Nuestras relaciones son parecidas al sistema solar. Si tú eres el “sol”, ¿en qué órbita se ubica cada quien? Poner a alguien en un lugar que no le corresponde genera problemas. Ser consciente de la cercanía–distancia que cada relación requiere te permite alejarte y acercarte sin necesidad de huir o entrar en círculos viciosos con cada persona.
Cualidades necesarias para poner límites.
Para saber cuál ese esa cercanía–distancia que tus distintos vínculos requieren es importante desarrollar las siguientes habilidades.
- Autoconocimiento para conocer tus propios límites. Qué es permisible para ti y qué no lo es. ¿Cómo poner un límite que no conoces?
- Asertividad para exponerlos de manera oportuna y constructiva. Un límite es un “no” contundente y sostenido.
- Valentía para superar tus resistencias internas que te impiden hacerlo de forma sabia y exitosa.
- Persistencia para sostener el embate que te pondrá el entorno.
Cómo hacerlo
Reconocer tu estado
¿Estás motivado, convencido? ¿Con fuerza? ¿Sereno para controlar tus palabras y reacciones? ¿Tu intención es mejorar la situación o hacer sentir mal al otro? Puede haber un beneficio para los dos.
Percibir el estado de la otra persona
Reconocer el estado anímico del otro, ¿está cansado, abrumado? Ser empático y conocer el lenguaje corporal del otro para asegurarte de su receptividad.
Escoger el lugar y el momento apropiado
Espacio neutro y con tiempo suficiente para poder comunicarse bien. Si requieres hacerlo de forma improvisada porque te están faltando el respeto, tendrás que acomodarte al momento y al lugar en el que está ocurriendo.
Habla desde ti y sin juzgar al otro.
Mostrar cómo te sientes respecto a la acción que ejecuta la persona, pero sin criticar, juzgar o etiquetar a la persona, ya que eso genera una reacción defensiva y quizá un nuevo ataque. Normalmente, cuando alguien se da cuenta de que te está haciendo daño, pone el freno y evalúa su comportamiento.
Ser agradecido
Dar las gracias por haberte escuchado y agradecerle su comprensión.
Claridad
Es importante ser claro, contundente, breve y usar un tono de voz firme, así como hacerte responsable de lo que es tuyo y no cargárselo al otro. Los límites tienen que venir de un lugar consciente, de autogestión y amor propio.
Cuando ponemos límites creamos respeto personal, conexión, consciencia y congruencia, esto aumentará nuestro bienestar y autoestima. Además, podremos empatizar con los demás y crear relaciones más sanas y estables. Una relación de respeto y amor no se pierde con el tiempo, al contrario, crece.
¡Los límites son permiten una vida más ligera y alineada con menos miedos, culpa y tensión!
Tere Díaz en redes:
Facebook: Tere Díaz Psicoterapeuta
Twitter: @tedisen
Instagram: terediazsendra
Comparte en Redes Sociales