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Navidad: consumo, fe y blasfemia

Luis Manuel Arellano Delgado | 11:09
https://cdn2.excelsior.com.mx/media/pictures/2016/06/07/ladooscuro_header.jpg Luis Manuel Arellano Delgado

 

La Navidad se sustenta en asideros emocionales, religiosos y de consumo globalizados. Nada detiene sus ritos y quienes se atreven a cuestionarlos son tachados de blasfemos e incluso violentados.

No podría ser de otra forma porque “el nacimiento” de Jesús configura el engranaje de una narrativa que manipula sentimientos en favor del orden religioso mundial. Pero también es un constructo ideológico hermanado con el mercado suntuoso. De alguna manera Santa Claus alcanza mayor adoración.

EL CONSUMO

En el 2012, la empresa Parametría realizó una encuesta en México e informó que el 82% de los entrevistados identificaba el motivo de la Navidad, pero solo el 14% aceptaba realizar algún rito en esa fecha. Los demás, el 86%, lo consideraba la oportunidad de reunirse con su familia y comprar.

En 2017, el barómetro navideño del Grupo Ferratum informó que en México el 43% del gasto navideño se realizaría en ropa, juguetes y dulces pero que 20% de la población tenía previsto gastar más que el año anterior. El 90% de los encuestados consideró como lo más importante de estas fiestas la posibilidad de celebrar junto con la familia.

En 2019 un estudio de Mercado Libre encontró que México es un país donde se compran regalos con más anticipación. Por su parte, la compañía de servicios financieros CORU ha observado la vinculación del aguinaldo con el gasto navideño.

Esto es lo que sucede y poco se reflexiona, seguramente porque toda la población hemos experimentado el impulso decembrino de comprar -está muy documentado- haya o no dinero de por medio o incluso en contextos adversos como la actual pandemia sanitaria, ¿Navidad secular?

 

LA FE

La Navidad es una leyenda por su falta de rigor histórico y por los elementos surrealistas que la configuran como la presencia de seres alados. Es la fe lo que permite asegurar el nacimiento de Jesús de Nazaret. Sin embargo, está documentado que el 25 de diciembre era la fecha en que los romanos festejaban el nacimiento del Dios Mitra (Sol), por cierto de origen persa, en el contexto del solsticio de invierno de acuerdo al Calendario Juliano. Pasaron 300 años para que el emperador Constantino, convertido al cristianismo, decretara celebrar el nacimiento de Jesús el 25 de diciembre (significativamente los evangelios no precisan ese ni ningún día) para relacionarlo con el festejo del Dios Mitra y ganar la atención de la población “pagana”. Otro dato para advertir que “el nacimiento de Jesús” quedó extraviado en el tiempo es que antes se celebraba el 6 de enero. De hecho, hoy los cristianos ortodoxos siguen conmemorando esa fecha.

La otra parte del mito llamado Navidad se sustenta en la historia del santo holandés Nicolás (Sinterklaas), conocido por ofrecer regalos a los niños y cuya tradición llegó a Nueva York durante la segunda década del siglo XVII como parte de las aportaciones culturales de migrantes a esa ciudad, entonces llamada Nueva Amsterdam. El personaje se populariza dos siglos después cuando un escritor lo rebautizó como Santa Claus. A partir de ese momento el santo progresó en su fisonomía, vestuario y sobre todo en su misión de motivar el consumo mediante regalos. Lo demás ha sido obra del mercado y la globalidad.

 

LA BLASFEMIA

Si cada quien es libre de creer también lo es de no creer. El editor y escritor Marc Silberstein ha señalado que la humanidad, para obtener su plena emancipación, debe liberarse del capitalismo y de la creencia en Dios. En el prefacio al libro “Apología de la blasfemia”, de Jean-Paul Gouteux, advierte que la creencia en dios y por tanto la sumisión a un ser inexistente constituye un lastre ante la misantropía que sus enseñanzas han creado.

Gouteux direcciona su libro a cuestionar la noción de un “Dios” sostenido desde la fe, de la cual sugiere emanciparse. “Todos los dioses únicos fueron creados por déspotas. La concentración del poder en manos de monarcas absolutos llevó a éstos últimos a instaurar en el cielo el despotismo de un Dios único que legitimaba el poder de ellos sobre la Tierra”, señala.

Aunque Gouteux sustenta gran parte de sus afirmaciones en la arqueología científica que no ha encontrado vestigios históricos de los episodios fundamentales de la Biblia, incluida la existencia del mesías (“la creencia de Jesús como personaje real surge en los años 130 en los evangelios apócrifos y canónicos”), lo importante en realidad -enfatiza- es la crítica a su moralidad más que a su realidad histórica.

Médico de profesión y activista ateo, Gouteux dice que la Biblia ha sustentado la inmoralidad cristiana que ha provocado millones de homicidios, violencia y sufrimiento a nombre del niño que habría nacido un 25 de diciembre. Sí, de todo esto es oportuno hablar y reflexionar. La paralización provocada por el Covid-19 da para esto y más.

 

Referencias

  • Gouteux, Jean-Paul. “Apología de la blasfemia”, traducción de Julia Calzadilla. Ed. Montesinos, 2006, Barcelona.

 

 

@LuisManuelArell

 

 

 

 

 

Aclaración: El contenido mostrado es responsabilidad del autor y refleja su punto de vista.

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