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Expresiones

Adiós al cazador de mitos, Alfredo López Austin

El historiador y antropólogo mexicano, experto en la cosmovisión precolombina, murió ayer a los 85 años; familiares, amigos y colegas lo velaron ayer en la tarde

Virginia Bautista | 16-10-2021
Fotos: Daniel Betanzos, Archivo Excélsior, INAH /  Fotoarte: Jesús Sánchez
Fotos: Daniel Betanzos, Archivo Excélsior, INAH / Fotoarte: Jesús Sánchez

 

CIUDAD DE MÉXICO. Gran sabio, humanista destacado, investigador enorme, universitario ejemplar y maestro entrañable; un ser generoso, sencillo, siempre positivo y sonriente, pero a la vez un hombre rebelde de carácter indomable.

Así definen sus colegas y amigos al historiador y antropólogo Alfredo López Austin (1936-2021), uno de los más connotados estudiosos del mundo precolombino y experto en la cosmovisión mesoamericana y en los pueblos indígenas del país, quien murió ayer a los 85 años en la Ciudad de México.

Ya su tonalli (“calor del sol, día, destino”) va de regreso al gran desierto chihuahuense, donde los médanos y los chamizos lo esperan. ¡Corre, corre sin parar, no te detengas!”, comentó ayer el arqueólogo Leonardo López Luján, uno de los dos hijos de don Alfredo, quien dio la noticia de su fallecimiento hacia las nueve de la mañana en su cuenta de Twitter.

Con profunda tristeza, Martha Rosario Luján (su viuda), sus hijos, nueras y nietos hacen de su conocimiento la culminación de la vida plena y fructífera de este hombre excepcional”, apuntó López Luján en referencia al Premio Nacional de Artes y Literatura 2020, en la categoría de Ciencias Sociales y Filosofía.

Para el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma, amigo de décadas, la muerte del estudioso chihuahuense “es una pérdida no sólo para la historia y la antropología, sino para México. Sobre todo en estos momentos, en que necesitamos personas como él, con ese espíritu de investigación, ese carácter indomable para llevar a cabo lo que se proponía.

La pérdida es enorme, tanto por sus aportes a la historia y a la antropología como por su protesta constante. Era un hombre rebelde que siempre defendía al indígena, al menos favorecido. Era realmente ejemplar. Llenar ese vacío no será fácil”, afirma en entrevista con Excélsior.

Matos destaca que uno de los principales aportes de López Austin es “el análisis que hizo de la figura de Quetzalcóatl en su libro Hombre-dios, es realmente sorprendente. Para las nuevas generaciones de humanistas es una obligación conocer su obra. Por lo que ameritaría hacer un gran corpus con toda su producción”, sugiere.

Por su parte, la arqueóloga Linda Manzanilla señaló vía correo electrónico que “fue un gran maestro y un excelente investigador; interesado en la organización sociopolítica de los aztecas y, particularmente, en la magia y la religión. Pudo definir el núcleo duro de la tradición mesoamericana”.

La antropóloga Lucina Jiménez, directora del INBAL, destacó que “se ha ido un gran sabio. Un ser generoso a quien debemos mucho de lo que sabemos de la historia y la cultura mesoamericanas, del pensamiento anterior a la colonización española, de los mitos del tlacuache. La historia y la antropología están
de luto”.

Investigadores como Claudio Lomnitz y Alejandro Rosas; pero también escritores como Carmen Boullosa, Martín Solares y Julio Trujillo o el curador Cuauhtémoc Medina; e instituciones como la UNAM, la Secretaría de Cultura, la Academia Mexicana de la Historia y los museos Nacional de Antropología y del Templo Mayor despidieron en sus redes al autor de La constitución real de México-Tenochtitlan (1961) y Juego de tiempos (2018).

En una entrevista concedida a este diario, con motivo del Premio Nacional de Artes y Literatura, López Austin confesó que lo que más le dolía de México era “la diferencia abismal entre la riqueza y la pobreza” y que su mayor temor era “cómo la mercadotecnia incide en nuestra forma de pensar”.

Explicó que “se pierden la racionalidad, el discernimiento, la crítica, la distinción de los grises, en aras del blanco y negro, de la aceptación o el rechazo incondicionales. Estamos abriendo las puertas al oscurantismo y al fanatismo. Es una época crítica en la que el hombre está obligado a reaccionar racionalmente” (Excélsior, 16/01/2021).

Don Alfredo estaba preparado para el final, por lo que no tenía libros en puerta. “No he querido iniciar uno, por la edad. No sabe uno si lo terminará, ¿para qué voy a dejar manuscritos tirados, mejor escribo artículos. En estas condiciones de covid-19, no hay que hacer proyectos a gran escala. Estoy próximo a los plazos cortos”, dijo.

Sus restos mortales fueron velados anoche en la funeraria García López del Pedregal.

 

SUS LIBROS

 

  • La constitución real de México-Tenochtitlan (1961).
  • Juegos rituales aztecas (1967).
  • Hombre-dios. Religión y política en el mundo náhuatl (1973).
  • Cuerpo humano e ideología. Las concepciones de los antiguos nahuas (1980).
  • Tarascos y mexicas (1981).
  • Una vieja historia de la mierda (1988).
  • Los mitos del tlacuache. Caminos de la mitología mesoamericana (1990).
  • El conejo en la cara de la Luna. Ensayos sobre mitología de la tradición mesoamericana (1994).
  • Dioses del Norte, dioses del Sur (2008).
  • Juego de tiempos (2018).

 

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Alfredo López Austin fue galardonado con el Premio Nacional de Artes y Literatura en 2020.

 

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El antropólogo fue experto en la cosmovisión mesoamericana.

 

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López Austin hizo un análisis profundo a la figura de Quetzalcóatl.

 

Leonardo López Luján

@LeoLopezLujan

Ya su tonalli va de regreso al gran desierto chihuahuense, donde los médanos y los chamizos lo esperan. ¡Corre, corre sin parar, no te detengas!

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cva

 

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