Logo de Excélsior                                                        

La increíble leyenda de Rasputín (y de su enorme pene)

Francisco Masse | 20:13
https://cdn2.excelsior.com.mx/media/pictures/2016/01/07/pop_logo.jpg Francisco Masse

Hace unos días, el 21 de enero para ser exactos, se cumplió un aniversario más del nacimiento de un personaje que, en el imaginario colectivo, se encuentra catalogado como uno de los hombres más siniestros de la historia. Su nombre era Grigori Yefimovich Rasputin (1869-1916), y su apellido —ya castellanizado para convertirse en “Rasputín”— se ha convertido en un sinónimo del oscurantismo, de la manipulación religiosa y de la sed de poder, además de que se le vincula con la decadencia de la familia real rusa —los Romanoff—, la cual generó un gran descontento entre el pueblo ruso, y esto desembocó en el fin del régimen imperial tras la revolución de octubre de 1917.

 

 

Rasputín se convertía en una especie de sanador y guía espiritual de la zarina, lo cual levantó envidias entre la aristocracia rusa, que se empeñó en crear campañas de desprestigio en contra de él.

Poco se sabe de cierto acerca de la vida de Rasputín. Se conoce, por ejemplo, que estuvo casado y que un día abandonó a su familia para perseguir el camino religioso en diversos monasterios —aunque en el cine y la televisión se le ha apodado como “el Monje Loco”, en realidad nunca perteneció a una orden religiosa—; su carisma personal consistía en explicar las enseñanzas bíblicas de una manera muy sencilla y en supuestos dones místicos para sanar enfermedades a través de la fe y la oración. Esto llamó la atención de la aristocracia de San Petesburgo —a la sazón, sede del gobierno imperial ruso—, y por esa razón fue llamado a curar al zarevich Alexei —el príncipe ruso, hijo del zar Nicolás y de su esposa Alexandra—, quien sufría de hemofilia. Cuando Alexei sufrió una herida que no cesaba de sangrar, la desesperada zarina acudió al misterioso asceta siberiano; al día siguiente, el zarevich mostraba signos de recuperación y Rasputín se convertía en una especie de sanador y guía espiritual de la zarina, lo cual levantó envidias entre la aristocracia rusa, que se empeñó en crear campañas de desprestigio en contra de él.

Una de esas campañas afirmaba que Rasputín no sólo era un sanador espiritual, sino un depravado sexual que, siendo consejero del zar Nicolás II de Rusia y de su esposa, atendía “de forma privada” a muchas damas de la corte rusa —incluyendo a la misma zarina—en desenfrenadas orgías en las que el asceta daba muestras de una una resistencia sexual sobrehumana. Y para rematar, mucho se rumoró acerca de las dimensiones de su miembro viril que, según algunas testigos —no sabemos si confiables o no—, era “mucho más grande y firme que el de cualquier otro hombre que hubieran conocido”.

Rasputín fue asesinado en 1916, y se dice que sus asesinos lo emascularon —es decir, le extirparon el aparato reproductor completo— para terminar de humillar su cadáver, y existen dos leyendas que explican lo que sucedió a partir de ese momento: una, que la doncella que se encargó de limpiar el sitio del asesinato se encontró con el miembro cercenado, lo conservó en un frasco y se lo dio a uno de sus parientes, que lo llevó subrepticiamente hasta Francia; y la otra, que una de sus amantes lo sustrajo “como recuerdo” tras la autopsia del curandero.

De cualquier manera, el supuesto pene de uno de los hombres más influyentes del imperio ruso salió a la luz en 1920, en París, donde un grupo de fanáticos le rendían culto a la reliquia en extraños “rituales de fertilidad”. La hija de Rasputín, Marie, les exigió que le regresaran el miembro cercenado, y nadie sabe si tuvo éxito en su reclamo, pero el enorme pene desapareció de la escena por varias décadas.

Fue en 1994 que la leyenda resurgió, cuando el californiano Michael Agustino anunció a los medios que él poseía el famoso pene de Rasputín, pues lo había comprado en un lote de instrumental médico al doctor Ripple, el cual había trabajado con Marie Rasputin y, tras la muerte de ésta, había heredado la valiosa pieza. Tras hacer algunos análisis, resultó que la supuesta reliquia no era sino un aguacate de mar desecado.

 

 

Nadie ha realizado pruebas científicas a dicho apéndice, pero la primera discrepancia que salta a la vista es que Marie Rasputin afirmaba que el mejor amigo de su padre medía 30 centímetros

Y cuando uno piensa que ya lo escuchó todo, llega en 2004 el proctólogo ruso Igor Knyazkin y funda el Museo del Erotismo, donde se exhiben más de 15 mil piezas provenientes de los muchos casos que atendió en el hospital donde trabajaba. Y entre ellas, desde luego, estaba el supuesto miembro de Rasputín: un impresionante pene de unos 25 centímetros de largo y unos tres de espesor, suspendido en un frasco de formol. Nadie ha realizado pruebas científicas a dicho apéndice, pero la primera discrepancia que salta a la vista es que Marie Rasputin afirmaba que el mejor amigo de su padre medía 30 centímetros —ignoramos cómo obtuvo dicha información tan precisa—. De cualquier modo, algunos expertos afirman que “eso” que flota en el frasco no corresponde a la fisiología de un pene humano, y que no es sino el órgano reproductor de un toro o de un buey. Vaya usted a saber…

 

 @fcomasse

Aclaración: El contenido mostrado es responsabilidad del autor y refleja su punto de vista.

Comparte en Redes Sociales