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Función

A ritmo de Marc Anthony

Al cantante se le iba el aire por la altura y el audio le falló en las primeras dos rolas, pero puso a todos a bailar durante su primera presentación en el Palacio de los Deportes

Jorge Santamaría | 17-10-2018
15 mil personas acompañaron a Marc Anthony en su primera noche en el Domo de Cobre de la Ciudad de México / Fotos: Daniel Betanzos
15 mil personas acompañaron a Marc Anthony en su primera noche en el Domo de Cobre de la Ciudad de México / Fotos: Daniel Betanzos

CIUDAD DE MÉXICO.

Y hubo alguien que hizo que la fuerte lluvia de ayer en la Ciudad de México fuera una nimiedad...Ése se llama Marc Anthony, el hombre que pudo hacer pensar mal y bonito a las lindas damas, solteras, acompañadas o con anillo; mayores y jovenzuelas que lo vieron aparecer en el escenario del Palacio de los Deportes poco antes de las 21:00 horas.

El alcance que tiene con las féminas, el poder y la seducción a distancia se pudo medir fácilmente con las nulas quejas que hubo al no poder distinguir su voz tan claramente durante Valió la pena y Y hubo alguien.

El pobre audio se complementó con 15 mil personas cantando; zapateando tímidamente al fondo del llamado Domo de Cobre y con los gritos provocados por la manera tan boricua que tiene Marc de darse una simple vuelta.

De plano era mucha emoción. De milagro las mujeres que, aparentemente sedientas, cargaban con dos chelitas familiares no las tiraron. O las agarraban con los dientes o se los daban a su chaperón para poderle aplaudir a su fantasía quien se encontraba a escasos metros de distancia.

Hasta deshacerse de los lentes de sol se le celebraba. Quedarse de pie con las manos en la cintura ni mencionarlo. Después de tantas noches en el Auditorio Nacional tenía que disfrutar un lleno como éste.

 

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Voy a ser muy honesto: la altura no me afecta en nada”, dijo. Obvio no era cierto y estaba siendo sarcástico.

Para Flor pálida tuvo que jalar aire para no quebrarse, un jalón digno de un maratonista. Si alguien dudaba de su esfuerzo, aquí le creyeron y le siguieron la pista.

El salsero rompió el hielo y en la pista ya se respiraba un poco al estilo de la tradición del Salón Ángeles. Las vueltas, el guía, el ritmo, lo latino que uno lleva dentro por fin salió a través de los pies derechos e izquierdos.

Un beso tronado selló el momento. La rumba no paraba. “Yo trato, trato, trato, pero no, no te olvido...”, cantaba. Uno de los versos de Contra la corriente llegadores y que van directito al corazón y la cintura. Hasta para presumir su habilidad para aporrear bombo y platillo se dio tiempo.

 

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El guión de su concierto, para los que lo siguen desde hace años, es similar. Puede o no cansarse por la altura, pero la muletilla del Shake it up, baby no se le quita, al igual que jamás deja de lado el tributo a Juan Gabriel con Abrázame muy fuerte y a José Luis Perales con Y cómo es él.

Aunque ahora la historia de su nombre no se contó (se llama Marco Antonio Muñiz, como un homenaje a el Lujo de México).

Ya eso de estar sentados se acabó”, gritó. Y sí, llegó más bailongo y más sudar la gota gorda con Vivir lo nuestro y Te conozco bien, un par de rolas que, al menos en pista, hicieron que la ausencia de butacas y la mudanza del Coloso de Reforma al recinto de la Ciudad Deportiva valieran la pena.

Y como todo lo bueno tiene y tuvo que terminar, la sacudida de principio de semana terminó pasadas las 22:30 horas  con las siempre confiables Mi gente, el merecidísimo cover de Héctor Lavoe; y Vivir la vida... “la la la laaaa”. 

 

AMU

 

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