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Expresiones

Arte clásico, frente al 'exceso nacionalista' en el Museo del Prado

Se inauguró la exposición Velázquez, Rembrandt, Vermeer. Miradas afines, que reúne a 72 obras de grandes maestros del siglo XVII

DPA | 22-06-2019
El geógrafo. Obra creada en 1669 por Johannes Vermeer. Óleo sobre lienzo, 51.6x45.4 cm. Frank-furt, Städel Museum. Foto: Especial
El geógrafo. Obra creada en 1669 por Johannes Vermeer. Óleo sobre lienzo, 51.6x45.4 cm. Frank-furt, Städel Museum. Foto: Especial

MADRID.

 El Museo del Prado inauguró la exposición Velázquez, Rembrandt, Vermeer. Miradas afines, que reúne a 72 obras de grandes maestros del siglo XVII y sirve de “convincente y encendido manifiesto a favor de la cultura europea”, según explicó el director de la pinacoteca, Miguel Falomir.

El punto de vista por el que optó el Prado fue el de cuestionar el relato que ha existido en los últimos dos siglos en torno a la teoría de la pintura, donde ha permeado un “exceso nacionalista” que ha “contaminado la historia del arte”, en palabras de Alejandro Vergara, jefe de Conservación de Pintura Flamenca y comisario de la muestra que contó con la colaboración del Rijksmuseum.

No negamos que haya diferencias entre estos pintores de distintos lugares, pero se han exagerado y se ha prestado poca atención a lo que nos une. Llevan dos siglos diciéndonos lo contrario, últimamente ha habido una conciencia del exceso nacionalista, pero inconscientemente se cae en él”, lamentó Vergara.

En este sentido, consideró que el relato nacionalista pictórico es “muy poderoso”, porque “una pintura con bandera tiene algo de mística y el sentimiento de pertenecer a una tribu es grande. No se suelen colgar cuadros de distintos lugares juntos, pero ahora el mensaje es que se puede ser escéptico al mito”, apuntó.

El punto de partida de la muestra es una “intuición”: las sorprendentes similitudes entre la Vista del jardín de la Villa Medici en Roma de Velázquez con La callejuela de Vermeer. Pintadas con diez años de diferencia, las coincidencias resultan más insólitas si se tiene en cuenta que ninguno de los dos se conocía ni había oído hablar el uno del otro.

Ambos retratan un paisaje arquitectónico de frente, con volumen parecido, “interesados en pintar una porción de la realidad y enfatizar la geometría”. No obstante, éste sólo es el comienzo de una serie de coincidencias que se dieron a lo largo de este periodo, en especial entre la pintura flamenca y la española.

Por ejemplo, entre el cuadro Los síndicos de los pañeros y las Meninas, donde “se hace evidente el recurso compartido” de los autores de interrumpir lo que estaban haciendo para fijar la mirada y prestar atención al espectador. En esas primeras salas hay una práctica igualdad en los ropajes de los retratados. “Hay una moda que viene de los duques de Borgoña y que impone Carlos V, que al final se repite entre ciudadanos europeos: la de vestir de negro cuando querían ser presentados”.

 

cva

 

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