Los últimos serán los primeros
La espectacularidad que está teniendo esta liguilla es una buena demostración para aquellos que, de vez en cuando, todavía osamos en dudar de lo conveniente de este sistema de competencia. La realidad es que los cuartos de final fueron espectaculares. Por más que nos pese a los puristas, el futbol ya no es sólo deporte; se ha convertido en un jugador clave en el mundo del entretenimiento. Esta primera fase cumplió con las expectativas para que los fanáticos vibraran en el estadio y desde sus hogares. Hubo de todo; héroes, villanos, incertidumbre, polémica y buen juego.
Los cruces de semifinales, por antecedentes, muestran dos claros favoritos: América y Rayados. ¿Pero quién se atreve a descartar a Necaxa y a Monarcas? Ése no seré yo.
Necaxa es un equipo que prioriza el orden por sobre la aventura, pero que siempre parece tener claro cuál es su plan, algo que no es un dato menor en los partidos definitorios.
Morelia metabolizó la idea de su entrenador, Pablo Guede, en unas pocas jornadas. El DT argentino dejó de lado lo vertiginoso del estilo bielsista de Torrente para implantar un modelo con mucho más control, a través de posesiones largas, en detrimento de las transiciones rápidas y directas que imponía su antecesor. El plantel se sintió más identificado, tomó confianza y ya se posicionó entre los cuatro mejores.
América tiene la ventaja, además de su buen plantel, de que El Piojo, en su madurez como director técnico, siempre encuentra la manera para que su equipo sea protagonista en los momentos importantes. Es por eso que, torneo tras torneo, nos encontramos, como el reciente domingo, con versiones muy fiables del equipo de Miguel en partidos clave. Sacar adelante la eliminatoria contra Tigres de la manera que lo hicieron no es para cualquiera.
Rayados resucitó y saca chapa de candidato. Así como dudaba de que la metodología de trabajo de Mohamed fuese a funcionar en el Celta, debo reconocer que sus formas parecen estar hechas a imagen y semejanza de la Liga MX. El Turco, además de revitalizar con su discurso al gran plantel del Monterrey, aplicó, en este poco tiempo de gestión, una de la máximas de Menotti; puso el refrigerador en la cocina, la cama en la habitación y la TV en la sala. Ordenó la casa, algo que parece poco, pero que tiene mérito; utiliza a los jugadores en los lugares del campo que mejor desempañan sus virtudes y esconden sus falencias. Los resultados están a la vista. Por suerte falta mucho. ¡A seguir disfrutando!