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Cuando ardieron las iglesias

Edson Alemán Real | 11:17
https://cdn2.excelsior.com.mx/media/pictures/2017/08/29/surdelcielo.jpg Edson Alemán Real

El escritor italiano Dante Alighieri sentenció, en el séptimo círculo, de su novela Divina Comedia: "Tercer recinto, los violentos contra dios. Los blasfemos supinos e inmóviles en la arena asaetados por una lluvia de fuego".

Durante 1992, los oscuros cielos de Oslo y otras ciudades de Noruega se iluminaron por llamas que abrasaron por lo menos 10 iglesias cristianas y protestantes, reducidas a cenizas por obra de Varg Vikernes, creador de Burzum y otros músicos y seguidores del black metal, corriente musical que tras los sucesos se convirtió en uno de los géneros del rock más controversiales de la historia.

Noruega era (y es) uno de los países con la calidad de vida más alta: economía fuerte, de libertades garantizadas y un modelo de pacifismo. En ese entorno parecían imposibles, o por lo menos lejanos, los actos cometidos por lo que el mundo luego conoció como la Black Mafia.

Entonces, ¿cuáles fueron los motivos para tales acciones?, el metal negro se ha relacionado originariamente con el satanismo, que tiene un lado francamente infantil, nada cotidiano; sin embargo, posee una importante carga simbólica: La oposición a la Iglesia, o a las iglesias que, en numerosos episodios de la historia, han mostrado ser instituciones represoras.

Creyente de la mitología nórdica, de Odín y Thor (que en nada se parecen a los que Marvel puso en la pantalla grande), Vikernes ha sido activo opositor al cristianismo en rechazo a la eliminación de la cultura vikinga, luego de la evangelización de Escandinavia. Para él era pagar fuego con fuego; las iglesias fueron construidas sobre lugares paganos, como clara muestra de dominación, y debían ser destruidas.

Ahí entonces uno de los orígenes: El sentimiento de regresar a los ideales de la era vikinga y su lucha contra el cristianismo; aunque, irónicamente, fueron cristianos los que contaron los mitos nórdicos. Escandinavia se convirtió al cristianismo durante los siglos X y XI y muchas creencias se perdieron por la dispersión de tribus, los escritores cristianos poseían pocos fragmentos arqueológicos y la memoria local de pobladores para la reconstrucción mitológica.

Además, a principios del siglo XVIII el concepto del vikingo fue idealizado en Escandinavia por circunstancias políticas; en Suecia, por ejemplo, a través de poemas e historias sobre las glorias de los antiguos guerreros se buscó aumentar el fervor nacionalista en la búsqueda de recuperar Finlandia, perdida contra Rusia en 1809.  

Sin importar lo anterior, los nuevos vikingos del black metal abrazaron las exacerbadas glorias de sus antepasados y se dejaron seducir por las virtudes del hombre como guerrero. En esa romántica idea surge otra posible razón del activismo violento: la guerra presente, de latentes invasores extranjeros y la necesidad de pelear contra ellos, ideas también propias de los fascismos, sean de izquierda o derecha. (Si les recuerda a la política de Donald Trump es mera coincidencia).

A finales de los 80, la otra figura del movimiento, OystenEuronymus” Aarseth, guitarrista de Mayhem, echó a andar Helvete, una exitosa tienda de discos de metal extremo, que se convirtió en punto de integración y desarrollo del movimiento; además de seguidores del género, en el establecimiento se reunían (y hasta vivían por temporadas) integrantes de las bandas pioneras, quienes gestaron la Black Mafia.

Vikernes se quejaba que “Euronymus” únicamente quería parecer extremo por medio del discurso de la Black Metal Mafia, pero que distaba mucho de serlo; por ello, decidió enfrentarlo y le pidió unirse a sus acciones. Así, el 23 de agosto de 1992, la capilla de Holmenkollen fue incendiada por Vikernes, Aarseth y Bard “Faust” Eithun, el baterista de Emperor, este último, posteriormente sentenciado a 14 años de prisión por asesinato e incendio premeditado de iglesias.

Pero el músico de Burzum cometió un error, habló con un periodista y le reveló, sin afirmar su participación, que la organización estaba detrás de los ataques a templos. El periodista fue directo a la policía y Vikernes fue arrestado.

Con todo y su ser progresista, Noruega se volcó con gusto al manejo sensacionalista de los medios de comunicación tras la detención. En la prensa escrita y televisiva se habló hasta la saciedad de “El Diablo” y la “secta satánica”, autores de los incendios.

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Tras la sobreexposición mediática del tema surgieron los copycats. Fans del género, en su mayoría adolescentes impresionables, comenzaron una escalada de quema de iglesias en las que además hacían ridículas pintas como Satan was here y dibujaban pentagramas. Al final, entre el 23 de mayo y el 25 de diciembre de 1992, por lo menos 10 iglesias ardieron en varias ciudades de ese país nórdico.

Los investigadores conectaron rápidamente al sospechoso con la tienda Helvete, por lo que los demás músicos consideraron que los hechos habían llegado demasiado lejos. Varg Vikernes comenzaba a ser un problema y, Para Oysten Aarseth, debía morir.

Sin embargo la historia acabó al revés: Vikernes asesinó a Aarseth. Luego de salir bajo fianza, el músico de Burzum se enteró de las amenazas del guitarrista de Mayhem, por lo que fue a confrontarlo a su apartamento en Oslo. Según su versión, Aarseth intentó agredirlo con un cuchillo, Vikernes se lo arrebató y lo mató.

Varg Vikernes fue condenado a 21 años de prisión por ese crimen y la quema de 3 iglesias (fue acusado por un incendio más, pero no fue encontrado culpable). Purgó 16 años y obtuvo la libertad condicional en 2009, vivió en la ciudad de Telemark y se mudó a Francia en 2011.

Esos eventos cumplen ya 25 años y resultan lejanos por el tiempo y la diferencia de culturas, pero, si me permiten la comparación, ¿se imaginan? es como si en México una horda de seguidores de Quetzalcóatl y demás dioses del panteón azteca quemaran la Catedral Metropolitana o la Iglesia de La Conchita, bajo la idea de mantener una guerra contra invasores sucedida hace más de 500 años. El chiste se cuenta solo.

Desde luego, no se trata de ignorar el significado de la Iglesia como institución represora y la necesaria crítica hacia ella. Tampoco de minimizar la rebeldía inherente al black metal y a cualquier género del rock, no obstante, la "protesta" de Vikernes y compañía fue por medio de delitos, punto.

Si en México ocurriera algo similar sería, evidentemente, una locura de fanáticos, pues nuestro contexto de pobreza apunta a otro tipo de manifestaciones debido a las necesidades básicas, abismalmente opuestas a las de los noruegos, por ello, los contenidos y acciones de las bandas de rock y metal en México son claramente otras, (bueno, deberían ser otras, aunque hay de todo; en aquellos años me contaron que un integrante de una banda de black metal mexicana se iba a un cerro en Tlalnepantla a realizar "rituales satánicos". No se rían, es en serio).

Y tal vez ahí podría subyacer otra clave de lo sucedido: La Noruega de envidiable nivel de vida, sin preocupaciones como el hambre, la falta de seguridad, la corrupción y la dependencia económica, que genera y permite a sus habitantes ocupaciones y ocios distintos, seguramente la mayoría apuntados hacia el progreso pero, quizá no en todos los casos. Aquellos eventos no fueron sino la explosiva mezcla entre jóvenes en busca del sentido de pertenencia, radicales, con una errada idea de nacionalismo y un ingrediente clave: tiempo libre.

“Crecí en una sociedad idílica…Todo era básicamente perfecto”, decía Vikernes.

Twitter: @edsonaleman

Aclaración: El contenido mostrado es responsabilidad del autor y refleja su punto de vista.

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