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Hacker

Entendiendo al cerebro; entrevista con Rafael Yuste

Para el creador de BRAIN, la neurotecnología será el futuro

Paul Lara | 15-11-2017
Foto: Freepik

CIUDAD DE MÉXICO.

Imagina este escenario. Un hombre tetrapléjico es parte de un ensayo clínico de lo que se denomina Interfaz Cerebro-Computadora (BCI, por sus siglas en inglés), donde un chip en su cabeza ayuda a interpretar la actividad neuronal cada que piensa, y lo traduce en una acción.

Por ejemplo, piensa en tomar una taza, y un brazo robótico lo hace por él. Más tarde, piensa en mover un cursor en su computadora, y un programa lo hace.

Esto es parte del trabajo que realiza Rafael Yuste, neurobiólogo creador del proyecto BRAIN (Investigación del Cerebro a través del Avance de Neurotecnologías Innovadoras), con el que busca descifrar cómo funciona el cerebro, sus neuronas, en pocas palabras, mapear por completo este órgano para usar sus investigaciones y aplicarlas a la neurotecnología.

“Con ello crearemos aplicaciones, programas, tecnología para ayudar a personas con diversos padecimientos, así como crear máquinas con mejor inteligencia artificial (IA). Estamos ante un nuevo renacimiento, pero no sólo por la IA, sino por la inteligencia ya aplicada a la ciencia. Estamos en un momento crucial, ya que gracias a estas tecnologías la humanidad entenderá por fin cómo funciona el cerebro, cómo surge la actividad neuronal. Vamos a entendernos por dentro por primera vez. Eso llevará a cambios sociales y biológicos para mejorar”, es lo primero que responde.

Yuste estará esta semana en Monterrey, en el INCmty: Going Exponential, un evento de emprendimiento y tecnología que realiza el Tec de Monterrey, pero acepta ser entrevistado desde su cubículo en la Universidad de Columbia, Nueva York.

Considerado uno de los científicos más influyentes del mundo, al punto que sus ideas sobre mapear al cerebro humano sedujeron a la administración del ahora expresidente Barack Obama, quien le dio dos mil millones de dólares para su iniciativa BRAIN, Yuste asegura que la investigación que ya se desarrolla en conjunto con varios laboratorios de EU y la UE, va a provocar un cambio en humanidad.

“Cuando entendamos el cerebro, la humanidad se entenderá a sí misma. Cambiarán muchísimas cosas como la educación, el sistema legal o la economía”, explica.

INVERSIONES

Yuste recuerda que están en el tercer año, de 12 que pretenden dure la investigación, y considera que están en una etapa crucial. “Ya se han invertido alrededor de 500 millones de dólares de 4 mil 500 millones que se planean destinar al proyecto. Falta hacer lo mas importante, ahora mismo hay alrededor de 400 laboratorios trabajando en EU y Europa, construyendo nuevos métodos y tecnologías para poder registrar la actividad de neuronas del cerebro, de, y poder cambiar y modular la actividad de las mismas.

“Tenemos paciencia, pues estamos atravesando la frontera del conocimiento del cerebro hacia territorio desconocido, por lo cual aún no podemos predecir que es lo que vamos a encontrar, y cuándo”, dice.

En este punto, responde al cuestionamiento de que si con sus descubrimientos, el ser humano podría crear una máquina que tenga una plataforma similar al ser humano que la ayude a razonar, pensar o a tener conciencia.

“Ni yo sé qué es la conciencia. Depende cómo funcione el cerebro. No lo sabemos todavía. Lo que te puedo decir es que los cerebros son máquinas orgánicas biológicas, por lo que compararlos con las computadoras es simplemente una metáfora”, agrega el neurobiólogo español.

EL OTRO ESCENARIO

Ahora imagine este escenario. La tecnología BCI se ha perfeccionado. Los resultados funcionan. Las personas con lesiones de la médula espinal tienen otra alternativa con la neurotecnología, pues les permite realizar tareas motoras. Los investigadores ya pueden interpretar la actividad neuronal de una persona.

Surgen desarrollos donde se decodifican los procesos mentales de las personas y se les manipula.

Los individuos pueden comunicarse con otros simplemente por pensar. Las capacidades mentales y físicas se mejoran.

Tales avances podrían revolucionar el tratamiento de muchas afecciones, desde lesiones cerebrales y parálisis hasta epilepsia y esquizofrenia, y transformar la experiencia humana.

“Pero la tecnología también podría exacerbar las desigualdades sociales y ofrecer a las empresas, hackers, gobiernos o cualquier otra persona, nuevas formas de explotar y manipular a las personas. Y podría alterar profundamente algunas características humanas básicas: la vida mental privada, la individualidad”, explica Yuste.

Por ello, señala que es crucial considerar las posibles ramificaciones de sus investigaciones, y crear regulaciones éticas contra estos “males” que podrían surgir.

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