogas sintéticas. La Sierra Madre del Sur y la zona aguacatera: para el cultivo de mariguana y amapola, el establecimiento de laboratorios para la producción de drogas sintéticas y refugio de los grupos criminales. Las ciudades más importantes y todo el Estado: para el trasiego y comercio de droga, ´venta de seguridad´ (cuotas), secuestros, robos y toda clase de extorsión.”

Por el incremento de denuncias sociales sobre la violencia y los enfrentamientos entre criminales, el gobierno federal y la opinión pública ha volteado sus reflectores a esta zona de conflicto.

De mayo a la fecha, por ejemplo, se han enviado tres mil elementos de la Defensa Nacional y la Marina para reforzar la seguridad y dos mil 500 policías federales.

Escepticismo

Sin embargo, Salvador Maldonado es escéptico ante este tipo de medidas, que sólo incluyen la fuerza pública para devolver el orden a Michoacán.

“Lamentablemente ni aún eliminando los carteles van a tener un bajo índice de violencia. Yo creo que las preguntas que se debe hacer es: qué garantías de vida y de seguridad le puede dar a las poblaciones rurales que están en medio del conflicto. Si  las políticas radicales de fuerza pública no se combinan con programas sociales, yo no veo futuro y va a seguir produciendo muchas víctimas”, concluyó el especialista.

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