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Manuel Bartlett llega a la CFE y divide opiniones

Anabella Pezet | 21:54
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“Necesitábamos una gente como Manuel Bartlett en CFE: AMLO”, se leía el encabezado de varios titulares de noticias. “No podría haber mejor designación para la @CFEmx. @ManuelBartlett es un hombre honesto y patriota. Lo he sostenido, no hoy que lo designaron para tan importante empresa”, se leía en un tuit que publicó nada más y nada menos que Gerardo Fernández Noroña, hombre de izquierda reconocido.

Escritores, periodistas, actores y hasta morenistas, incluyendo a quien habría coordinado la campaña de Andrés Manuel López Obrador a la presidencia, Tatiana Clouthier, mostraban su desacuerdo por tal designación.

Pero ¿Qué vio AMLO en Bartlett para designarlo como Director de la CFE?, ¿Qué piensa el propio Bartlett del sistema energético de nuestro país?, quizá debamos repasar algunas de las frases célebres pronunciadas por el propio ex Gobernador de Puebla, ante la máxima tribuna del Senado de la República, para obtener respuestas y entender por qué lo eligieron.

Imagen intermedia

 

Foto: Senado de la República

 

En primera instancia, Manuel Bartlett es un convencido de que la reforma energética impulsada en este sexenio, no es más que un diseño redactado, impulsado y fallido de la OCDE, que ha venido aplicando en todo el mundo. En diversos ponencias, hacía referencia a un documento publicado el 1º de septiembre del 2010 titulado: “Gobierno Corporativo y Medidas del Consejo de Petróleos Mexicanos, evaluación y recomendaciones”, desde el cual se realizó el nuevo diseño de las empresa públicas del estado, para abrirles el negocio a los dueños de estos organismos internacionales.

En un discurso pronunciado en el Senado el 29 de octubre de 2014, acusaba que “los consejos de administración de las dos empresas (Pemex y CFE) están formados por una pandilla, bandas de personajes que están perfectamente incorporados a los intereses norteamericanos, todos ellos”.

Manuel Bartlett ve a las empresas petroleras no como empresas, sino como “brazos del imperio”, que no llegan a ser competencia, sino a posesionarse de los estados, sus recursos, flanqueados por todo el aparato económico extranjero, incluyendo los bancos.

Se ha manifestado en contra de la privatización de la energía eléctrica, y de abrirle la posibilidad a la inversión, contrario al servicio público. Considera que la apertura destruye el contenido del Artículo 27 Constitucional que establece que la generación, transmisión y distribución de energía eléctrica está reservada al Estado.

Asimismo, se ha declarado a favor de respetar y cumplir los acuerdos con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), de consultar a los pueblos indígenas y a las comunidades la “ocupación temporal de las empresas trasnacionales” sobre nuestro territorio, lo que califica como una “invasión a nuestro territorio nacional”.

Advierte que con las reformas a la Carta Magna “entrarán” las grandes empresas trasnacionales petroleras y existe una clara experiencia internacional que a esas compañías “no se les puede contralar porque son potencias”. Y acuña de nuevo una antigua frase que dice que “quién controla la energía de un país, controla el país. Eso es lo que estamos entregando”, cuando se discutía en el Pleno del Senado la aprobación de la Ley de Ingresos sobre Hidrocarburos, en agosto de 2014.

En otro discurso pronunciado el 18 de septiembre 2014, cuando se discutía la designación de los Comisionados de la Comisión Nacional de Hidrocarburos y de la Comisión Reguladora de Energía, Bartlett señalaba que la reforma energética no era más que “el fruto del cabildeo e integración de una élite ahora internacional o trinacional México-Estados Unidos-Canadá, que ha logrado controlar las instituciones creadas a partir del TLCAN y posteriormente de los mecanismos informales, régimen internacional de seguridad, como el ASPAN, grupos de trabajo interdependientes y otros de consulta en materia energética, ambiental y de competitividad con el fin de promover sus intereses y sus agendas particulares.

Esa elite integrada por funcionarios públicos, centros de pensamiento, cabilderos, grupos de abogados trabajando por imponer el derecho corporativo; empresarios, representantes de las corporaciones transnacionales, la academia e intelectuales orgánicos asociados con diversos grupos de reflexión se encargan de elaborar el bagaje ideológico mediático para justificar las reformas.

En México trabajan muy de cerca en distintas organizaciones y mecanismos trilaterales de América del Norte en la toma de decisiones para modificar constituciones, políticas públicas e instituciones a través de influir en las distintas ramas del Estado Mexicano.

Si bien los actores políticos son participantes, es necesario destacar que las propuestas iniciales tienen como origen los entes privados de las corporaciones transnacionales, sobre todo las estadounidenses.

En materia energética esa elite ha logrado modificar el ramo institucional regulatorio y el diseño de políticas públicas modificando la constitución a fin de construir el andamiaje jurídico para apropiarse de los recursos mineros, hidrocarburos de la nación; el manejo de las actividades estratégicas de sus dos industrias, petroleras y eléctricas para con ello imponer un nuevo diseño productivo sobre los recursos estratégicos, para el manejo de la energía como preeminencia de los mecanismos de mercado.

Han logrado la modificación de los derechos de propiedad para favorecer a los corporativos extranjeros y ahora se disponen a controlar el andamiaje institucional regulatorio para implantar el mercado, manejar la renta petrolera y garantizar la participación y  los intereses del sector privado extranjero y nacional a partir de la designación de personeros en los organismos reguladores y en el Consejo de Administración de PEMEX y de la Comisión Federal de Electricidad”.

En este contexto, Bartlett acusa que la reforma energética no es más que una expresión a la integración y el consenso de la doctrina neoliberal que se expresa a través de intereses concretos como corporativos y académicos, tomando en cuenta que personajes como Pedro Aspe, Andrés Rosenthal, Luis de la Calle, Rafael Fernández de Castro, Luis Rubio, Mario Molina, Luis Téllez, Carlos Elizondo Meyer Serra, Arturo Fernández Pérez, quienes participan en instituciones como COLMEX, ITAM, el Tec de Monterrey, la OCDE, y la UNAM, entre los grupos económicos del IMCO, el Consejo Coordinador Empresarial, y la Comisión Trilateral.

Personajes como Luis Téllez, Luis de la Calle, Arturo Fernández Pérez, tiene como historia común ser economistas egresados del ITAM, hoy satanizados por el gobierno de López Obrador, lo que les ha valido, en el primero y el segundo caso, obtener la membresía a la Trilateral Comisión North American Group, junto a personajes nacionales como Luis Rubio, Jaime Serra, Lorenzo Zambrano e internacionales como Madeleine Albright, Henry Kissinger, esa organización busca la cooperación, que es más bien la hegemonía entre los Estados Unidos, Europa y Asía Pacífico.

“Y estamos poniendo o pretenden poner en manos de esa elite absolutamente antinacional la mayor riqueza que tiene México en un esquema privatizado en el que tanto los organismos controladores como la estructura privatizada de Pemex y de la CFE, se les otorgan facultades extraordinarias, casi facultades de propietarios con lo cual son capaces, tienen facultades para vender, enajenar, endeudar el patrimonio más importante de México”, reclamaba Bartlett en tribuna.

Y es que precisamente ahí está una de las decisiones claves de Andrés Manuel López Obrador de elegir a Manuel Bartlett como titular de la CFE: será un muro contra los intereses trasnacionales, impulsados por esta élite. Pero la pregunta de los 64 mil es si realmente Bartlett podrá ser un contrapeso real a los que él mismo denomina “potencias incontrolables del imperio”, o terminará siendo víctima de los propios intereses y presiones de las mismas cuando se siente en la silla.

 

 

Aclaración: El contenido mostrado es responsabilidad del autor y refleja su punto de vista.

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