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Expresiones

'El vampiro de la colonia Roma', emblema de una cultura

En 1979, Luis Zapata publicó la novela que se convirtió en emblema de la cultura gay en México 40 años después sigue siendo lectura imprescindible

Virginia Bautista | 03-07-2019
Ilustración: Jesús Sánchez
Ilustración: Jesús Sánchez

CIUDAD DE MÉXICO.

Luis Zapata (1951) reinventa el género picaresco —tanto en su lenguaje y estructura como en su gramática— en su novela El vampiro de la colonia Roma (1979), de la que el sello DeBolsillo acaba de lanzar una edición conmemorativa con prólogo del investigador Michael K. Schuessler y un epílogo del escritor Julián Herbert.

Considerada “la obra emblemática de la cultura gay en México”, esta historia que narra las aventuras, desventuras y sueños de Adonis García —un huérfano pobre que se ha prostituido desde la adolescencia— provocó en su momento un escándalo y sigue sorprendiendo a los lectores 40 años después.

Me parece una obra literaria original y vigente. Zapata es uno de los primeros en escribir una trama donde el personaje es un homosexual, prostituto, que está en control de sus acciones, sabe lo que quiere y cómo conseguirlo. Ya no recrea al gay como un objeto de burla, sufrido, trágico, que sólo padece los prejuicios de la sociedad”, explica Schuessler en entrevista.

El autor nos entrega una pieza testimonial, porque en realidad él entrevistó, de octubre de 1975 a diciembre de 1977, a un joven llamado Osiris y grabó las charlas en siete cintas, las que estructura como capítulos. Salta a la vista que le falta gramática tradicional y un formato, pero es una especie de recreación formal, fonética, de la manera en la que se expresaba ese joven”, detalla el estudioso de la obra de Zapata.

Aunque ha habido imitadores, ésta es la novela emblemática de la cultura gay, pero no se encasilla en eso, sino que logra hacer una contribución importante por la picaresca y la novedad del estilo y el tema, algo bastante atrevido”, agrega.

Originario de Chilpancingo, novelista, cuentista, dramaturgo y traductor, Zapata tenía 28 años cuando publicó El vampiro… —su segunda novela, pues cuatro años antes ya había dado a conocer Hasta en las mejores familias— y a esa edad tuvo que enfrentar las reacciones de una sociedad conservadora.

La novela recibió fuertes críticas. Hubo un conflicto en la entrega del premio promovido por Grijalbo, Sanborns no quiso distribuir el título, se llegó a sugerir que se vendiera en una bolsa de plástico oscuro para que la ‘gente morbosa’ no pudiera ver su contenido y en Gran Bretaña la obra fue confiscada por ‘indecente, pornográfica y obscena’. Para mí es un clásico”, añade el catedrático de la UAM Cuajimalpa.

Siendo tan joven es difícil superar el éxito y la crítica; y Luis lo ha logrado, porque es un maestro de los diálogos que puede recrear las voces y los sentimientos de sus personajes. Prueba de ello son sus 14 novelas y sus nueve libros de cuentos, en los que cohabitan el mismo tipo de personajes fuertes e irreverentes”, añade.

Schuessler, quien conoció hace 25 años al autor de En jirones (1985) y La hermana secreta de Angélica María (1989), dice que Zapata siempre ha sido una persona tímida. “Ha tenido periodos de encierro, como ahora, pero espero que sean productivos, que pronto podamos ver una nueva obra suya, con la misma fuerza narrativa e innovación estilística”.

 

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CACHONDA E INTENSA

Julián Herbert define por su parte el carácter de la novela como “una superficie textual resbaladiza, quizá demasiado llamativa, obscena por momentos, chistosa, pero, sobre todo, sabia, cachonda, flexible, desbordante de una sensibilidad intensa, alegre y extrañamente acogedora”.

Para el narrador, apunta en el epílogo, “la miopía con la que El vampiro… fue recibida por las mentes pacatas de México ha cedido su sitio a por lo menos tres generaciones de lectores que supieron ver en la novela el vigor de su lenguaje, su relevancia sociológica y su extraordinario sentido del humor”.

Llama la atención que, desde los epígrafes que sirven como pórtico a cada uno de los capítulos o “cintas”, tomados de diversas novelas picarescas, “Zapata establece la base retórica de sus procedimientos narrativos: una actualización formal del prototipo del pícaro, figura medular y a la vez marginal de la cultura literaria hispánica”.

Dice que Luis Zapata “cierra desde una perspectiva ética el circuito de la subversión estética, porque convertir en héroe de novela a un prostituto homosexual a mediados del siglo XX resultaba tan confrontador y aventurado como volver protagonista de ficción a un rufián en el siglo XVII”.

Indica que de este complejo experimento, que mezcla la transgresión con la tradición, surge la piedra filosofal del estilo de Zapata: “El lenguaje de Adonis García. Se trata de una voz que se adueña de casi toda la obra y despliega al hacerlo una reflexión inherente acerca de la movilidad social.

Adonis, un huérfano pobre que tiene 25 años al momento en el que el relato es recopilado y que se ha prostituido desde la adolescencia por falta de recursos o voluntad laboral o talento, posee, sin embargo, un lenguaje poderoso, híbrido, lleno de referencias culturales salpicadas de habla coloquial”.

Julián Herbert destaca, además, la gramática del texto. “Se trata de un discurso pautado por la extensión de la ‘cinta’ y los epígrafes pícaros, pero carece de mayúsculas y de cualquier otra forma de puntuación: es un discurso-plasma con pequeños huecos blancos que funcionan como pausas visuales para el lector”.

El vampiro de la colonia Roma, lanzado originalmente por editorial Grijalbo, ha sido reeditado por DeBolsillo, del grupo Penguin Random House, desde 2004. Según cifras recientes dadas a conocer, desde su publicación se han vendido entre 70 y 80 mil ejemplares.

 

cva

 

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