'Sólo se escuchaba ruido de ambulancias', así la pandemia en Nueva York

ESTADOS UNIDOS.

La mexicana Alejandra Vela estudia un doctorado en el Departamento de Lenguas Portuguesa y Española de la Universidad de Nueva York, desde donde le tocó vivir el estallido de la pandemia de coronavirus y el surgimiento de las protestas sociales tras el asesinato del afroamericano George Floyd.

Lo que comenzó sin parecer una situación tan alarmante se ha convertido en una emergencia de tales dimensiones que hoy Estados Unidos es el país más afectado del mundo por el COVID-19 en cantidad de contagios acumulados y de víctimas mortales.

Una situación de inestabilidad sanitaria que se ha acompañado de posiciones erráticas del presidente Donald Trump y que ahora se suma a un estallido social, luego de que el afroamericano George Floyd perdiera la vida bajo custodia policial en Minneapolis después de ser arrestado con uso excesivo de la fuerza.

Las personas han salido a las calles para reclamar la histórica brutalidad con que la policía ha procedido en contra de la comunidad negra en Estados Unidos.

En entrevista con Notimex, Alejandra Vela recuerda su experiencia como habitante de Nueva York en el proceso del estallido y proliferación de los contagios de una enfermedad que desafía la salud y la economía del mundo, y que afectó especialmente a la ciudad norteamericana.

Al principio, es decir, por ahí de la última semana de febrero, primera de marzo, no parecía estar pasando mucho. La gente empezaba a comentar la situación primero en China, luego en Europa, especialmente en Italia, pero no parecía muy preocupada”, relata.

La primera señal de alarma vino cuando comenzaron a poner en la universidad grandes botes de gel antibacterial para que todos los usáramos en cualquier momento. En el metro y los autobuses, veías de pronto a alguna que otra persona ya usando mascarillas y estornudando en el codo, según lo habían indicado las noticias como métodos de prevención, pero poco más”.

Vela tenía planeado un viaje de descanso con su pareja, que tuvo que posponerse, entonces lo pensaron para finales de mayo; además tuvieron que adaptarse al trabajo en casa, que no varió significativamente sus actividades como estudiantes de posgrado.

Creo que lo que más angustia provocó en las primeras dos, tres semanas del encierro fue la dificultad para conseguir víveres. Como no podíamos salir de casa recurrimos a las plataformas en línea para hacer el súper, pero había una gran escasez de productos, no sólo papel de baño, sino arroz, pasta, lentejas, salsa de tomate, cosas que no se descomponen rápido, además de que había muy poca disponibilidad de horarios de entrega”, explica.

No obstante, la situación se regularizó en abril y pudieron hacer compras incluso en tiendas locales, con el requisito de ingresar portando mascarilla.

En términos de la gente, creo que todos estábamos asustados, sobre todo porque a lo largo de las semanas lo único que se escuchaba en la calle era el ruido de las ambulancias a toda hora. También era sorprendente sentir el silencio de la ciudad, que los pájaros se podían escuchar en las mañanas, todo era extraño”.

Antes de la pandemia, Vela y su pareja ya habían decidido volver a radicarse en México, pero la enfermedad complicó el traslado y todas las maniobras correspondientes.

Nuestro plan era vender la mayoría de nuestros muebles en lugares como Craigslist para no tener que tirarlos, y en medio de esta crisis la gente no estaba tan receptiva a hacer compras de segunda mano.

Por otro lado, el consulado estaba cerrado al público, por lo que temimos por un momento no poder hacer los trámites necesarios para la mudanza, pero al final nos respondieron muy rápido y fueron muy amables. Asimismo, tuvimos que comprar dos veces el boleto, ya que la aerolínea con la que originalmente habíamos hecho la reservación canceló todos sus vuelos afuera de México”, explica Vela.

Al llegar a México, el 29 de mayo, encontró pocas medidas de seguridad en la revisión aduanal, como falta de espacio para guardar distancia, además de que viajaron en una aeronave prácticamente llena, con algunos asientos vacíos dispersos.

Manejo de Trump: desastre total y absoluto

El trato que le ha dado el presidente de Estados Unidos al coronavirus ha sido un desastre total y absoluto, califica Vela, estudiosa de literatura escrita por mujeres y del proceso de consolidación de un cánon artístico que convierte al género en un factor de valoración.

En el momento en que todos necesitábamos instrucciones claras e información precisa, Trump insistió en, primero, hacer menos la gravedad de la pandemia y, segundo, minimizar o tratar de acaparar la atención de los gobernadores”, lamenta la doctorante.

Lo convirtió también en una plataforma para seguir tratando de avanzar su agenda migratoria, lo cual a todos mis amigos y a mí, que somos en general estudiantes con visas F-1 o J-1, nos puso muy nerviosos. El que realmente se sintió como un líder fue el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo”, contrasta.

George Floyd, nuevo detonante de una vieja historia

El caso de la muerte del afroamericano George Floyd es deleznable, aterrador y sumamente triste, evalúa Vela.

Es sin duda evidencia de las múltiples formas que toma la violencia estructural, sistémica y racista que sufren las comunidades negras en Estados Unidos. Me parece impresionante el modo en que estas manifestaciones han prendido a lo largo del país”, cuenta.

Yo llegué a Estados Unidos en 2014, cuando también se hizo público un video en donde se veía la muerte de un joven negro, Eric Garner, por asfixia a manos de un policía. Fue la primera vez que la frase ‘No puedo respirar’ se convirtió en emblema de la lucha en contra de la brutalidad policiaca en contra de la comunidad negra”.

La estudiante considera que aunque ya entonces el movimiento Black Lives Matter tuvo mucha fuerza, no alcanzó la sonoridad y repercusiones que han tenido las manifestaciones de este 2020.

Me parece que es una lucha por la igualdad que lleva mucho tiempo fermentándose y me parece realmente conmovedor, esperanzador y buena señal que la población en general esté saliendo a protestar. Es una sociedad que suele ser más individualista. El ver estas movilizaciones masivas de gente luchando por una misma causa es sorprendente”, apunta.

La injusticia que sufren (en la comunidad afroamericana) es abismal: según estadísticas que se han hecho sobre el sistema de encarcelamiento en Estados Unidos, uno de cada tres hombres negros en el país va a pasar tiempo en la cárcel a lo largo de su vida. Y hace falta que se visibilice más y que se lleven a cabo acciones concretas desde el Estado para combatir esta discriminación”, subraya Vela.

El hecho de que la gente salga a la calle con tal intensidad a pesar de la vigencia de la emergencia sanitaria, estima Vela, habla del hartazgo y la rabia de que estas violencias racistas sigan ocurriendo.

Maestra en estudios culturales hispánicos por la Universidad de Columbia y estudiante de letras hispánicas en la UNAM, Alejandra Vela desarrolla en sus estudios de doctorado de la Universidad de Nueva York investigaciones queer, de género y de literatura de mujeres.

Particularmente busco cuestionar los cánones y paradigmas estéticos que perpetuamos y que permiten la continuidad de un sesgo que ha sido definido a partir de la diferencia sexual”, comparte sobre su trabajo académico.

En específico, en mi tesis doctoral analizo el rol que las revistas femeninas tuvieron en la configuración del campo literario mexicano a mediados del siglo XX, para así cuestionar los prejuicios que tenemos con respecto a qué es literatura ‘valiosa’, conservable, memorable”, concluye.

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