Un reino de fantasía y oscuridad en la más reciente novela Antonio Ortuño

CIUDAD DE MÉXICO.  Una novela de aventuras, con espadas y tabernas, protagonizada por una antiheroína que enfrenta a un asesino que devora mujeres en un reino medieval dominado por la traición, la corrupción y la violencia. Éste es el contexto de Matarratas, la más reciente novela del escritor Antonio Ortuño (Guadalajara, 1976).

El relato es fantástico, se inspira en la literatura de Jonathan Swift, J.R.R. Tolkien, R. L. Stevenson y las historietas de Conan el Bárbaro y cuenta la historia de una protagonista que nació como migrante en un mundo donde se cuestiona la monarquía, la corrupción, la magia y la fe.

Matarratas es la antiheroína que vive en una sociedad real y corrupta, que registró un cambio de gobierno y no ha resuelto los problemas existentes. Ella es una chica abandonada que se vale por sí misma para salir adelante, rodeada de traiciones y de un tipo que se dedica a asesinar mujeres”, dice Ortuño en entrevista con Excélsior.

Digamos que no es una realidad tan separada de la nuestra, pero el ubicar esos problemas en un mundo imaginario y fantástico me dio la posibilidad de verlos con perspectiva y ponerlos en otro panorama”, explica.

Matarratas es el cuarto libro de narrativa juvenil de Ortuño, nacido al calor de la pandemia. “Había terminado una novela que saldrá en 2022 y, de pronto, encontré por delante un tiempo que no había agendado. Esto sucedió cuando se cancelaron festivales, giras y ferias del libro. Entonces apareció una bolsa de tiempo y la necesidad de estar aislado que, para mí, fue un oasis”.

Sin embargo, el autor aclara que no optó por la confección de una heroína clásica ni comercial. “No es una súper heroína, sino que está más cerca de ser una antiheroína, una jovencita egoísta que se ha defendido de todo y contra todos, involucrada en los problemas políticos de Ciudad del Lago.

Ella no está con los monárquicos ni con los rebeldes –que son el nuevo gobierno y a quienes ve con distancia–, pero tampoco está dispuesta a involucrarse en nada que la desvíe de su camino por sobrevivir y mejorar en esa sociedad donde empezó en lo más bajo, como migrante paupérrima”.

Además, Ortuño advierte que el tono de la narración y de los personajes de este libro no está cerca de la magia y la heroicidad. “Es un poco una novela de gánsteres, pero en una atmósfera antigua, llena de tabernas, callejuelas, con espadas y caballos, que corresponde a otro tipo de espíritu”.

¿Por qué el relato se centra en la Revolución Gloriosa? “Es una especie de pequeña burla. Primero se habla de lo ineficaz que era la monarquía, la cual gobernaba para sí misma, pero le sucede un levantamiento, encabezado por gente poderosa del reino, que desplaza a los nobles y crea el mito de la Revolución Gloriosa, según la cual cambiará todo, aunque no sucede así, y donde la gente pobre sigue siendo pobre y lo único que han hecho es saquear lo que no se pudieran llevar los reyes”.

Y agrega: “Si Tolkien pudo crear un mundo basado en los principios del catolicismo y en esa atmósfera con sabor a cristiandad europea medieval y si Úrsula Le Guin lo hizo, apoyada en sus ideas sobre la filosofía oriental, yo tendría que basarme en anarquistas escépticos con respecto al poder.

Creo que este tipo de imaginario siempre se basa en una especie de cosmovisión y ahí está la mía, que es escéptica y en ciertos momentos nihilista”, explica.

¿Por qué se necesitaba un personaje asesino y antropófago? “Este tipo de narrativas está poblada por monstruos. Algunos proceden de mitologías antiguas o de la imaginación de los autores. Pero la idea del monstruo es indisoluble del imaginario y de la literatura fantástica.

En este caso, traté me procuraré un monstruo que no vulnerara la idea del mundo sin magia, es decir, no quería que fuera una criatura sobrenatural ni una fiera salvaje, sino un monstruo de otras características, un antropófago y abusador de mujeres que se convierte en el primer blanco de Matarratas”, comenta.

Antonio Ortuño también es autor de El buscador de cabezas, Recursos humanos, Ánima y La fila india.

cva

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