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El despido

Ivonne Melgar | 14:18
https://cdn2.excelsior.com.mx/media/pictures/2017/06/13/retrovisor_logo.jpg Ivonne Melgar


Gabriela Ayala Goiz fue notificada de su despido hace dos semanas. Su nombre figura en la lista de los cientos –se habla de 10 mil— de empleados de la administración pública elegidos para la cumplir las metas de la austeridad.

“No se vale que a una persona le digan, hasta aquí el día de hoy, se acabó. O aceptas esto o de todas maneras te vamos a correr”, resume la aún trabajadora de la Secretaría del Bienestar, antes Sedesol.

“No se puede ir con esa bandera, con ese slogan, de querer ayudar a los más vulnerables, cuando a sus propios empleados los está pisoteando”, se queja. 

Desde 1999, Gabriela Ayala trabaja en la desaparecida Secretaría de Desarrollo Social, ahora del Bienestar. Con la aplicación del memorándum de la austeridad, el viernes 31 de mayo, recibió la noticia de que prescindirían de sus servicios.

Los videos tomados por los afectados la tarde de ese día, dan cuenta del mecanismo que el gobierno tomó para darles las gracias a los trabajadores, sin pronunciar nunca las palabras despido ni liquidación.

Aguerrida, conocedora de sus derechos, Gaby preguntó al enviado de las malas noticias si estaban conscientes de que se trataba de un despido.

El joven de la ingrata tarea explicaba a los empleados que, en la práctica, sus plazas ya no existían en la nueva estructura gubernamental y que ahora se les ofrecía la oportunidad de acogerse a un programa especial que les daría una compensación.

Lo extraño del caso en la Secretaría del Bienestar es que, en vez de eliminar cargos de alto rango, como se estipula en el memorádum presidencial, la tijera del recorte se ensañó con los empleados de la base de la pirámide.

 “Nosotros somos los que ganamos menos que todos en la institución. Yo no puedo dejar de trabajar así como así, de la noche a la mañana. Y no entiendo al Presidente. ¿De qué se trata?  Está bien, si no me quieren, si ya no somos las personas necesarias, y como llegó a decir hasta ofensivamente, los burócratas corruptos, que no es mi caso personal, porque puedo tener la frente muy en alto, está bien…”, reflexiona Ayala Goiz.

Enlaces, jefes de departamento, subdirectores, directores adjuntos fueron notificados ese viernes 31 de mayo de que sus plazas habían desaparecido para responder a la solicitud de la Secretaría de Hacienda de reducir el costo de la nómina en 30 %.

  “La Secretaría de Hacienda está pidiendo un monto determinado de dinero y entonces lo que se está haciendo es un costo de plazas y, en base a ese costeo, se dice, sabes qué, por cada unidad necesito que me des 7 millones de pesos y entonces se empieza a hacer el costeo de plazas para saber cuántas plazas dan 7 millones de pesos y esas son las que desaparecen y de todos los niveles”, les explicó el portador del anuncio del despido.  

El mensajero llevaba las cartas de renuncia, bajo un formato denominado Planilla por Compensación económica, mismo que Secretaría de la Función Pública instruyó utilizar en este recorte.

Pero Gabriela Ayala, con el cargo de enlace en el desaparecido programa de jornaleros agrícolas y antes en la atención de adultos mayores de la Sedesol, se negó a firmar.

“De los 20 años que tengo aquí, solamente me quieren reconocer ocho años con ocho meses. Por lo tanto, yo no lo acepto. No puedo aceptar eso”, argumenta.

 “Yo ya no tengo jefes, prácticamente me quedé sola. Estoy sentada en mi lugar, sin hacer nada. Porque a mí no me están dando trabajo. Pareciera que no existiera ya, que no cuento”, describe.

A dos semanas del anuncio del despido, Gabriela Ayala Goiz resiste y advierte que sólo se irá de la Secretaría del Bienestar cuando la liquiden con apego a derecho.

Y le envía un mensaje al Presidente López Obrador:  

“Qué injusto, qué injusto está siendo usted como presidente. Porque no puede ser que hable de que no se van a violar los derechos humanos y lo está haciendo con nosotros. No somos empleados de cuarta. Merecemos un trato digno. Y que la ley actúe y que la ley funcione y que no sea impune. Le diría, sabe qué Presidente, es usted muy injusto”.

 La cita imperdible

“En todas las escuelas, Poli, UNAM, Chapingo, Normales, rechazamos al asesino Echeverría, que decía que él no tenía culpabilidad, que él no sabía que existieran los Halcones, y dijimos: Eres un asesino, lo traes desde el 2 de octubre. No pretendas engañarnos”: Severiano Sánchez Gutiérrez, sobreviviente de la masacre del 10 de junio de 1971 en la ceremonia conmemorativa en el Congreso de la CDMX.


 

 

Aclaración: El contenido mostrado es responsabilidad del autor y refleja su punto de vista.

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