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Expresiones

Anaïs Abreu confecciona el libro-biombo 'La puerta blanca'

En el “libro oleaje”, que parece ir y venir, un pequeño tomo que se despliega como un biombo, Anaïs le rinde un homenaje a su abuelo

Virginia Bautista | 09-01-2019
 Sólo se produjeron 50 ejemplares de La puerta blanca. Fotos: Cortesía Editorial La Dïéresis
Sólo se produjeron 50 ejemplares de La puerta blanca. Fotos: Cortesía Editorial La Dïéresis

CIUDAD DE MÉXICO.

Un “libro oleaje”, que parece ir y venir, un pequeño tomo que se despliega como un biombo, cuyas diversas tonalidades de azul evocan la profundidad del mar. Así es el volumen artesanal La puerta blanca, “el más personal, el más cercano y cálido” que ha confeccionado Anaïs Abreu D’Argence, con el que le rinde un homenaje a su abuelo.

De descendencia francesa, piloto aviador autodidacta, aunque practicó decenas de oficios, Arturo D’Argence murió en 2012, a los 82 años. Le dio un infarto fulminante mientras abría la puerta blanca para entrar a su casa en Cancún. Venía de nadar en el mar. Esa mañana desayunó empanadas de camarón.

La poeta y editora cuenta que al mes le escribió un poema breve que dejó reposar seis años. “Luego pensé hacerle un homenaje con un libro sencillo, nada elaborado, que fluyera. Integré al biombo como una forma musical de encuadernar, y al color azul para evocar la dualidad que tienen las olas, que nunca sabes si van o vienen, o si su sonido sube o baja”, comenta en entrevista.

Mi abuelo tuvo una buena vida. Era de los que pensaba que trabajar era la forma más honrada de vivir. De él aprendí la importancia de la vitalidad, su fuerte impulso de vida. Decía que no se iba a preocupar por la muerte, que ella se preocupara por él. Y tuvo una muerte hermosa. Se fue llegando a su casa. Mi abuela lo vio llegar e irse al mismo tiempo”, recuerda.

La directora del sello La Dïéresis dio vida a 50 números de La puerta blanca, un objeto que, agrega, ha tenido buena recepción de los lectores por su sencillez y profundidad. “Es un homenaje a mi abuelo y a los movimientos de la vida, que nos llevan en un ritmo de oleaje hasta el final”.

Con esta propuesta, la creadora cerró 2018 y, explica, para este año que comienza tiene buenos proyectos, que espera publicar a pesar de la crisis que, vislumbra, enfrentarán los sellos independientes pequeños.

Uno de los títulos que planean editar es un poemario de la estadunidense Robin Myers (Nueva York, 1987), “que es justo un homenaje que dedicó a su abuela”; otro es un libro infantil del que todavía no puede dar detalles y, uno más, es el poema Beauty, de B.H. Fairchild (1942).

Pero hay dos publicaciones más costosas que, por lo mismo, preocupan a Abreu: un libro que reproducirá El canto de Marcela, un capítulo de El Quijote de Cervantes, intervenido con textos e imágenes de cinco mujeres ensayistas y artistas plásticas. “Es la interpretación contemporánea de este canto feminista dentro de El Quijote”, añade.

Y el segundo libro es una recuperación de un título que publicó hace décadas la Secretaría de Hacienda, pero que es poco conocido y quedó en el olvido. “Es un diálogo entre algunas imágenes de Los cuadernos de la mierda, de Francisco Toledo, con poemas de David Huerta. Será una selección diferente de lo que se editó. Es muy difícil escoger las pinturas de los ocho cuadernos de Toledo. Pero estamos muy entusiasmados de que se logre”, señala.

A la editora le preocupa ya no contar con el apoyo para este tipo de títulos más ambiciosos, que les daba en coedición, mediante convocatoria, la Dirección General de Publicaciones de la Secretaría de Cultura federal, dependencia que se ha anunciado será integrada al Fondo de Cultura Económica.

 

Imagen intermedia

El libro nació de un poema breve que “reposó” seis años.

 

Detalla que mediante este sistema de coedición pudieron publicar Óyeme con los ojos en 2014, Laberinto endecasílabo en 2015 y La gatomaquia en 2016. “El 2017 y 2018 inscribimos propuestas a la convocatoria, pero no fueron seleccionadas. Nos dimos cuenta de que cada vez se apoyaban más a editoriales que no siempre lo necesitaban, que pueden trabajar sin respaldo público”.

La poeta no ve mal que las autoridades culturales
reestructuren ciertas dependencias, pero pide que no desaparezcan los estímulos y apoyos para los sellos realmente independientes y los jóvenes artistas.

Es importante revisar que estos apoyos lleguen a quien los necesita más, porque así se garantiza la diversidad editorial. Sería desesperanzador si se pierde todo lo que se ha conseguido”, concluye.

 

cva

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