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Función

Día Mundial del Teatro 2023; festejan en el escenario

Productores, directores y actores coinciden en que la mejor forma de celebrar es ofreciendo propuestas interesantes para que el público decida ir a los teatros

NANCY MÉNDEZ C. | 27-03-2023
Día Mundial del Teatro
En el Día Mundial del Teatro, productores y creativos aseguran que la mejor forma de festejar es subir el telón para que la gente acuda a las salas. Fotoarte: Abraham Cruz

Para quienes hacen el teatro  en México, el mayor desafío al que se enfrentan para abrir el telón es contagiar al público para que acuda a las salas. En ello coincidieron diferentes productores y creativos, quienes afirmaron que lo que los impulsa a continuar es la pasión por contar historias de viva voz sobre un escenario, hacerlo con calidad y compartirlas en una función.

En el marco del Día Mundial del Teatro, que se conmemora cada 27 de marzo, tal reto es enorme, pero también lo son las propuestas que actualmente ocupan la cartelera teatral mexicana con títulos y experiencias diversas para todo tipo de espectador.

En cuanto a números, los resultados de mayo de 2022 del Módulo sobre Eventos Culturales Seleccionados (Modecult), del Inegi, registraron que en comparación con 2021, en 2022 la asistencia a eventos culturales se incrementó en 23.9 por ciento, aunque aún está 16.6 por ciento debajo de lo observado en mayo de 2019, previo a la afectación en la asistencia a las actividades culturales por la pandemia ante covid-19.

En 2019, el 12.3 por ciento de la población asistió a una obra de teatro. Este porcentaje fue en descenso debido a la pandemia y, en 2020, bajó a 11.9 por ciento. En 2021, se registró un 2.8 por ciento y en 2022 hubo una recuperación con 4.7 por ciento.

En cuanto a la frecuencia de asistencia en 2022, el estudio, que es el más reciente, publicó que 64.1 por ciento de la población que acudió al teatro lo hizo, en un lapso de 12 meses, sólo en una ocasión, mientras que el 21.1 por ciento, logró asistir dos veces, y el 7.4 por ciento acudió en tres o más ocasiones.

La entrada a bajo costo sigue siendo el motivo principal del público para asistir a un evento cultural, considerando no sólo teatro, sino danza, música o exposiciones, y la cercanía a la vivienda o domicilio laboral de los espectadores, el segundo rubro que consideran para salir de casa. Es decir, la asistencia a estos eventos también depende de lo que sucede en el entorno del espectador.

De ello habló el productor teatral Morris Gilbert, para quien la celebración del teatro es parte de su quehacer cotidiano.

“El teatro está siempre dentro de una realidad, dentro de un contexto y creo que el futuro del teatro en México es el mismo que el del país entero: incierto, por decir lo menos. Todo depende del día y de la hora en que se analice. Un día salgo de Aladdín y está agotada hasta la última butaca. Voy a Los monólogos de la vagina y está agotada hasta la última butaca y, más tarde, Defendiendo al cavernícola, que también está agotada hasta la última butaca. Pero no siempre es así. ¿Cuál es la diferencia de un día así con el resto de los días del año? Las circunstancias.

“Cuando las circunstancias son favorables en México, la gente viene al teatro y ahí está la prueba. El problema es que tenemos a lo largo del año tantos obstáculos qué saltar, que hace difícil la sobrevivencia, por lo menos de un productor como yo”, expresó Gilbert en entrevista con Excélsior.

Morris, con actualmente cinco obras en cartelera en diferentes espacios como
Aladdín, Defendiendo al cavernícola, Dos locas de remate, Los monólogos de la vagina y Toc Toc, y una por estrenar, Ugo, Pako y Luiz, se dijo “un productor atípico”.

“Yo primero me fijo en que amo hacer lo que hago y después en el negocio. Eso no es lo normal, pero como amo hacer lo que hago, lo hago contra viento y marea o contra viento y pandemia o contra todo lo que se me ponga enfrente, porque es mi vocación y por eso es que logro tener cuatro, cinco o seis obras simultáneamente, pero no le aconsejaría a nadie que tome mi ejemplo, porque no lo soy, ya que no sigo las reglas tradicionales.

“Yo bauticé al teatro, desde hace muchos años, como el ‘eterno moribundo’, porque efectivamente siempre se está muriendo y nunca se acaba de morir, siempre termina vivo. Cuando todos pensamos que se murió, resurge. Hay mucho de mágico en torno a lo que hacemos y por eso es tan difícil explicarlo en términos cuantitativos”, afirmó.

Para Claudio Carrera, productor del musical Mamma Mia! en el Teatro de los Insurgentes, el panorama del teatro en México es positivo.

“Tengo emociones encontradas, porque más que un reto, el teatro ahora nos está dando mucha alegría, confianza, luz, optimismo y fuerza. Mamma Mia! ha sido un regalo para todos, empezando por el teatro que cumple 30 años el 30 de abril. Es una obra preciosa, que está haciendo que la gente salga feliz y que el Teatro de los Insurgentes vea su sala llena como tantas veces en su historia.

“Tina Galindo me decía: ‘Qué increíble que podamos hacer así de feliz a la gente, que salga bailando, con una sonrisa, inspirada y que, si venían enojados, cansados o peleados, la obra les cambie el chip a positivo’. Eso es muy bonito y es parte del porqué hacemos teatro. La comedia musical tiene esa magia, que te hace salir renovado”, compartió Carrera.

El productor cumplió dos décadas en su profesión y no se ve haciendo nada más.

“No sé hacer otra cosa. Aunque estudié administración de empresas, ¿podría hacer otra cosa? Pues no, no sería el más feliz haciendo otra cosa. Hacer teatro es hacer lo que más me gusta y más en el Insurgentes. Ha habido épocas muy buenas y regulares, nunca malas. La pandemia sí fue una época oscura para todo el mundo.

“Lo que queda de hacer teatro son muchas satisfacciones, placas colgadas y obras en las que trabajamos con Diego Luna tantas veces, con Eugenio Derbez, Daniela Romo, Luis Gerardo Méndez, Daniel Giménez Cacho, José María Yazpik, Irene Azuela, John Malkovich. ¡Qué suerte hemos tenido y qué coincidencias tan afortunadas! Por tanta gente que ha empezado en ese teatro, como Fernanda Castillo o Flavio Medina o muchas más que han triunfado.

“Del teatro nadie se hace millonario. Es un negocio muy duro y arriesgado, que con lo que ganas en una, pagas la otra, pero lo que queremos es tener las fuentes de trabajo abiertas, hacer teatro de calidad y mantener el nivel que tiene México a nivel internacional, que ese se lo debemos a Manolo Fábregas, Silvia Pinal, Bob Lerner, Luis de Llano Palmer, Julissa, Tina Galindo, Fela Fábregas y a Ocesa, a Alejandro Soberón, Federico González Compeán, Julieta González y Morris Gilbert, todos los que han logrado mantenerlo. Me da mucho orgullo que, de la mano de Tina, he contribuido con mi granito de arena en ese sentido. Cuando veo las placas en el Insurgentes, siento que algo dejé e hicimos bueno”, apuntó.

Adrián Vázquez, quien dirige la compañía Los Tristes Tigres, con obras en cartelera en diversos recintos como Wenses y Lala, siempre con funciones agotadas en donde se presente, El hijo de mi padre, Los que sobran, Dos para el camino y Los días de Carlitos, enfatizó que atraer al público a una experiencia en vivo que compite con la tecnología en la palma de la mano es el mayor desafío.

“Empecé a hacer teatro hace 30 años y siempre se ha hablado de la crisis que vive el teatro. Sin embargo, el teatro siempre ha encontrado el camino. Quienes lo hacemos, entendemos que la crisis, el estrés o el desafío es parte inherente a lo que nos dedicamos. El desafío siempre ha sido el mismo: cómo comunicar lo que hacemos y llevar a la gente a las salas; cómo acercar al público a lo que hacemos y nos apasiona, nos mueve y conmueve.

“La gran dificultad que tenemos en la actualidad quienes hacemos teatro son todos estos medios inmediatos de comunicación, que hacen más complejo el contagiar a nuevas generaciones a esta posibilidad de ver espectáculos que duren una hora y les transmitan la potencia de lo que nosotros queremos vivir y habitar.

“Soy un creyente de que la pandemia lo que hizo fue condensar esta necesidad que tenemos de teatro, para que, quienes lo hacemos, tuviéramos la posibilidad de explotar. El problema es cómo contagiar a quienes lo ven y disfrutan del fenómeno. Ese es el desafío y se mantiene vigente, por lo menos desde que empecé a hacer teatro, el cómo acercar al público a las salas. Conforme las generaciones han ido cambiando, cómo jalar la atención es lo que nos reta como creadores”, destacó.

El actor, cantante, escritor y productor Alan Estrada, quien levantó desde cero el musical atípico Siete veces adiós, con funciones agotadas en el Teatro Ramiro Jiménez, habló de la necesidad de escuchar al público para saber lo que desea ver en escena.

“Quienes hacemos teatro en México tenemos que ser un poco más observadores con lo que la gente consume en términos de entretenimiento. La gente ya está saliendo de sus casas, está abarrotando los conciertos, los restaurantes y la pregunta es ¿cómo hacemos que esa gente vaya al teatro?

“Creo que el éxito de Siete veces adiós deja claro que la gente quiere ver historias que los identifiquen, que hablen de nosotros mismos, que nos conmuevan, que nos hagan sentir cosas. Ahí está la clave. Hay una oferta enorme en la cartelera mexicana, pero creo que entre más hablemos de nosotros mismos, más acercaremos a la gente al teatro”, dijo Estrada.

Precisó que la pasión que tienen como hacedores es la que los mueve para insistir en seguir abriendo el telón.

“El teatro es de las pocas formas de arte en las que el objetivo principal no es el dinero o la utilidad. La insistencia está basada en el amor y la pasión. La crisis de la que hablamos en el teatro, no lo sé, más bien hay que escucharnos y al público. Estoy convencido que, si escuchamos al público y somos más inteligentes, cada día acudirá más y más gente a las salas”, acotó.

El director Benjamín Cann, quien dirigió recientemente obras como El cuerpo en que nací y Güevos, dijo que el teatro nunca morirá.

“El reto de siempre es traer el público, que quiera venir a escuchar lo que nosotros creemos que es importante contarles, deseando que sea importante también para ellos, que se sientan atraídos a venir. Hay muchos problemas, pero recuerdo que siempre los ha habido.

“Alguna vez, cuando estaba por hacer mi primera obra de teatro, mi primera dirección, un viejo maestro, Hebert Darien, me dijo: ‘el teatro es un viejito que está enfermo, siempre va a estar enfermo, pero no se va a morir, porque es el único lugar en donde de veras, nosotros, nos contamos cómo somos’. Creo que tenía toda la razón, me lo dijo hace muchos años y sigo pensando que eso es cierto.

“Es el único lugar en donde tenemos la oportunidad de contarnos a nosotros mismos, deseando que el espectador empate con lo que yo pienso de la vida o mi cosmovisión. Es el único que nos vuelve auténticos. Es la única expresión en donde tenemos la oportunidad de no responder necesariamente a las necesidades de un cliente, sino donde podemos experimentar con nosotros y nos vemos retados y con la necesidad de volver a rascar lo que pensamos y sentimos, para ser el vehículo posible en el que público empate y sea nuestro compañero para contar cómo es la vida o de un tema o qué pensamos de los seres humanos.

“Por eso no podemos dejarlo morir. A pesar de que siempre se reducen las temporadas y que es difícil para la gente, en una crisis económica en la que siempre vivimos y el teatro se vuelve caro y un lujo, a pesar de eso, la gente viene, se sienta y cuando se hace oscuro, todo mundo quiere que le cuenten el cuento, porque vale la pena. Por eso tenemos el compromiso de seguirlo manteniendo vivo”, explicó Cann.

La actriz Aída López, protagonista de la obra Emilia, en el Teatro Helénico, añadió al respecto: “El teatro siempre es el niño enfermo, le pasa todo. Si hay final de futbol, le hace daño; si hay marcha, le hace daño; si llueve, la gente no llega, le hace daño. Es nuestro niño enfermo, pero resistente por demás y ofrece una visión del mundo; es la lupa para ver lo que sucede afuera.”

El director Miguel Septién, de la obra Un Dios salvaje en el Teatro Milán dijo que el panorama es “esperanzador”.

“Algo muy afortunado del teatro en México es que, quienes lo hacemos tenemos que luchar contra viento, marea y todas las cosas posibles para lograr montar una producción. ¡Y aun así lo seguimos haciendo! Si logramos sobrevivir y seguimos teniendo las ganas de seguirlo haciendo, sólo creo que podemos ir hacia arriba”, concluyó Septién.

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