Luciano Pereyra: 'No creo en la suerte'

CIUDAD DE MÉXICO.

Nunca perdió la fe. Siempre supo que algún día alcanza­ría su sueño: conquistar a los mexicanos con su música. Sabía que esto no depende­ría para nada de la suerte, en la que no cree en ningún sen­tido, así lo comentó a Excél­sior el cantautor argentino, Luciano Pereyra, un fenó­meno musical en su país y Latinoamérica.

Dice Gardel que 20 años no es nada... yo digo que sí, ha sido mucho trabajo, así me enseñaron mis padres, por eso no creo en la suerte, todo es cuestión de luchar por lo que se quiere y ahora 20 años des­pués por fin llego a este bendi­to país”, comentó.

Pereyra tiene dos décadas de carrera musical en la que se ha llevado dos nominacio­nes al Grammy Latino, ha roto récords de asistencia a sus conciertos, ha vendido más de un millón de discos y ha com­partido escenario con figuras como Juan Gabriel, Mercedes Sosa, Alejandro Sanz, Juanes y Luis Fonsi, entre otros. Sin embargo, una asignatura que tiene pendiente es conquistar a los mexicanos y mañana se presentará en el Lunario del Auditorio Nacional en el mar­co de la celebración de sus 20 años de carrera artística.

Tengo ansiedad, porque con México me une una histo­ria más que profesional, per­sonal. Mi padre sacó su disco mariachi (a nivel amateur) en Argentina y desde chico es­cuchaba a Miguel Aceves Me­jía, Vicente Fernández y Juan Gabriel. La vida me cruzó con Juan Gabriel y me invitó a su Auditorio, además grabé una canción de él en mi primer disco. También tuve una par­ticipación con Paty Cantú, estuvimos juntos en Argenti­na y México y mañana estaré solito cantando en el Lunario del Auditorio Nacional”, dijo emocionado. El tour se llama La vida al viento, que también es el nombre de su más re­ciente material discográfico. “Es el disco más romántico de toda mi carrera. No tiene que ver con las historias de amor de pareja, fue hecho en el marco de mucho amor de toda índole (de mi madre, de mi padre, de mis amigos y de mis perros). Tiene toques de lo que suena hoy sí, pero sin de­jar de lado mis raíces folclóri­cas”, concluyó.

hch