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Derrotas 2018 (La debacle del PRI y sus hazañas)

Ivonne Melgar | 14:57
https://cdn2.excelsior.com.mx/media/pictures/2017/06/13/retrovisor_logo.jpg Ivonne Melgar

La catástrofe que las encuestas advirtieron para el PRI con rangos de entre 19 y 22% en la intención de voto fue todavía mayor.

Porque los resultados para José Antonio Meade, candidato del PRI, fueron de 16.4%, y eso ya con la suma de PVEM y Nueva Alianza.

Es una cifra mucho menor al 22 % obtenido por Roberto Madrazo en 2006, que había sido la votación priista más baja en su historia de hegemonía y poder.

UNA ODISEA

Frente a esa debacle es obligado afirmar que el equipo de Meade —sobre todo con el apuntalamiento que le dio la llegada de René Juárez Cisneros a la presidencia del PRI— protagonizó una odisea: la de conseguir que en los medios tradicionales de comunicación se difundiera la idea de que su triunfo era posible, que había competencia.

Se trata de un mérito mayor. Sin duda. Pero también de una evidencia que este proceso electoral dejó en claro: la discusión de la disputa presidencial no fue determinada por esos medios tradicionales.

La lección es contundente: lo que se escribía en la prensa a favor de Meade, como un candidato competitivo y capaz de llevarse el voto de los panistas desilusionados, nunca correspondía al sentir del ciudadano de a pie ni permeó en los amplios segmentos de la población que ya habían decidido el adiós del PRI.

De manera que el apunte queda para la historia: aquel círculo rojo que Vicente Fox etiquetó en referencia a los tomadores de decisiones y las élites económica y política, no pudo hacer nada frente a la avalancha del llamado círculo verde ya pintado de guinda, es decir, del color de Morena.

La odisea se protagonizó. Pero se quedó en ilusión, en espejismo. Porque esas narrativas de que Meade podía llegar a Los Pinos con el voto histórico del PAN sólo eran eso.

Mientras el PRI iba descendiendo en la intención de voto que alguna vez llegó a ser de 19 % en esa coyuntura, el aparato de propaganda del candidato Meade acuñaba historias que al final resultaron irrelevantes como esas de que los gobernadores del PAN jugarían a su favor y las declaraciones de respaldo del gobernador del PRD, Silvano Aureoles o del panista de Baja California, Carlos Mendoza Davis.

¿CUÁL APOYO?

La pérdida de brújula de la clase política priista fue tal —y con buena parte de la prensa incluida— que se llegó a afirmar que la supuesta operación electoral también estaría en manos de los gobernadores del PAN que llamarían a votar por Meade.

Pero es un hecho que la ola obradorista dejó atrás cualquier pretendida maniobra electoral.

Chequen los números: en Michocán, con todo y las declaraciones de apoyo del gobernador Aureoles, Meade tuvo el 12. 8 % de la votación y en Baja California Sur, donde su amigo Mendoza Davis encabezó la campaña contra el candidato de su propio partido, el PAN, el abanderado del PRI sólo sumó 7.4%.

Así que más allá de la maquinaria publicitaria y propagandística que buscó construir la percepción de que Meade estaba en segundo lugar en las encuestas, el PRI perdió la elección presidencial en las 32 entidades.

TERCERA FUERZA

Lo paradójico es que 36 horas después de la mayor derrota de la historia para el partido en el poder, el presidente priista Enrique Peña inició este martes con su sucesor, el presidente electo Andrés Manuel López Obrador, la transición más aterciopelada de la que tengamos memoria.

¿También perdió EPN? Esa es la pregunta. Los priistas sí. Y mucho. Al menos, los priistas que se quedaron en el partido. Porque decenas, centenares de militantes, miles acaso, optaron por retirarse antes, mucho antes, y lo hicieron para refugiarse en el partido del futuro gobernante.

Pero más allá de esos vericuetos, a partir de ahora, el PRI será la tercera fuerza politica del país, después de Morena y el PAN.

Porque el partido en el poder perdió también en las 9 elecciones estatales.

MIKEL Y CUAJIMALPA

En la elección de jefe de gobierno, el PRI obtuvo 622 mil votos, resultado que contrasta con el millón de votos que en  2012 y 2006 consiguió Beatriz Paredes

En 1994, Alfredo del Mazo padre obtuvo 990 mil votos y en el año 2000, Jesús Silva Herzog sumó 998 mil.

Así que también en la CDMX, hubo una exitosa estrategia de propaganda haciendo creer a los incautos de que Mikel Arreola iba en segundo lugar de la competencia. Porque en los hechos, el abanderado priista en la capital del país obtuvo apenas un 12.9 por ciento, es decir, menos, mucho menos que el promedio nacional conseguido por Meade. Y sí, tambien en territorio chilango, el priismo perdió peor que nunca.

Y sólo tendrá una de las 16 alcaldías, la de Cuajimalpa. De manera que algo habrá hecho muy bien el ganador de esa deegación de la que ya había sido titular: Adrián Ruvalcaba.

En el congreso local, tendrá únicamente cinco diputados priistas.

EDOMEX Y OTROS PERDEDORES

Hay entidades como Baja California, Baja California Sur, Morelos y Tabasco donde la votación para el PRI fue de sólo 7 %

Esta caída resultó significativa en el estado de México, una entidad tradicionalmente priista, donde el PRI sólo ganó 23 de las 125 alcaldías, perdiendo Toluca y Atlacomulco entre las más significativas.

A nivel legislativo, la representación del PRI bajará de 204 a 47diputados.

Y en el Senado, donde ahora los priistas tienen 55 escaños, a partir de septiembre sólo ocuparán 13.

Hay personajes significativos cuyas derrotas permiten dimensionar el tamaño de lo sucedido: en Sonora, la diputada Sylvana Beltrones, hija del emblemático ex dirigente nacional del PRI, Manlio Fabio Beltrones, fue desplazada a segundo lugar por los morenistas Lily Téllez y Alfonso Durazo. Aunque la priista será senadora por haber quedado en segundo lugar.

Pero en Nuevo León, el candidato priista al Senado, Jorge Mendoza perdió frente a Movimiento Ciudadano y el PAN. Los regios castigaron severamente al PRI, si bien varios de sus alcaldes lograron reelegirse.

Y como hasta en los perdedores, hay niveles, sin duda alguna que los principales derrotados de la campaña del PRI fueron los autoproclamados senadores rebeldes del PAN, quienes no sólo se sumaron al barco hundido del candidato Meade, sino que fueron más alla: hicieron el trabajo sucio cuando trataron de tirar al abanderado del Frente, Ricardo Anaya.

Nos referimos particularmente al ex vocero de Meade, el senador Javier Lozano. Y al presidente del Senado, Ernesto Cordero, quien acudió a la PGR para denunciar al panista, justo cuando la campaña priista intentanba infructuosamente salir del tercer lugar que nunca pudo remontar.

LA CITA IMPERDIBLE

Muchas veces me ha pasado eso: luchar insensatamente contra un obstáculo que me impide hacer algo que juzgo necesario o conveniente, aceptar con rabia la derrota y finalmente, un tiempo después, comprobar que el destino tenía razón", Ernesto Sabato en la novela de El túnel.

 

 

Aclaración: El contenido mostrado es responsabilidad del autor y refleja su punto de vista.

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