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Expresiones

Juan Pablo Villalobos cuestiona el concepto de felicidad

Peluquería y Letras, la novela más reciente del escritor mexicano, recrea la imposibilidad del disfrute

JUAN CARLOS TALAVERA | 18-05-2022
Foto: Cortesía Juan Lemus
Foto: Cortesía Juan Lemus

 

CIUDAD DE MÉXICO. Un puñado de tragedias mordisquean la más reciente novela de Juan Pablo Villalobos (Jalisco, 1973), Peluquería y letras, donde el protagonista –un autor de mediana edad que no logra concretar su próxima novela– tropieza con la inspiración en la peluquería, en un restaurante mexicano en Barcelona o en el consultorio médico.

Se trata de una novela picaresca salpicada de humor negro, que cuestiona el concepto de la felicidad capitalista y la imposibilidad de disfrutar la estabilidad cuando todos imaginan que frente a la dicha de un momento se avecina la peor desgracia.

Por ejemplo, cuando el protagonista acude a la peluquería y la nueva estilista se rebana un pedazo de dedo con las tijeras, quien requerirá un injerto y le pedirá ayuda para ganar una mayor indemnización; o cuando conoce a un fortachón ecuatoriano, que labora como vigilante en un supermercado, y le pide consejos para escribir un libro, pero descubre que oculta un secreto.

A todos esos relatos, explica Villalobos a Excélsior, los une la intención de explorar las múltiples posibilidades de la felicidad, o lo que pareciera ser felicidad; una vez que el protagonista llega a ese momento de estabilidad, hasta preguntarse ahora qué historias va a contar o qué podría pasarle.

Los mexicanos, por ejemplo, tenemos la paranoia perpetua de que, si estamos bien, en cualquier momento nos sucederá algo que arruinará el momento”, explica Villalobos. “Entonces, hay dos cosas que mueven a esta novela: la necesidad de reflexionar sobre lo que se puede contar una vez que (el escritor) llega a ese estado de aparente nulidad narrativa; y la fantasía paranoica que siempre me ha interesado y que me lleva a imaginar accidentes, contratiempos y pequeñas desgracias”.

Publicada por Anagrama, Peluquería y letras también revela que no es necesario convertirse en un tipo de escritor para relatar a profundidad. “Es cuestionar esa idea estereotipada de que se requiere mucha experiencia en la vida para escribir, por ejemplo, a lo Hemingway; es decir, un autor que va a la guerra y sube una montaña, caza un oso y que siempre está inmerso en situaciones de violencia y grandes dilemas morales y éticos”. La realidad es que se puede escribir sobre lo cotidiano aun cuando pareciera que no sucede nada.

La clave está en aprender a mirar y a escuchar. Siempre que alguien dice que no está pasando nada alrededor, le respondo que no está poniendo atención.

De hecho, los grandes conflictos de nuestro tiempo se pueden contar desde la vida privada y cotidiana”, dice.

Para Villalobos, no hace falta contar la guerra o las grandes gestas –aunque también deben contarse–, pero también es posible escribir desde una mirada indirecta u oblicua, es decir, a partir de pequeñas anécdotas, en apariencia intrascendentes o frívolas, pero que donde también están los grandes temas y conflictos de nuestro tiempo.

En su novela, el autor cuestiona el porqué de escribir cuando uno está alejado de la literatura. “No hay una sola razón para escribir. En mi caso, ésta no siempre ha sido la misma, sino que ha ido cambiando”.

Por ejemplo, cuando era adolescente, escribía por una necesidad urgente de expresarse, de exponer sus conflictos internos e intentar comprender al mundo o el sentido de la existencia.

En otros momentos he escrito por indignación o por preguntarme cómo nos relacionamos con los demás sin que nos estemos matando unos a otros; y eso es un poco lo que está moviendo la escritura de mis libros”, apunta.

Señala que la gran duda que contiene su libro es saber si existe la felicidad, si sólo es producto del aburguesamiento o de la conocida sensación de estabilidad.

Y, aunque no aporta una respuesta, sí expone lo que sucede cuando alguien llega a ese estado de bienestar y qué implicaciones tiene no sólo en el protagonista.

Hay implicaciones políticas, porque cuando alguien llega a esa estabilidad, lo más común es que se vuelva conservador y trate de defender su posición de felicidad, y se enfrente a los demás para que nadie la ponga en peligro”, concluye.

 

cva

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