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Hell and Heaven Metal Fest: Que el cielo exista, aunque nuestro lugar sea el infierno

Edson Alemán Real | 14:20
https://cdn2.excelsior.com.mx/media/pictures/2017/08/29/surdelcielo.jpg Edson Alemán Real

Sammy Hagar canta y define al Heavy Metal: "Es un boleto de ida a la medianoche" en el tema homónimo y para la peli del mismo nombre. La medianoche es quemar las naves; es un voluntario destino sin retorno. El escritor Dennis Lehane dice en su libro Vivir de Noche: "Un tipo de medianoche en una ciudad de las nueve en punto", ¿me siguen? Un rebelde, pues. Mejores definiciones, imposible.

En ese marco nos inscribimos quienes hemos hecho del metal (y del rock en general) no solo una música de acompañamiento sino una parte intrínseca; un soundtrack de cada paso, de cada día.

Hace muchos años México adolecía por completo de actos importantes de metal. Luego de que en el ’81 Queen se presentará en Monterrey y Puebla en un hecho histórico, nada pasó en el mainstream en otros 10 años.

El metal permaneció en su refugio natural, el underground. Por ahí de 1987 la ola de las nuevas corrientes tenía ya un peso mayúsculo y comenzó una era, la primera, de bandas pesadas que por fin llegaban, desde lejanas tierras, a los oídos de los metaleros aztecas.

Así, la paupérrima Arena López Mateos, en el centro de Tlalnepantla, fue el escenario del primer concierto de una banda extranjera; se trató de Heather Leather, un trío femenino de Texas que, la verdad, tocaba horrendo, pero el venue se llenó. El hambre era tal que no importaba de quién se tratara.

Pronto los carteles mostraron mejorías notables, de bandas virtualmente desconocidas como Demolition Hammer (incluso sin sello disquero) o Recipients of Death, pronto llegaron actos enormes como los hoy legendarios Death, del fallecido Chuck Shouldiner, Sacred Reich, Sepultura y DRI, entre muchos.

¿Por qué viene todo esto a colación? Porque la existencia de los conciertos de metal en nuestro país surge de muchas batallas, con sus derrotas y victorias que hicieron posible que podamos ver hoy de manera habitual a las vacas sagradas de la historia del metal.

Ahí se encuentra, en primer lugar, el festival Hell and Heaven. ¿Por qué en primer lugar? Porque desde su inicio, en 2010, sus creadores dieron cuenta que los metaleros debían tomar por asalto y no esperar a que otros empresarios, de idiosincrasia musical diferente, decidieran cuándo y a quién traer, con base en un criterio estándar y lejano a la experiencia.

Sí es fundamental la experiencia vivida, el ser mismo, a la hora de definir la actividad que hacemos. Así, por lo menos algunos de quienes realizan dicho festival son músicos y/o audiencia de siempre; son metaleros de los que justamente iban a la Arena López Mateos a ver a las primeras bandas en aquella época de escasez.

Ese hecho es más que simbólico, pues implica una comprensión certera a la hora de concebir un concierto de esa magnitud, de esa manera, la curaduría se hace mejor, esto es que hay una imaginación adecuada en torno a qué bandas, géneros y subgéneros deben estar representados y por ende, que nos van a representar como metaleros.

Es como mirar para adentro, reconocer nuestros deseos y saber que muchos de ellos serán atendidos pues, quienes definen a las bandas que veremos, son muy parecidos a nosotros.

Claro, el absolutismo es necio; nunca un cartel nos va a satisfacer enteramente, solo los ingenuos lo pretenden, ¿por qué? porque ni el Hell ni ningún festival está hechos para nosotros, tan especiales y centro del universo.

Entonces, si entendemos y guardamos un poco el ego, comprenderemos que primero, el o los headliners cumplen las funciones de recuperar la enorme inversión de dinero y permitir la inclusión de otros actos musicales. Qué bueno si uno o más de los headliners nos gustan, pero si no, pues ni modo.

Las recurrentes quejas de "mta, hubieran traído a X en vez de Y" o "mta, nomás me gustan cinco bandas de las 15-20 de un día" son la síntesis de lo anterior: A la hora de juzgar creemos que debe hacerse a partir de lo que solo a nosotros, centro del universo, nos gusta, sin que el ego nos deje ver que el fest no es para nosotros, en lo particular, pero sí en lo general. Así, es fácil entender que si nos gustan 4 o 5 bandas por día está bien, en consideración del cúmulo de gustos diferentes que todos tenemos y además, claro, de la posibilidad real de lo que en un día podremos ver.

E insisto ¿pero por qué el Hell and Heaven en primer lugar? Hay ya afortunadamente muchas opciones como el Knott Fest, que también ha gozado de excelentes carteles, pero, a diferencia del H&H, se trata de un proyecto posterior. No sé si hubiese existido de no ser por el Hell And Heaven. Como los Simpson, el Hell lo hizo primero.

El mercado de consumo metalero es no solo innegable sino masivo, es en esos términos que resulta  casi mainstream, por ello no es difícil inferir que existan hoy por hoy empresarios que organizan eventos de metal luego de que han salivado al ver que es un lucrativo negocio.

La otra gran diferencia es la clara deferencia que el Hell tiene con las bandas nacionales y el Knotfest no, (acaso la ha tenido a regañadientes). El Hell ponderó, desde su primera edición, agrupaciones mexicanas de todos los estilos y trayectorias.

Los organizadores apostaron por permitirse muchas bandas mexicanas ¿por qué? nunca les he preguntado, pero estoy seguro que la respuesta pasa por sus propias experiencias, tiene que ver con el hecho de quiénes son y de que han sufrido y gozado por igual el ser metalero en este país y comprenden la importancia simbólica de la presencia de las bandas nacionales.

El H&H es un logro de muchas personas que creen en algo y han trabajado para conseguirlo, ¿lo mejor?, que al conseguirlo nos brindaron un vehículo de plenitud y felicidad. Al nosotros participar en él, también lo hacemos posible, lo hacemos presente y futuro y por ello, el Hell and Heaven también es nuestro logro.

Es nuestro y de ellos, somos responsables de éxitos y fracasos, somos Hell and Heaven, somos del cielo y del infierno o mejor, como diría Borges: "Que el cielo exista, aunque nuestro lugar sea el infierno".

Twitter: @edsonaleman

Les invito a leer mis textos anteriores aquí.

Aclaración: El contenido mostrado es responsabilidad del autor y refleja su punto de vista.

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