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Covid: somos lo que tenemos

Luis Manuel Arellano Delgado | 10:44
https://cdn2.excelsior.com.mx/media/pictures/2016/06/07/ladooscuro_header.jpg Luis Manuel Arellano Delgado

 

Habituados a visualizarnos con una mejor vida en el futuro, la pandemia nos confrontó con el tiempo presente. Nos hizo despertar en nuestra realidad para despejar ilusiones y asumir que somos lo que tenemos. Ni más ni menos.

¿Y qué tenemos? Aunque la respuesta a esta pregunta solo puede ser individual, como especie definitivamente tenemos menos de lo que anhelamos tener. Por herencia cultural pero también por influencia del mercado, hemos asumido que el tiempo por venir será siempre mejor al tiempo que está transcurriendo.

Acontecimiento traumático y perturbador, en pocos meses el Covid-19 disparó las condiciones para hacernos enfrentar la realidad de la que permanentemente huimos: nuestro presente. Muy pocas personas pueden asumirse satisfechas con el aquí y ahora; de ellas difícilmente surgen cantos de esperanza; tienen el privilegio de rechazarla porque tampoco la necesitan.

Desde esta perspectiva, la irrupción del coronavirus SARS-CoV-2 constituye también la oportunidad de revisar la forma en que miramos nuestra realidad pero sobre todo la habilidad que hemos desarrollado para eludirla e incluso para disfrazarla. Quiero insistir: la pandemia nos ha gritado en la cara que somos lo que tenemos.

Dice Zizek que un acontecimiento es “el efecto que parece exceder sus causas” y la sentencia aplica bastante bien al Covid-19. Desde mi perspectiva, empero, este efecto no hay que buscarlo en la medicina ni en los científicos que afanosamente están creando vacunas. El efecto que me resulta significativo es la posibilidad que la pandemia nos ofrece para abstraernos de su dinámica y permitirnos mirar no solo el tiempo presente sino la dimensión de este aquí y ahora.

Significativamente, el presente acumula todo lo que ha sucedido en la vida cotidiana pero también en la ficción. La posibilidad de dejar de pensar en el futuro permite voltear hacia los acontecimientos que nos anteceden, incluso en la ficción literaria. Uno de estos momentos sublimes está contenido en el relato “El Aleph” de Jorge Luis Borges.

En un contexto de luto, durante esa narración el escritor argentino describe su encuentro con una esfera tornasolada, diminuta, que mide un diámetro de entre 2 y 3 centímetros pero que concentra el espacio cósmico y permite verlo todo. “Lo que vieron mis ojos fue simultáneo”, dice el protagonista de este cuento: “en ese instante gigantesco he visto millones de actos deleitables o atroces” (que enumera y describe), pero ninguno me asombró -subraya- como el hecho de que “todos ocuparan el mismo punto”.

¿Cuántas cosas podemos mirar y comprender simultáneamente frente al Covid-19? Es posible que alguien en particular, pensando lo que ha implicado la pandemia, niegue su miseria existencial, que se obsesione con el futuro hipotecado y se lastime temiendo perder su efímera existencia. Frente a los millones de años de evolución de nuestra especie, vivir 70 u 80 años resulta una broma. Y esta valoración nos la parece restregar en el rostro el prácticamente invisible agente infeccioso que puso al descubierto no solo los frágiles cimientos de la globalización, sino nuestro endeble concepto de salud.

En otro relato también en una atmósfeca de luto, llamado “El zahir”, Borges plantea “que el mundo visible se da entero en cada representación”. En esta historia es una moneda, pequeña y sin valor de cambio, lo que sacude la visión del personaje central que termina por descubrir cómo es que “no hay hecho, por humilde que sea, que no implique la historia universal y su infinita concatenación de efectos y causas”.

En un tercer relato titulado “La escritura de Dios” el autor hace decir al protagonista -privado de libertad- que “el hombre se confunde, gradualmente, con la forma de su destino; un hombre es, a la larga, sus circunstancias”.

La pandemia lleva su propio tiempo, pero ese tiempo no tiene que ser personal. La mejor forma de enfrentar las consecuencias del Covid-19 reside, precisamente, en la dimensión a donde nos ha llevado: al aquí y ahora, desde el mundo que habitamos, desde la realidad que somos.

 

 

Referencia

  • Borges, Jorge Luis. “El Aleph”. Ed. Alianza/Emecé, Buenos Aires, 1975.

 

 

@LuisManuelArell

 

 

 

 

 

 

  

Aclaración: El contenido mostrado es responsabilidad del autor y refleja su punto de vista.

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