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Celeste y Aurora, aterrador testimonio de víctimas de violación

Sus agresores son los mismos, las violaron con dos días de diferencia y a siete meses de distancia no han sido detenidos por las autoridades capitalinas

Abraham Nava | 31-07-2019
“Aurora” acudió a levantar su denuncia al día siguiente de ocurrida la violación en la Fiscalía Antisecuestros de Azcapotzalco (1a. Cerrada Jardín, Col del Gas, 02950 Ciudad de México, CDMX). Foto: Especial
“Aurora” acudió a levantar su denuncia al día siguiente de ocurrida la violación en la Fiscalía Antisecuestros de Azcapotzalco (1a. Cerrada Jardín, Col del Gas, 02950 Ciudad de México, CDMX). Foto: Especial

CIUDAD DE MÉXICO

Después de varias charlas por inbox “Celeste” y “Aurora” por fin están frente a frente, aún tienen desconfianza y por eso cada una va acompañada; el lugar que acordaron para verse es público, una cafetería-restaurante a 56 metros del Metro UAM Iztapalapa. Las hizo coincidir un post de Facebook hecho por una amiga a petición de “Celeste” el 11 de enero de 2018 en la página Denuncias Iztapalapa: “Alguien ha sido asaltado en un taxi? (sic) El modus operandi es que sale un tipo desde el asiento trasero y claro participa el conductor.

“Aurora” contestó al post, pero después borró su publicación, temía que se tratara de sus agresores monitoreando si alguna de sus víctimas hacía una denuncia, después se animó a entablar comunicación por mensaje privado; la amiga de “Celeste” fue quien primero habló con ella, después de varias charlas le confesaron que “Celeste” había sido la víctima.

“En ese momento cuando estábamos platicando y ella estaba contando cómo había sido su caso, me sentí como regresar a ese momento, pero también me sentí como un poco más segura de las evidencias que hemos adquirido en la investigación; y que pues un caso más podría ayudarnos a hacer más presión para que sigan con las investigaciones”, dice “Celeste”, quien aceptó dar una entrevista a Excélsior para revelar el modus operandi de sus agresores, los siguientes párrafos son su voz reconstruyendo lo ocurrido el pasado 20 de diciembre de 2018.

 

La agresión de Celeste

 

Era noche, como las 10 de la noche, estaba medio cansada porque había sido la fiesta de fin de año del trabajo y había visto después a unos amigos, me dirigía a mi casa en el metro de la línea 8, me bajé en Metro Constitución.

Había una fila muy grande en el sitio de taxis y pues yo ya quería llegar a descansar y tomé un taxi que no era del sitio, sobre avenida Ermita con Manuel Rojas, le dije que me llevara a mi domicilio.

Iba todo bien, casi llegaba a la casa, yo me preparé para pagar el taxi, “Aquí está bien, ¿me deja por favor?”, en ese momento sacó una pistola, me apuntó. “Dame todas tus cosas”, le dije que sí y en ese momento salió otra persona de la cajuela, trate de abrir la puerta, pero ya no se podía, el que estaba al lado de mi me agarró del hombro y me agachó hacia sus piernas. Ya no pude ver nada.

Me iban tocando la entrepierna, los senos, me pidieron las claves del teléfono, de la tarjeta y ya no supe por dónde me llevaban.

Había escuchado de estos casos, de asaltos en taxis y de este modo de operar, pero nunca pensé que estuviera tan cerca de mí ese modo de violencia, me imaginé lo peor. Pensé en luchar contra ellos, pero eran dos, dos hombres más fuertes que yo, no iba a poder hacer nada contra ellos y pues me iba haciendo a la idea de que podría ser el fin, no era el miedo a la muerte sino el cómo.

En un momento pues ya tenían todas mis cosas, se detuvieron en un cajero, el chofer se bajó para hacer el retiro de mi tarjeta, cuando regresó se repartieron las ganancias, él que iba al lado de mí por lo que escuché se quedó con el dinero y con un teléfono. “A ella déjamela”, dijo el chofer.

Siguieron avanzando, se hablaban como en clave. “No te pases por ahí”, gritó el que estaba a mi lado, porque había policías me imagino. Como cinco minutos después se bajó y me dijo que me sentara en el asiento, que me agachara, que no intentara hacer nada, no intentara escapar o gritar o el comandante me daría un plomazo.

Yo obedecí, seguía con mucho miedo, sabía que no iba a poder hacer nada contra ellos, aunque fuera uno es más fuerte que yo. El taxista siguió manejando. “Hacia allá”, escuche que dijo una voz de mujer. Él estacionó el taxi, abrió la puerta, “bájate”, me dijo. Era un motel, tampoco sabía qué hacer, si gritar, si alguien me iba a ayudar, o simplemente esperar sobrevivir.

Todo el tiempo traté de convencerlo de que, pues ya me dejara ir que qué más quería, “Te voy a dejar en cuanto acabe”, me dijo, “Voy a hacer algo que te va a gustar”. Me violó y en cuanto terminó me dijo que podíamos irnos.

Otra vez me subió al taxi, igual como venía, agachada, siguió avanzando como unos 10 minutos después. “Bájate y camina hacia atrás del taxi, no voltees”. Me bajé y vi como unas personas que estaban como recogiendo un puesto. “Por favor me prestan un celular, me acaban de asaltar”; no me hacían caso.

 

*****

 

Aurorafue atacada dos días después que “Celeste” el 22 de diciembre de 2018, tomó el taxi en el mismo punto donde abordó “Celeste”, ella aporta más pistas para identificar al par de violadores que usan un taxi March de Nissan para cometer sus delitos. Los siguientes párrafos son su voz reconstruyendo los hechos de su agresión.

 

La agresión de “Aurora”

 

El chofer es un hombre de aproximadamente 40, 42 años, alto, fuerte, blanco, con un poco de barba, cuando a mí me atacó yo recuerdo llevaba una camisa a cuadros, manga larga y un chaleco, tiene algunas entradas en el cabello.

Normalmente siempre abordaba taxis, ya sea de sitio o algunos que se forman muy cerca de la estación (del Metro Constitución de 1917, en avenida Ermita Iztapalapa y Manuel Rojas), yo venía con una amiga con una amiga más o menos de mi edad, ella fue la que decidió tomar un taxi Nissan March, no recuerdo las placas, no anoté las placas.

Dejamos a mi amiga en su domicilio, cuando mi amiga intentó abrir la puerta para bajar, la puerta no se abría, entonces yo en ese momento al chofer lo noté un poco nervioso, pero igual no me imaginé nada.

Cuando entramos a la calle donde yo vivo, por cierto, una calle oscura donde las luminarias no servían en ese momento, saqué el celular para avisar a mi familia que estaba próxima a llegar. En ese momento salió una persona del asiento de atrás y me tapó la cara y el rostro y me puso una pistola en la sien, el chofer igual volteó y lo primero que hizo fue quitarme mi celular igual lo que hizo fue amenazarme con una pistola, la persona que venía en la parte de atrás se brincó hacia mi lado, yo traía una chamarra y una gorra y con eso cubrió toda mi cara y me agacho hacia sus piernas, comenzó a golpearme y amenazarme.

Me pidieron mi bolsa, esculcaron para ver cuánto dinero yo traía, solamente 400 pesos, me preguntaron por mis tarjetas que, si yo traía tarjetas, pensé en ese momento que traía mi tarjeta bancaria, pero recuerdo que mi tarjeta tenía solamente 90 pesos y fue lo que le dije.

La persona que participó que me llevaba como amarrada o atada, en algún momento me metió la mano hacia mi pantaleta, hacia mi brassiere, entonces yo imaginé que iban a abusar sexualmente de mí, solamente estaban buscando que yo trajera dinero guardado. Me decían que no me hiciera pendeja, que yo traía más dinero, les dije traigo 90 pesos y si quieres vamos por ellos al cajero, cuando ya les di esa respuesta ya no insistieron.

Me quitaron muchas cosas personales, ellos querían mis aretes, mis collares, mis relojes yo les dije llévate absolutamente todo, todo lo que yo traigo es muy barato, todo es de bisutería, muy muy barata, si quieres llévate mis zapatos, si quieres llévate mi ropa, pero todo es muy barato, incluso yo traía unos tamales dije llévate mis tamales, e incluso le dije te estás confundiendo porque yo no tengo dinero creo que eso fue lo que me funcionó.

Después fueron y me tiraron en una colonia, no sé exactamente el nombre de la colonia, pero la gente que vive por Iztapalapa la ubica como por los TInacos, igual las calles completamente oscuras, me dejaron en un callejón, cuando el tipo este me dice te vas a bajar y vas a caminar hacia el fondo del callejón oscuro y ahí te vas a sentar 30 minutos, si te volteas te doy un plomazo.

En ese momento yo sentí mucho alivio, que me hayan dejado salir, salí no me quede los 30 minutos yo creo que sí fue un minuto fue mucho, volteé y ellos ya no estaban, caminé hacia la avenida más próxima para solicitar ayuda.

 

El violador identificado

 

“Aurora” acudió a levantar su denuncia al día siguiente de ocurrida la violación en la Fiscalía Antisecuestros de Azcapotzalco (1a. Cerrada Jardín, Col del Gas, 02950 Ciudad de México, CDMX), primero le habían dicho que no tenían conocimiento de casos similares al suyo.

“La abogada que me atendió me preguntó qué con quién yo tenía problemas, si ella nunca había escuchado de un caso similar, que sí habían escuchado muchos casos parecidos de ataques en taxis, pero no en ese modo que una persona sale del asiento trasero.”

Después la llamaron para decirle que habían recibido un caso similar y querían hiciera una identificación. Le mostraron el video de un sujeto retirando efectivo de un cajero Banamex. “Aurora” no lo duda, ese sujeto era el mismo que manejaba el March que tomó en Constitución.

“O sea yo si recuerdo al chofer, si recuerdo su complexión, recuerdo un poco su rostro, recuerdo la ropa que traía e hice un retrato hablado, yo puedo identificarlo y entonces yo les dije es él, incluso trae el mismo chaleco del día en que a mí me atacó.”

Esas imágenes del cajero fueron obtenidas de la denuncia de “Celeste”, a través de su estado de cuenta, supo que el día de su ataque el chofer retiró dinero de la sucursal 4082 de Banamex, ubicada en Calzada Ermita Iztapalapa 2680, colonia Jacarandas.

Todo eso se platicaron “Celeste” y “Aurora” el día que se encontraron en aquella cafetería, ya no tienen duda, sus agresores son los mismos, las violaron con dos días de diferencia y a siete meses de distancia no han sido detenidos por las autoridades capitalinas.

“Ha habido un poco de avances, pero ha sido a través de la presión que hemos ejercido por una queja que pusimos en Derechos Humanos y manifestaciones en la alcaldía de Iztapalapa y en la jefatura de gobierno”, dice Celeste.

“Lo último que me dijeron es que ya tienen resultados solo falta analizar, comparar genéticamente con otros agresores, me parece que es lento, pero va avanzando y solo va a ser a base de presión que sigan haciendo su trabajo.”

Aunque el policía de investigación es el mismo para “Celeste” y “Aurora”, los casos, según ha sabido la primera, no han sido vinculados.

“También solicité en… me parece que le llaman Política y Estadística, que es donde tienen carpetas relacionadas, precisamente para detectar modos de operar, y me dijo el ministerio público que hizo solicitud para tener acceso a las carpetas relacionadas y les dijeron que lo tenían que revisar y hasta ahí, no les han dado ninguna información.”

 

NOTA: “Celeste” y “Aurora” son seudónimos o alias de las mujeres que ofrecieron su testimonio a Excélsior para proteger su identidad.

 

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