Logo de Excélsior                                                        

Las fotografías del covid

Luis Manuel Arellano Delgado | 11:32
https://cdn2.excelsior.com.mx/media/pictures/2016/06/07/ladooscuro_header.jpg Luis Manuel Arellano Delgado

 

La toma de una muestra nasofaríngea. Hospitales y personas intubadas. Médicos fatigados. Brigadas de sanitización. Uso masivo de cubrebocas. Adultos observando desde un balcón. Cementerios llenos.

Las anteriores imágenes son parte del legado visual provocado por un agente infectante prácticamente invisible, de apenas 140 nanómetros de tamaño, identificado como el coronavirus SARS-CoV-2. Un desastre mundial ha captado igualmente en los negocios quebrados, el desempleo y las colas de personas que esperan para recibir comida.

Los estragos del contagio masivo y la letalidad que acompaña al SARS-CoV-2 han transitado del contenido periodístico al imaginario social desde las redes sociales. En ambas plataformas, significativamente, las imágenes de la pandemia se deconstruyen mediante lecturas defensivas, como si la humanidad enfrentara un enemigo articulado para destruirla.

Pero los virus no son enemigos de nuestra especie, por el contrario, han modelado gran parte de su evolución. Entender esta perspectiva puede resultar difícil si un ser querido es afectado mortalmente por dicho microorganismo al igual que si se pierde el empleo, el ingreso o algún otro patrimonio a causa de las medidas sanitarias para detener su propagación.

Por eso es que las fotografías, los videos y las aproximaciones artísticas asociadas a la pandemia no son icónicas. De hecho, muchas son idénticas a otras imágenes levantadas en contextos distintos; se repiten los ángulos y los personajes registrados. Por ejemplo: las fotografías de personas con cubrebocas durante la epidemia de influenza, provocada por el virus H1N1 en el 2009, son las mismas que hoy.

¿Puede -consecuentemente- esta emergencia mundial representarse de otra forma? Es muy difícil, habría contestado el escritor Italo Calvino, quien consideraba que la imaginación solo puede ser antropomorfa. Es decir, que nos vemos únicamente desde los referentes que nuestra especie ha construido, dentro y fuera de su cotidianidad. Una perspectiva que todas las culturas han humanizado con sus dioses y paraísos, pero también con sus pesadillas.

¿Cuál sería el encuadre fotográfico de un robot frente a esta pandemia? A saber, pero difícilmente podría ser objetiva porque respondería a los algoritmos de su programación. Por lo demás, resulta imposible no editar de su contexto toda captura de una imagen.

Inmersos en la civilización iconográfica, Calvino trató de dilucidar en un manuscrito de 1984 cuál podría ser la proyección de la imaginación individual en el siglo XXI.

“Hubo un tiempo en que la memoria visual de un individuo se limitaba al patrimonio de sus experiencias directas y a un reducido repertorio de imágenes reflejadas por la cultura; la posibilidad de dar forma a mitos personales nacía del modo en que los fragmentos de esa memoria se combinaban entre sí, ensamblándose de maneras inesperadas y sugestivas. Hoy la cantidad de imágenes que nos bombardea es tal que no sabemos distinguir ya la experiencia directa de lo que hemos visto (durante) unos pocos segundos en la televisión. La memoria está cubierta por capas de imágenes en añicos, como un depósito de desperdicios donde cada vez es más difícil que una figura logre, entre tantas, adquirir relieve”, apuntó.

El escritor italiano iba a ofrecer seis conferencias durante la cátedra “Charles Eliot Norton Poetry Lectures” en la Universidad de Harvard en el ciclo académico 1985-1986 pero falleció antes. Las conferencias fueron rescatadas entre sus apuntes y publicadas. La cuarta intervención, dedicada a la visibilidad, abordaba el tema de la imagen y -con ella- la reflexión del autor respecto a “la imaginación como instrumento de conocimiento”. Calvino quiso alertar respecto de las consecuencias de perder la capacidad de abstracción, ya que con ello perdemos la capacidad de distinguir entre lo verdadero y lo falso.

¿Qué nos dicen las fotografías y los videos de la pandemia? Mucho y poco, porque nos costaría asumir que son falsas. Aunque detrás de cada toma se diluyen otros contenidos no elegidos por quien ha capturado la escena, también debe tenerse presente que cada una expresa las emociones básicas de nuestra naturaleza: miedo y ansiedad, ira, asco, sorpresa, tristeza e incluso alegría en quienes sobreviven a la enfermedad.

La deconstrucción de estas estampas, empero, no se detiene con los efectos dramáticos conocidos. La llamada “nueva normalidad” también está contribuyendo con nuevas alegorías en la configuración visual de esta alerta sanitaria que ha sido también una sacudida financiera, económica, cultural y política. Hoy los retratos están relacionados con una mayor limpieza y orden, con atisbos de una disciplina incompleta, pero sobre todo con secuelas múltiples que aún no se registran.

Pero no nos engañemos. Todas estas imágenes ya las conocíamos.

 

Referencia

  • Calvino, Italo. “Seis propuestas para el próximo milenio”, traducción de Aurora Bernárdez. Ediciones Siruela, 1995, Madrid.

@LuisManuelArell

 

 

 

Aclaración: El contenido mostrado es responsabilidad del autor y refleja su punto de vista.

Comparte en Redes Sociales