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Comunidad

Se refugian y reparten comida; extranjeros trabajan a través de aplicaciones telefónicas

Los extranjeros que han encontrado sitio en las aplicaciones de reparto son, en su mayoría, venezolanos que huyen de su país

Erika de la Luz | 30-10-2019
  José Vázquez fue perseguido en Venezuela por participar en una manifestación en la Universidad de los Andes.  Fotos: Sunny Quintero
José Vázquez fue perseguido en Venezuela por participar en una manifestación en la Universidad de los Andes. Fotos: Sunny Quintero

CIUDAD DE MÉXICO.

Extranjeros que han llegado a México en calidad de refugiados, la mayoría venezolanos, han encontrado en las aplicaciones telefónicas para la distribución de alimentos un lugar para trabajar y, así, enviar dinero a sus familias.

Thaís Berrios tiene 31 años y desde hace dos llegó a este país con su pequeña Samantha en brazos, la bebé que aún amamantaba. Su idea era solicitar asilo, trabajar y que su hija Sophia, de 10, y su esposo la alcanzaran, sin embargo los trámites para su residencia permanente tardaron. En Venezuela, ella era enfermera, aquí se dedica a surtir la lista de súper a través de una aplicación.

Cuando sales de tu país piensas que va a ser fácil, pero no; ya llevo casi dos años, es muy difícil porque el pensar si (tu hija) comió, si está bien... Me afectó alejarme de mi familia, de mi hija, dejar mi trabajo, dejar mi estabilidad. Fue muy difícil dejar mi profesión y empezar de cero. Soy enfermera, aquí estoy trabajando en Rappi”, relató Thaís.

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Jowald Bastidas tiene 24 años y  quiere concluir su carrera universitaria. Está en México desde hace un año y ya consiguió la residencia. El siguiente paso es trabajar repartiendo comida para continuar con su camino.

Estudié Administración de empresas, en general, pero no culminé la de administración tributaria porque tuve que venirme”, comentó el venezolano.

Otro repartidor, José Vázquez, de 39 años, también circula desde primera hora y hasta caer la noche. Él llegó a México hace más de un año, luego de haber recorrido varios países, tras la persecución que vivió en su amada Venezuela.

“El país actualmente está sumido en una dictadura y no se puede vivir ahí. En 2014 estuvimos al frente en unas manifestaciones que hizo la Universidad de los Andes, donde estudiaba Ingeniería Civil, y la orden fue detención para todos los que estábamos ahí participando. A raíz de eso decidimos irnos a Brasil”, precisó José.

José ahorró mientras trabajó en Brasil, y pudo comprar en México una motocicleta que se ha convertido en su herramienta de trabajo. En sus planes está envejecer en México, aunque su meta es poner un negocio de bienes raíces en algún estado del norte. No tiene planes de ir a Estados Unidos.

También de Venezuela, con 27 años y tres hijos, Jesús Berrios trabaja en las aplicaciones telefónicas para enviar dinero a sus pequeños de 9, 6 y un año.

Tengo a mis hijos en Venezuela todavía, yo les mando 500 pesos a cada uno son como dos mensualidades en Venezuela. Más adelante me gustaría traerme a mis hijos y que estén aquí tranquilos”, expresó.

En Venezuela ellos ganaban hasta 17 pesos al día, hoy a través de las aplicaciones para repartir comida pueden ganar hasta 400 pesos.

Veo que está el país bien, no está en crisis como mi país, pues, y se puede conseguir si sueñas algo, sí lo puedes cumplir. Uno viene con mente de crecer, de ser mejor persona, de ayudar en la sociedad para que cambie”, concluyó el venezolano.

 

 

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cva

 

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