Denis Vélez Luna, una voz lírica con soundtrack popular

CIUDAD DE MÉXICO.

La soprano Denis Vélez Luna (Puebla, 1992) es la suma de la música popular y de los soundtracks con piezas clásicas utilizadas para las cintas de Disney. Desde hace dos años trabaja en el Coro del Teatro de Bellas Artes, hace medio año fue elegida para integrarse al Studio Opera de Chicago en el periodo 2020-2021 y hace un par de días se alzó con el primer premio de la edición número 37 del Concurso Nacional de Canto Carlo Morelli, distinción que han obtenido figuras como Rolando Villazón, Javier Camarena y María Katzarava.

En entrevista con Excélsior, Denis Vélez reconoce que su acercamiento a la música clásica llegó hace solamente una década, cuando cumplió los 17 años y descubrió el universo de la lírica, aunque la base de su educación musical y sentimental proviene del bolero y de artistas como José Alfredo Jiménez, José José, Luis Miguel y Juan Gabriel, y de la música de las cintas producidas en EU por Disney.

Una composición que tiene muy presente es la de la cinta La bella y la bestia, donde escuchó a la soprano Lourdes Ambriz interpretando en español a Bella, y al barítono Armando Gama, que cantó las piezas de Gastón, lo que demuestra, según la joven soprano, que la música popular y la clásica no están peleadas.

Siempre me gustó la música, desde muy pequeña, aunque crecí con la música popular, porque mi mamá siempre escuchaba las canciones de Luis Miguel. Soy fanática de Luis Miguel, de José José y de José Alfredo Jiménez. Me encantaba la música popular y entonces yo no conocía la ópera”, comenta la soprano que viajará a Chicago en mayo próximo, para incorporarse como becaria al Ryan Opera Center.

Yo estuve en los grupos artísticos de la escuela, en una rondalla y en la tuna estudiantil en la Escuela Normal de Puebla, donde estudié la secundaria y el bachillerato. Ahí aprendí a tocar la guitarra, pero todo fue un tanto superficial, porque sólo tocaba los acordes”, relata.

En aquel tiempo fue invitada a un concurso de composición para celebrar el centenario y el bicentenario de la Revolución Mexicana y con ayuda de padres y maestros, obtuvo el primer lugar.

Pero cuando debió elegir la carrera universitaria se inclinó por el Conservatorio de Puebla y, por azares del destino, terminó en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP). Pero cuando ingresó le informaron que sólo enseñaban música clásica y ópera.

Y yo dije ‘¡Pácatelas!, yo no quiero ópera; eso es bien fácil. Lo que yo quiero es aprender las notas agudas para las canciones populares, pero mi mamá me inscribió y mi hermano me sugirió que probara con ese tipo de música”, recuerda.

Entonces le tocó participar en Las bodas de Fígaro, que realizaba el Taller de Teatro de la BUAP y quedó encantada. “Desde el principio sentí mucha facilidad para hacerlo. Era como si no me costara trabajo, porque era una especie de juego. Y así, poco a poco, me di cuenta de que no era tan fácil como pensaba y me atrapó. Ahora no me imagino haciendo algo distinto, quizá sí, pero no algo que me apasione como cantar”, confiesa.

Después, la joven cantante llegaría a la Ciudad de México y terminó en la Escuela Nacional de Música. Luego su audición en el Metropolitan Opera House, su ingreso soñado al Coro de la Ópera de Bellas Artes, su selección en Chicago y su victoria en el certamen Morelli.

“ELLA ME ELIGIÓ”

Para Denis Vélez, que ha sido alumna de Octavio Arévalo, Héctor Sosa y Eugenia Garza, la huella popular es vital en su manera de ver L a música. “Sí me influyó la música popular y siento que mucha de la musicalidad que traigo viene de ahí. Así que, para mí, la música popular y la música clásica no están separadas, aunque es cierto que la gente difícilmente podría consumirla porque la ópera no es mexicana.

La música popular es la que nos ha dado el país y, quizá, por eso al público no le parece tan cercana la ópera, porque no es de su país. Sin embargo, al tener las bases de la música popular, que está tan llena de ese sentimiento y de eso que somos, al menos a mí, me ha ayudado bastante a poder relacionarla con la ópera y darle una intención, porque al cantarse en otros idiomas, tú puedes saber lo que dice, pero al cien por ciento no sabes lo que significa, sólo podrías hacer algunas analogías”, reflexiona.

Aquí la pregunta es: ¿Por qué artistas como José José o Juan Gabriel llenan teatros y estadios? Lo que sí creo es que la música popular no está peleada con la ópera y mucho menos a la hora de cantar. Es cierto que al principio yo quería cantar música popular, pero me llegó la ópera y me eligió, porque yo no fui a buscarla, sino que ella me encontró. Fue algo muy padre”.

Hace unos meses, mientras la joven soprano fue a Chicago y habló con Craig Terry, el director musical del Ryan Opera Center, le preguntó si tocaba algún instrumento.

Entonces dije ‘¡En la torre! Aquí todas las solistas tocan el violín o el piano, y yo con mi guitarra chunta-ta-ta, chun-ta-ta. Ni modo’. Entonces le dije que tocaba la guitarra. Pero luego me preguntó por la música que tocaba. Y de nuevo, ‘¡Ay!, qué pena… qué pena…’, y pues le dije que tocaba mis boleros y canciones mexicanas, las de José Alfredo, José José, Juan Gabriel y Luis Miguel. Yo me moría de pena, porque no toco repertorio clásico, pero él se quedó sorprendido y ahora voy a tener que desempolvar la guitarra para ir practicando”.

En suma, “todo lo popular son herramientas que nosotros tenemos como mexicanos y que podemos aprovechar para interpretar la ópera a nuestro modo y a nuestro estilo mexicano”, apunta.

¿Cuáles son tus hits? “Definitivamente El triste, de José José, que aparece en un video muy famoso. Ésa la pude haber visto y escuchado mil veces. Me encanta; y de Luis Miguel, pues todas sus canciones me las sé; de Juan Gabriel, también”.

¿Y tu repertorio clásico? “Estoy entre el repertorio lírico y lírico ligero, pero trato de cantar cosas que le funcionen a mi voz, que ayuden a mantenerla fresca, flexible, joven, con Bellini, Donizetti, un poquito de Puccini y algunas canciones de Verdi. Por ejemplo, durante la final del Morelli interpreté Depuis le jour..., de la ópera Luisa de Gustave Charpentier, y Un bel dì vedremo..., de la ópera Madama Butterfly, de Giacomo Puccini, dos arias muy distintas. Una que habla sobre el primer amor y la otra sobre la espera de ese hombre amado”, concluye.