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Expresiones

'No somos mejores o más solidarios'; creadores tienen una visión pesimista de la pandemia

Jaime Labastida, Arnoldo Kraus, Sandra Lorenzano y Alberto Ruy Sánchez, coinciden en que no hemos aprendido nada tras 12 meses

Virginia Bautista | 25-02-2021
“Ahora hemos encontrado nuevas vacunas, hemos sabido cuidarnos más; pero la conducta, la forma de ser, el carácter, no me parece que se haya modificado”, Jaime Labastida, filósofo y poeta. Foto: Daniel Betanzos
“Ahora hemos encontrado nuevas vacunas, hemos sabido cuidarnos más; pero la conducta, la forma de ser, el carácter, no me parece que se haya modificado”, Jaime Labastida, filósofo y poeta. Foto: Daniel Betanzos

CIUDAD DE MÉXICO.

Los seres humanos no han aprendido nada de esta pandemia. “No cambiaremos nuestra forma de actuar de manera fundamental ni seremos más solidarios ni mejores”, afirma tajante el filósofo y poeta Jaime Labastida.

No encuentro ningún dato o circunstancia que me permita vislumbrar una modificación en el carácter, en la moralidad, de los hombres”, comenta el ensayista sobre covid-19, que ha mantenido a la población en el encierro y el aislamiento desde hace un año.

La humanidad ha vivido pandemias incluso más letales que la actual. Ninguna de carácter planetario, como la que padecemos. Pero ha habido epidemias que han durado decenios. ¿Cómo resurgió el hombre en esas ocasiones? ¿La experiencia nos muestra que cambió? No”, agrega en entrevista con Excélsior.

Ahora hemos encontrado nuevas vacunas, hemos sabido cuidarnos más; pero la conducta, la forma de ser, el carácter, no me parece que se haya modificado”, añade.

El también editor y académico dice que ni siquiera la soledad experimentada y la incertidumbre que ha provocado la cercanía cotidiana con la muerte nos volverá más solidarios ni mejores seres humanos.

Ciertos hábitos sí cambiarán: usaremos más los sistemas electrónicos, la comunicación a distancia, el carácter gregario se va a perder, no acudiremos a reuniones multitudinarias. Pero éste no es un cambio fundamental”, indica.

No hemos aprendido nada”, prosigue. “Tan pronto se suelta la rienda para salir y las personas lo hacen, salen sin cuidarse, sin mascarilla. Es un país extraño el nuestro, la gente cree en el chupacabras, pero no en que exista el coronavirus”.

El escritor y médico Arnoldo Kraus comparte esta visión pesimista. “Solemos repetir que las crisis son oportunidades y que éstas nos permiten crecer, entender sucesos o conflictos. Pero esta crisis no abrió vetas sanas, humanas, cariñosas o de solidaridad, ni en México ni en el mundo.

Para muchas personas no existió el 2020. El único suceso optimista fueron las vacunas. Admiro a los científicos que las generaron. Pero no hay otros hechos que nos hagan sentir orgullosos como raza”, señala.

El autor de Bitácora de mi pandemia piensa que hemos aprendido muy poco. “No existen muchas luces, son contados los países que han enfrentado bien esta enfermedad. El virus nos ha desnudado. No salimos fortalecidos en ningún aspecto. En México, la desconfianza hacia el gobierno y hacia el sistema de salud crece sin cesar. Estamos empantanados”.

Para la poeta y narradora Sandra Lorenzano, en términos sociales, “lo que estamos viendo no nos perfila a un cambio cultural, hacia el completo respeto por la naturaleza y la otredad o a la lucha contra las injusticias y la desigualdad”.

La doctora en Letras admite que falta mucho tiempo para que nuestra realidad se transforme. “No basta esta pandemia, el confinamiento, las cantidades aterradoras de muertos para que esto cambie de manera radical y rápida.

La muerte por covid-19 nos estaba igualando, pero la lucha contra esta muerte nos vuelve a mostrar la desigualdad. Estamos viendo una crisis del capitalismo neoliberal, pero ésta no implica que veremos la desaparición del sistema”, considera.

Por su parte, el escritor Alberto Ruy Sánchez destaca que este último año hemos aprendido mucho sobre lo intrusa que puede ser la tecnología. “Todavía no logro tener mis horas de escritura tan alargadas como antes. Si bien los viajes, conferencias, congresos y festivales han desaparecido totalmente, en cada país han sido sustituidos por una demanda febril de presencia en internet. La petición de ser virtual se ha vuelto viral, para bien y para mal”.

El poeta y ensayista está convencido de que “el virus ha acelerado en algunos países, incluyendo el nuestro, la agitación del ansia autoritaria. Y todos los días hay muestras de cómo germina y crece la servidumbre voluntaria y la renuncia a ejercer la razón y la creatividad”.

Por esto, invita a defender el espacio de intimidad y el derecho a la imaginación, sin dejar de reflexionar sobre este fenómeno. “De diferentes maneras, en eso estamos todos”.

 

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