Copa América vs. Euro

Estos últimos días proliferaron las comparaciones entre el nivel de la Euro y la Copa América.

Sin dudas, la Eurocopa fue más atractiva y mostró equipos con mejor funcionamiento, pero esto no quiere decir que tenga menos mérito para los futbolistas competir en el entorno sudamericano.

Es complicado sacar conclusiones sobre la capacidad de adaptación de los jugadores porque depende de diversos factores (características individuales, entrenador, equipo, etcétera), pero claramente hay muchos más datos de cómo los talentos del cono sur se acoplan a la élite europea que viceversa.

Enfocándonos en los finalistas: ¿pueden jugar los argentinos y brasileños en las de ligas top? Observando que entre los 22 titulares de la final, el único jugando en su país era Gonzalo Montiel, de River Plate, la pregunta se contesta sola. ¿Y los italianos e ingleses en competencias de Conmebol? Sin dudas. Jugadores como Grealish o Verratti también la romperían en entornos más hostiles como pudieran ser el Defensores de Chaco o El Campín de Bogotá: el talento siempre se adapta y encuentra su lugar.

¿Hubo muchas diferencias en el juego? Según publicó Bigdatasports en su último podcast, Chile, que fue la selección que, en promedio, dio mayor cantidad de pases (520) en la Copa América, ocuparía el sexto lugar en la Euro en una lista que encabezan España (721) y Alemania (630).

¿Están más relacionados estos datos con la velocidad de la circulación o con la intención de estos equipos de tener la pelota? Seguramente con ambas, pero entiendo que puede ser una muestra tangible del incremento del ritmo de juego en Europa en los últimos años.

En los 90, cuando Fernando Redondo, en el Tenerife de Valdano, tocaba más de 80 pelotas, había tenido el balón todo el partido. Si jugadores como Toni Kroos pasan hoy alrededor de 100 pelotas por juego, con la velocidad actual, ¿cuántas veces participaría Redondo?

¿Denota un mayor ritmo un mejor juego? Discutible, el valor de la pausa sigue siendo insustituible, pero cada vez queda más de manifiesto que para llegar con opciones a Qatar los sudamericanos deberán buscar soluciones que van mucho más allá de quejarse por el estado de los campos de juego.

La paridad fue otra diferencia. Mientras en América definieron el título las dos selecciones que hoy están un escalón por encima de las demás, a la final en Wembley podrían haber llegado otros 4 o 5 equipos y no hubiese sido sorpresa para nadie.

Esto también tendrá su correspondencia en el Mundial.

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