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Bohemian Rhapsody, la reina de las canciones

Carlos Meraz | 11:06
https://cdn2.excelsior.com.mx/media/pictures/2017/06/06/play_logo.jpg Carlos Meraz

En 1975 el mundo era otro y no giraba al vertiginoso ritmo de la actualidad... No se habían inventado los teléfonos móviles y mucho menos internet; además, en la sociedad, la globalización tan sólo era un cuasi utópico término futurista, acuñado por el visionario sociólogo canadiense Marshall McLuhan

Hace 43 años, en el Reino Unido de la era post-beatle, se estrenó una sui géneris melodía que para muchos, eruditos y neófitos, que cambió para siempre el destino de la música del Siglo XX, a la postre sirvió de ejemplo en el uso del eclecticismo sonoro al servicio del rock y además está considerada como la reina de las canciones de la cultura pop: Bohemian Rhapsody.

El tema de la banda británica Queen puede gustar o no, pero lo cierto es que es prácticamente imposible que pase desapercibido. Su construcción redefinió la manera de hacer rock, al romper con los cánones creativos del género, pues con ella Freddie Mercury (voz), Brian May (guitarra), John Deacon (bajo) y Roger Taylor (batería) se lanzaron al vacío sin paracaídas, en un salto cuántico de estilos y sonidos que por su complejidad algunos lo intentaron clasificar simplemente como rock ópera.

Bohemian Rhapsody adolece de estribillo y está compuesta por seis partes: la introducción a capella, la balada, el solo de guitarra, el bloque operístico, la sección de rock y la coda o final que reincorpora el tempo y la tonalidad de la balada introductoria, todo ello acompañado de, sin duda, la seductora voz del mejor cantante que ha desfilado por el género.

La elaborada estructura musical no le pide nada a su ambigua letra, cuyo contenido lírico fatalista se ha prestado para una innumerable cantidad de interpretaciones, ante la negativa del autor, Freddie Mercury, de explicar su expresión artística materializada en casi seis rimbombantes minutos de duración.

Quizá la hipótesis más famosa acerca del tema es que se remite a una invocación del mismísimo Belcebú, al narrar cómo un aterrado hombre confiesa a su madre que mató a alguien para vender, cual Fausto, su alma al Diablo; aunque antes de la ejecución —a punta de pistola— llama a Dios en árabe, diciendo Bismillah, y con la ayuda de los ángeles busca recuperar su alma, en poder de Lucifer, para así poder entrar al reino de los cielos.

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Is this the real life? Is this just fantasy? Caught in a landslide, no escape from reality. (¿Es esto la vida real? ¿Es sólo fantasía? Atrapado en un derrumbe, no hay escape de la realidad), sentencia en su inicio la pieza musical.

Además, la letra hace referencia a Scaramouche, el fandango del acto III de Las Bodas de Fígaro de Wolfgang Amadeus Mozart; Galileo (Vincenzo Galilei padre de Galileo Galilei)Fígaro Magnifico, refiriéndose al Magnificat de Bach y el citado Bismillah, como personajes que luchan por el alma del angustiado joven. 

Lo más cercano a una hipotética realidad es que en el single —lanzado el 31 de octubre de 1975 como adelanto del cuarto álbum de estudio de Queen, A Night At The Opera—, el mensaje oculto era una desgarradora confesión de la muerte del anterior Freddie Mercury heterosexual y su renacimiento en el mundo gay. 

Mama, just killed a man. Put a gun against his head. Pulled my trigger, now he's dead. Mama, life had just begun. But now I've gone and thrown it all away. (Mamá, acabo de matar a un hombre. Puse una pistola en su cabeza. Apreté el gatillo, ahora él está muerto. Mamá, la vida acaba de empezar. Pero ahora tengo que ir y dejarlo todo).

Ante la imposibilidad de confesar públicamente su salida del clóset, el líder de Queen recurrió a reminiscencias de ángeles y demonios que exorcizó de su atormentada otrora vida; con la edificación, en forma de oda, de su liberación homosexual, disimulada para no herir susceptibilidades en una sociedad aún no preparada para un rock star desinhibidamente gay ni para una sofisticada canción adelantada a su época.

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