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Celotipia y cerebro

Eduardo Calixto | 20:06
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Los celos son la manifestación de conductas en respuesta al estímulo que amenaza con apropiarse, destruir o robar lo propio. Pero también puede ser la aspiración de posesión o éxito, características o propiedades de otra persona, de tal forma que puede ser asociado a la envidia. Ser celoso, es utilizado como adjetivo, verbo o atribución de personalidad. El individuo con celos no pierde su entorno con la realidad, puede ser funcional, pero se abruma con ideas constantes de que la pareja es infiel. Los celos pueden ser patológicos, si ocupan más del 30% de su actividad en buscar el detonador de su conducta, a partir de entonces entra en la subclasificación de un Trastorno Delirante: la celotipia.

 

Manifestación clínica de celotipia

El celotípico suele ser suspicaz, rígido, vigilante, auto-referente (él es el centro de atención), con miedo a la autonomía y comúnmente asociado a procesos de grandeza.

La celotipia suele generar problemas sociales, legales, laborales o conyugales como consecuencia de las ideas delirantes. Los sujetos que poseen este trastorno desarrollan un estado de ánimo irritable: ira o comportamiento violento. La celotipia hace a un individuo caótico, disfuncional, con pérdida de atención, le genera un pensamiento proyectivo y hostil. El celotípico suele ser suspicaz, rígido, vigilante, autoreferente (él es el centro de atención), con miedo a la autonomía y comúnmente asociado a procesos de grandeza.

El caso típico de un celotípico es sentirse frustrado, privado de sus derechos afectivos, emocionales y sexuales. Interpreta que la pareja prefiere a otro, iniciándose así una búsqueda de pruebas concluyentes. Un delirio sistematizado de sentirse menos preferido y no tratado de forma especial.

 

La celotipia tiene los siguientes criterios:

  1. Pensamientos irracionales sobre infidelidad de la pareja.
  2. Conductas dirigidas a comprobar la infidelidad.
  3. Sentimientos intensos de cólera, miedo, tristeza, culpa.
  4. Violencia verbal o física contra la pareja o el supuesto rival.

 

¿Diferencias entre hombres y mujeres?

El delirio de celos asociado a cuadros paranoides se ha descrito principalmente asociado al sexo femenino y a pacientes jóvenes; mientras que el delirio de celos asociado al alcoholismo se ha descrito casi siempre al sexo masculino. Los hombres despiertan la conducta de celo en mayor proporción por la pérdida de la pareja con el enfoque sexual. La mujer lo realiza por perder del afecto, espacio, protección, tiempo invertido y, en menor proporción, con el evento sexual comparado a como lo hacen los varones.

 

Factores sin ser totalmente causales para ser Celotípico:

 

(1) Factores familiares (aparece historia familiar en casi un 20%). En ocasiones, la celotipia se aprende en casa.

(2) Factores psiquiátricos (los celos pueden ser el primer signo de enfermedad psicótica paranoide o esquizofrenia; pueden asociarse a diversas características de personalidad y síntomas neuróticos; o pueden ser un síntoma de tipo depresivo primario o secundario).

(3) Factores orgánicos (alteraciones orgánicas cerebrales de tipo traumáticas, vasculares, demencias, epilepsia). Es decir, la celotipia suele acompañar a algunas enfermedades neuronales.

(4) Factores tóxicos (intoxicaciones por alcohol, anfetaminas, cocaína). El alcohol incrementa la celotipia desde un 22% a un 41%. Existen dos subgrupos de celotipia alcohólica: uno de aparición exclusiva durante la intoxicación alcohólica y otro mantenido durante los periodos de abstinencia. El 72% de las personas alcoholizadas persisten con los celos aún después de haberse recuperado de una intoxicación alcohólica.

(5) Factores hormonales (pueden aparecer en periodos hormonales específicos como la menopausia, embarazo, postnatal o en el hipertiroidismo). Las hormonas influyen en muchas conductas, la celotipia no es la excepción.

 

Fases de la celotipia en el cerebro

Inicio o manifestaciones precoces: suspicacia, fascinación de lo oculto, búsqueda de la verdad, rigidez, idea delirante, confusión, primeros conflictos de agresión, hostilidad y discusiones. En esta condición, la corteza prefrontal (ventromedial) la que planea y toma decisiones incrementa su actividad, pero paradójicamente por momentos pierde la congruencia y la lógica, la noradrenalina y dopamina se incrementan en esta región del cerebro, lo cual motiva la conducta irreflexiva, reduce la inteligencia y permite la toma inadecuada de decisiones. Es un proceso que se inicia como un “flash” o choque de luz.

La actividad hormonal se instala gradualmente, induce liberación de cortisol y aldosterona, con evidentes cambios cardiovasculares y metabólicos como la hiperglicemia. Se proyecta un estado de activación corporal permanente.

Fase aguda: el malestar interno es intolerante, se pierde el control. Se manifiesta una ansiedad asociada a sentimientos caóticos. Fallan las estrategias de estabilización. Inicia un proceso de aislamiento, hay “acumulación” de pruebas. Un pequeño evento desencadena un tórrido conflicto. En esta fase, falla el control pre-frontal totalmente. La actividad límbica predomina, en especial, el hipocampo se manifiesta, los recuerdos abruman y la corteza del cíngulo asocia eventos dolorosos-emotivos. Se lleva a cabo el reforzamiento incesante de ideas y recuerdos. La actividad hormonal se instala gradualmente, induce liberación de cortisol y aldosterona, con evidentes cambios cardiovasculares y metabólicos como la hiperglicemia. Se proyecta un estado de activación corporal permanente. El insomnio se presenta y existe un consumo excesivo de energía.

Cristalización final o psicosis desarrollada: Los sentimientos se exteriorizan, hay delirios, aparecen enemigos, la conducta de defensa se agrega, los factores  desencadenantes ahora son internos. La respuesta es defensiva, agresiva, el proceso es fluctuante, solo por momentos, el individuo es consciente de su realidad.  Aparecen decisiones poco pensadas. La actividad prefrontal es intermitente en el evento.

Los procesos emotivos se centran a un estímulo desencadenante, en consecuencia la liberación de dopamina, noradrenalina, cortisol es reforzada a eventos esperados.

 

Nuestro cerebro tiene la capacidad de orquestar y manifestar la conducta celosa, la cual, si es adecuada puede ser motivante y favorecer la solución a un problema de pareja. Sin embargo, también es sencillo llegar a un extremo, a lo patológico. La celotipia como trastorno cobra la disolución del vinculo afectivo. Genera más problemas de los que pretende resolver. Atrapa y calumnia.

Es necesario cuidar no caer en ella, reflexionar antes de una explosión puede resultar conveniente. 

Conclusión

El amor celoso es el requisito previo, el antecedente cognitivo-afectivo y conductual de la celotipia.

El amor tiene dos dimensiones fundamentales: uno implica el deseo y posesión de la persona, asimilar la conducta y proyectar lo que se desea, esto es intenso en el enamoramiento; la otra dimensión implica el deseo de darse y perderse en el amor: hay un balance entre la autoafirmación y la autoentrega. La aparición de la traición anula cualquiera de los dos procesos. Por ello los celos evitan llegar a este proceso doloroso. Pero en sí, la conducta celosa ya tiene un proceso de dolor moral implícito. El conflicto se basa en frustración y decepción dolorosa.

La celotipia destruye el amor, una de las paradojas terribles de su existencia. Con ello, activando redes neuronales y neuroquímica semejantes para el amor pasional. 

 

Neurosalud con Eduardo Calixto en www.salud180.com
 

@ecalixto

 

Aclaración: El contenido mostrado es responsabilidad del autor y refleja su punto de vista.

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