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Expresiones

‘Cortés, el padre de la nación’: Antonio Cordero Galindo

El investigador reflexiona sobre la identidad mexicana y las estatuas de bronce

JUAN CARLOS TALAVERA | 27-10-2020
Fotos:  Quetzalli González/ Cortesía INAH
Fotos: Quetzalli González/ Cortesía INAH

CIUDAD DE MÉXICO.

Hernán Cortés es el padre de la nación porque fue quien agrupó a los pueblos indígenas en torno a una causa y, posteriormente, a una lengua, dice a Excélsior el investigador Antonio Cordero Galindo, autor de Hernán Cortés o nuestra voluntad de no ser, un ensayo provocador que reflexiona sobre la identidad mexicana, el misticismo exacerbado del mundo prehispánico y la pertinencia de esculturas de bronce.

De inicio tenemos que comprender que es falsa la idea de que Hernán Cortés fue un conquistador ambicioso que destruyó una maravillosa civilización y una forma de vida mítica, que dirigió a un puñado de bandidos cuya intención fue enriquecerse y regresar a España con su botín”, afirma en el marco de las conmemoraciones por el 500 aniversario de la consumación de la Conquista que se realizarán en 2021.

Y, de paso, todo mexicano tendría que hacer una exploración sobre el mundo mexica más allá de la leyenda y la visión romántica de su imperio, dado que ellos también ejercieron el poder y el exterminio, al convertir las matanzas en fiestas de muerte indígena donde perecían miles de personas.

Tan sólo en la principal celebración de la ciudad sagrada de Cholula, cada año se sacrificaban seis mil víctimas a los dioses, lo que revela el carácter sanguinario de la religión de Huitzilopochtli, mientras que en el tiempo de Ahuízotl se llegaron a inmolar hasta 20 mil cautivos”, apunta el académico.

Y lamenta que en pleno siglo XXI el mexicano mantenga un halo de orfandad.

El mexicano tiene las características de un huérfano porque desconoce, al menos, la mitad de lo que es. Si tomamos como nuestra maternidad simbólica la parte indígena, que podría estar representada por la Malinche, la negamos y la denigramos; y, por el otro lado, tenemos velada y olvidada la parte hispana. Entonces, ¿quiénes somos y con qué nos quedamos?”, advierte.

De ahí la importancia de revelar virtudes y defectos de ambas vertientes, y analizarlas tal como son. Dejemos que descansen los personajes históricos y dediquémonos a nosotros, para lo cual tendríamos que hacer conciencia de lo que somos. No olvidemos que la Conquista de hoy es el descubrimiento de nosotros mismos”, asevera.

 

GUERRA CIVIL

Cordero también habla sobre la manera como fue removida la escultura de Cristóbal Colón en Paseo de la Reforma.

No fue la forma adecuada. Retirar la estatua antes del debate me parece inapropiado, aunque lo importante es sacar el tema a debate. Eso está bien. Porque todo personaje histórico debe estar sujeto a un análisis y reinterpretación de los hechos, pero primero debió convocarse a especialistas e historiadores para hacer este análisis y luego decidir. No soy un investigador al que le caiga muy bien Colón, pero tampoco lo habría quitado de un espacio público”, asevera.

¿Qué sucede con las estatuas de Cortés? “Lo tenemos olvidado, oculto y velado. No hay un solo monumento público que le podamos enseñar a nuestros hijos para decirles lo que hizo ese hombre y que el muchacho haga su propia indagación. No podemos descubrir a alguien que ni siquiera vemos”.

Así que deberíamos tener un monumento a Cortés para reflexionarlo. ¿Qué pasa en nuestra mente para que ni siquiera podamos tenerlo expuesto?, y en eso hago énfasis en este libro, sobre las consecuencias de su olvido”.

¿Por qué insiste en revisar las dimensiones del sacrificio en el mundo prehispánico? “Porque no se habla de eso y es una narrativa muy conveniente de los gobiernos. Poco a poco el símbolo cortesiano fue perdiendo prestigio hasta ser un antimito y, al mismo tiempo, se sobrevaloró la parte indígena que sí tiene muchas cualidades, pero tampoco podemos inclinarnos por inventar y sobrevalorar”.

¿Cuál es la idea? “Tomar lo bueno de ambas partes, pero sin elegir una por encima de la otra”.

¿Persiste una añoranza por el pasado? “Es una añoranza inventada. Deberíamos empezar a valorar la realidad y tomar en cuenta que el 99.4% de las poblaciones indígenas de ese momento vivía sometida a los mexicas, y que la Conquista, en realidad, fue la guerra civil de los pueblos indígenas”.

Los mexicas vivían su esplendor, pero a costa de los demás. Así que los indígenas utilizaron ese liderazgo de Cortés y su estrategia militar para liberarse del pueblo mexica. Si lo valoramos desde esa perspectiva cambia mucho la opinión”, explica.

¿Era Cortés un hombre inculto? “El imaginario colectivo tiene esa idea, de que sólo vinieron ladrones o segundones muertos de hambre, pero la aventura de la Conquista de América fue hecha por hombres preparados. No eran millonarios, aunque la mayoría de capitanes eran ilustrados, sabían leer y escribir. Cortés sabía latín y no era sanguinario. Incluso, las primeras medidas que tomó fueron para proteger al indígena conquistado. Claro, era un hombre con defectos, vicios y excesos, pero fue un personaje extraordinario para la media de su tiempo”.

Finalmente, Cordero insiste en definir a Cortés como el padre de la nación mexicana, ya que no sólo aportó la lengua, sino que sentó las bases del concepto de nación, definió el territorio, impulsó la organización social y un conjunto de leyes hasta entonces inexistentes.

Nos guste o no, Cortés fue quien dio el banderazo de nuestra nacionalidad. Tenemos que reconocerlo y después podremos distinguir entre nación y patria, donde Miguel Hidalgo fue el padre de la Independencia, pero antes de tener patria debimos ser nación y esas ésta surgió en 1521, con esos españoles comandados por Cortés” concluye.

 

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